“A mí me gusta lo popular”, aclara Leandro Calderone, Leo para todos, respecto de su producción. Pero no hace falta: siguiendo esa filosofía escribió los guiones de grandes éxitos televisivos como ‘Casi ángeles’, ‘Aliados’, ‘Los únicos’ y ‘Guapas’, entre otros. Todos queridos por la audiencia. Nada mal para ese chico de Venado Tuerto que soñaba, entre otras cosas, con ser actor.
La crisis de la televisión argentina lo alejó de las tiras diarias, aunque continúa produciendo éxitos como ‘Margarita’, que pronto tendrá segunda temporada. Ahora, la primitiva faceta de actor -se formó con Agustín Alezzo y Julio Chávez, entre otros- volvió al primer plano de su vida profesional a través de su flamante obra, el biodrama ‘Este es mi Shakespeare’ (miércoles a las 20.30 en El Galpón de Guevara). Allí dirige y escribe pero sobre todo actúa como una suerte de maestro de ceremonias. Se muestra entero, sin tapujos, habla de sexualidad, amistad e historias duras. Podría decirse que son setenta y cinco minutos para enterarse de quién es Leandro Calderone. En escena lo acompañan Adriana Ferrer, José Frezzini, Karina Hernández, Ariel Mele, Andrés Passeri y Payuca. Todos verdaderos talentos, que lo ayudan en su idea de combinar grandes obras shakespearianas con retazos de su vida y la de su familia y amigos. Del otro lado del Zoom, a Calderone se lo ve más tranquilo que el día del estreno. Sobre el escenario, al principio, parecía nervioso, pero después y a medida que avanzaba la obra, crecía el aplomo y la densidad de los temas. Como buen escritor, en escena supo ir variando, cambiando los enfoques, y logró entretener como en sus programas de TV.
Por supuesto, resulta imposible hablar con él y soslayar la crisis de la televisión argentina, sin producción propia desde hace bastante (ver recuadro). Sin embargo, ahora, primero, el tema es ‘Este es mi Shakespeare’, su declaración de amor a un autor que él estudió y enseñó pero que también le sirve para ficcionalizar su vida.
EL ESTRENO
-En El Galpón de Guevara, el día del estreno, la platea ardió en saludos, besos, afecto. Todos amigos o conocidos. Al final, se notaba a todos muy conmovidos con la propuesta.
-Eso fue alucinante porque nosotros confiamos en el material, confiamos en lo que pasaba, ya habíamos tenido algunos indicios, pero el estreno nos sorprendió un montón. Nosotros tenemos todo el tiempo estrenos con amigos y no siempre pasa lo mismo, me refiero al entusiasmo.
Calderone aparece en escena muy genuino, bien presente y mostrándose sin tapujos. Eso, básicamente, es lo que el público agradece. Y lo esperable de cualquier intérprete.
-¿Por qué tan poco teatro, tan poca actuación hasta ahora?
-La realidad es que los últimos años estuvieron más en el guion, en el audiovisual, muy absorbido por eso. El teatro siempre era un deseo postergado, y tenía muchas ganas de volver. En un momento se me ocurrió hacer un Shakespeare, que es como un romance de toda mi vida. -¿Siempre estuvo la idea de hacer un biodrama?
-No. Al principio, mi intención era hacer versiones de diferentes obras de Shakespeare, pero lo que empezó a pasar es que lo que me resultaba más interesante a mí y también al equipo, era cuando aparecía lo personal. Entonces, en un momento, en la mitad del proceso, dije “bueno, sí, voy a ir a fondo con esto”.
-¿Qué es lo que más le cuesta contar?
-No es que me cueste. Me conmueve, estoy a flor de piel, me meto, pero no me cuesta. Hay un entrelazado entre realidad y ficción en la obra -obviamente, lo que cuento está mediatizado-, pero son cosas que ya están habladas.
-Las tenía masticadas.
-Claro. Yo también escribo novela -tengo una publicada y ahora estoy trabajando en una segunda en el marco de un taller con Federico Falco-. Y vi que nunca abordé ciertos temas de forma autorreferencial. No fue por nada en especial sino porque era una zona en la que no me metía. Y ahora dije: "yo me tengo que meter acá”. Pero no porque lo necesite personalmente ni para exorcizar nada sino porque tengo algo para decir de esto y creo que lo que tengo para decir puede rebotar en otro y ayudar. Hay ciertas cosas que está bueno que circulen desde lugares como la novela, una serie o el teatro. No hay un intento personal de sanar, eso ya corrió por otros carriles.
-¿Y Shakespeare?
-Pasa que Shakespeare no habla de cosas del pasado o ajenas a la naturaleza humana. Su lenguaje quedó antiguo, pero no el contenido. Entonces, mi intención era eso, traer ese contenido personal armado en un universo shakespeariano; es decir, que lo contenga todo: que esté la comedia más liviana, la tragedia más dura, el poema, y que esté traído hacia un lenguaje más moderno y de teatro independiente. En eso estamos y me siento muy feliz con lo que está saliendo.