Benfica aplastó a Auckland City por 6 a 0 en el marco del segundo partido del Grupo C del Mundial de Clubes, con una decisiva labor de Ángel Di María, autor de dos de los goles portugueses. El partido estuvo demorado durante más de dos horas por tormentas eléctricas en Orlando.
Antes del parate, el equipo lusitano se mostró espeso, terminó por lograr un botín respetable que alienta su futuro en el torneo después del empate ante el Boca Juniors en la jornada anterior y a la espera de la cita en la última fecha contra el Bayern Múnich.
A pesar de las dudas generadas en sus últimos partidos y también en la primera mitad, el Benfica infligió una dura goleada a un rival frágil, de los más débiles de la competición, sonrojado en su puesta en escena por el Bayern Múnich con un 10-0 incontestable. No fue el caso en este duelo de la segunda jornada aunque los seis tantos obtenidos fueron respetables.
Las interrupciones por el tiempo están a la orden del día. Las tormentas severas y las medidas en Estados Unidos para acontecimientos deportivos al aire libre son claras y no hay riesgos que correr. El intermedio duró más de dos horas. Es ya el cuarto partido afectado por esta situación. Y hasta ahora el que más tiempo ha necesitado hasta recuperar la normalidad.
Por eso fueron dos partidos en uno aunque en ambos fue evidente que la ansiedad por la necesidad de goles condicionó al Benfica que se encontró con un rival que nada tuvo que ver con el que fue un muñeco en manos del Bayern días atrás. Al revés, en la primera parte llevó al límite a las Aguilas que tiró 18 veces al arco sin aciertos.
Fue la reivindicación Nathan Garrow, arquero de 20 años del Auckland que acumuló siete atajadas en la primera parte. El habitual suplente, que ocupó el lugar de Tracey Conor, que sufrió diez goles el primer día, respondió con creces a la oportunidad que le concedió el Mundial.
No hubo la tormenta de goles que esperaba el Benfica, que se estrelló contra el meta y que marró el resto de ocasiones que se marcharon fuera, como la que tuvo Muhammed Krem Akturkoglu o la de Vangelis Pavlidis que rozaron el palo antes de que Garrow se luciera con un tiro desde fuera de Nicolás Otamendi.
En plena amenaza de temporal y al borde del descanso encontró el alivio el Benfica en una torpeza de Haris Zeb que trabó dentro del área a Gianluca Prestianni. Un penal claro que transformó Di María, uno de los mejores del conjunto portugués, y que llevó cierto sosiego al representante portugués.
Tras la interrupción metereológica, el encuentro regresó sin el lateral Álvaro Carreras. El jugador pretendido por el Real Madrid apenas tuvo presencia. Se prodigó en ataque pero sin influencia alguna, mientras estuvo en el campo, y en defensa apenas fue cuestionado. Después, el técnico Bruno Lage decidió que abandonara el campo y la segunda parte la jugó Samuel Dahl.
El Auckland, fortalecido antes de la interrupción decayó paulatinamente después. Incapaz de disimular que no pasa de ser un equipo plagado de jugadores aficionados, mostró sus carencias en cuanto acusó el desgaste físico, el calor, la humedad y el ritmo. Casi sin querer, los goles llegaron fruto del permanente dominio encarnado que convirtió el partido en un monólogo desde el principio.
Las aproximaciones del equipo neozelandés fueron escasas, efímeras. Más llevadas por el entusiasmo y la osadía que por el orden y la estrategia.
Ocho minutos tardó el Benfica tras el descanso en lograr el segundo, firmado por Vangelis Pavlidis en una gran acción individual tras recibir un balón de Orkun Kokcu.
El resto de tantos casi llegaron por inercia. El tercero lo anotó Renato Sanches que acababa de salir desde el banquillo. Marcó con un tiro desde el borde del área, raso, pegado al palo, después de un pase de Nicolas Otamendi.
El cuarto y el quinto aparecieron en tres minutos, desde el 77 al 79. Ambos fueron de Leandro Barreiro asistido por Pavlidis, el más destacado del Benfica junto al incombustible Di María. El primero con un centro desde la izquierda. El otro con un pase desde la derecha. El luxemburgués remató ambos a puerta vacía.
Buscó más el Benfica que se topó con Barrow y el travesaño, pero el tiempo de descuento volvió a serle favorable, en la segunda parte, con otro penal. Una entrada descarada, al bulto, de Mario Ilich a Di María que permitió al "Fideo" firmar el segundo en su cuenta y el sexto del Benfica, que alimenta el botín y su primer triunfo en el torneo y que allana su panorama en la competición en esa puja por el segundo puesto del cuarteto en el pulso que mantiene con Boca.