Paterson vive en Paterson, Nueva Jersey. Parece una broma pero es así. Trabaja manejando un colectivo, tiene una pareja iraní, un bulldog de nombre Marvin y el amor de su vida: la poesía. Como a través de una cerradura, el espectador se adentra por una semana en la vida de un hombre sencillo. "¿Con quién juegas?", le pregunta alguien a Paterson. Y él contesta: "Conmigo mismo. Eso es exactamente la película; un juego con uno mismo".
Y la vida es un juego. Y el juego es uno. Ya parado en la tierra, qué le queda por hacer: jugar con uno mismo y, por qué no, con los demás. Así Paterson, con su particular filosofía, con su amor por la poesía y por el hombre, juega con su gente, los que suben a su colectivo, los que se acercan a él, a su novia y hasta al perro Marvin.
él, como el que no puede vivir sin masticar chicles, le gusta ver gemelos y los ve una y otra vez en sus periplos colectiveros y son gemelos tan sugerentes como los que veía Jack Nicholson en "El Resplandor" o los que expuso alguna vez en sus muestras fotográfica Diane Arbus.
Película de encuentros, donde todo puede suceder, donde se cuentan cosas, se reflexiona sobre la nada y donde cualquier cosa empieza y acaba con el fondo de un bar en un barrio tranquilo con la poetica Jarmush, transgresora, inesperada, poética y sutil, algo así como la atmosfera que plasmaba Paul Auster en "Cigarros" o Wayne Wang en "Humos del vecino".
Un filme con el actor ideal, Adam Driver, el mismo de la serie televisiva "Girls".
Calificación: Muy Buena.