El ministro-primer ministro-candidato Sergio Massa, incurrió en un fallido político o psicológico, quien sabe, al explicar su inexplicable acuerdo con el FMI. Reconoció allí la colaboración de La Libertad Avanza en mostrar al Fondo un panorama positivo en el futuro cercano, al tiempo que azotaba a Juntos por el Cambio por haber intentado sabotear ese acuerdo.
Nadie sabrá con certeza el papel que le cupo a cada uno en esta instancia, y tampoco se supone que los opositores consultados le mientan a la entidad de limosna internacional sobre la realidad que ven. Recuérdese que también el alfonsinismo culpó al ministro Cavallo de haberle trasmitido al sistema financiero mundial que “les convenía esperar al gobierno de Menem, que sería mucho más permeable a la negociación que deseaban los acreedores”. Tampoco eso pudo ni podrá probarse nunca.
El Fondo tiene, en sus líneas técnicas, profesionales lo suficientemente capacitados para leer el futuro del país y la viabilidad de sus créditos, y se supone que a un nivel más alto tienen la capacidad política para saber cuáles son los riesgos que se toman al otorgar un crédito a un incumplidor fallido contumaz.
Es de suponer que por una cuestión elemental, el Fondo preguntó a los dos candidatos opositores cuál sería su actitud en caso de ganar las elecciones, y si reconocerían la deuda pasada y la que graciosamente se permite ahora. También sería de suponer que los dos sectores opositores le hicieron saber su voluntad de cumplir los compromisos del país, aun aquellos contraídos de rodillas y a la desesperada, como en este caso.
También sería de suponer que los dos sectores opositores le han participado al FMI de las grandes dificultades que heredarán, y de la casi imposibilidad de salir del atolladero nacional luego de tanto populismo. De lo contrario, estarían mintiendo a una entidad mundial, y a ellos mismos.
Les guste o no a los partidarios de La libertad avanza, Massa lo ha asociado férreamente a su campaña y a su destino, y lo ha designado primer votado en las próximas elecciones, guardando para sí el segundo lugar en los resultados, con lo que prevé una segunda vuelta en la que será el rival de Javier Milei. ¿Tal vez quiso ser simétrico a la declaración de amor de Macri?
La inmediata reacción del Círculo Rojo, encabezado por Cristiano Rattazzi, sin duda símbolo máximo del prebendarismo mussoliniano nacional, bendiciendo un supuesto acuerdo y un gobierno casi conjunto en el que las ponencias del libertario contarían con el soporte legislativo imprescindible, (y también en la calle) luce como algo más que una expresión de deseos del multitasking candidato de Unión por la Patria.
Con esta especie de pacto tácito futuro entre Massa y Milei (sería injusto extender el pacto al pasado sin pruebas) y teniendo en cuenta que el segundo no puede abjurar de sus afirmaciones liberales, aunque no lo sean tanto, cualquier acuerdo de lo que se llama eufemísticamente gobernabilidad implicaría que ha nacido un Massa liberal, una etapa más en la continua y bamboleante evolución ideológica del Gran Sergio, a menos que Milei sorprendiese con otra “conversión”, ahora desde la escuela austríaca a quién sabe qué cosa. Muchos de sus partidarios parecen al menos estar copiando la estrategia descalificatoria del peronismo. Tal vez está naciendo, como se ha dicho aquí, un nuevo liberalismo escuela argentina.
Es de esperar que en las próximas horas el candidato con más chances a la presidencia desmienta tajantemente esa alianza. Justamente casi todos los precandidatos de Juntos por el Cambio fueron destrozados por la opinión pública, (esta columna incluida) por haber basado su accionar futuro en la creencia de que pactando con los autores del desastre se podría arreglar el desastre. Raro que ahora esa misma línea de conducta pueda ser considerada una solución. Esa posición de criticarse a sí mismo y su partido, ponerse el uniforme del enemigo, ser opositor a su fuerza, líder de ella, defensor de la fe y al mismo tiempo verdugo, le sale mejor a Massa, que además de camaleón tiene la virtud de ser un excelente traidor, con lo que Cristina debería prepararse para ser ofrendada a la hoguera si esta anunciada alianza fuera cierta.
En cuanto a Milei, si dejase que este conato de pacto se viralizase no solamente vería afectada su chance electoral, sino que no podría soñar con aplicar ninguna de las ideas algo liberales que promueve, y peor, hundirá al país en su peor momento de toda la historia. No sería la primera vez que el peronismo usa esta trampa. El libertario debe desmentir ya mismo las afirmaciones e insinuaciones de Massa. No lo ayudan. Lo usan.
Con lo cual, además de su triple función ministerial, partidaria y política, como fruto de este arreglo Massa sería su propio opositor. De nuevo, cabe recordar para los jóvenes u olvidadizos que Perón fue al mismo tiempo vicepresidente, ministro de Guerra y subsecretario de Trabajo de la tiranía militar nacida en 1930, para convertirse en enemigo de su propio gobierno (en 7 días) y preso por el mismo (un día) antes de convertirse en líder de los trabajadores y de hacer la misma política de fondo que los dictadores.
Aquí vuelve a tomar cuerpo la teoría de un contubernio entre La Libertad Avanza y los empresarios encuadernados prebendarios, ya que quienes conocen a Eurnekian saben que no necesita asesores ni los escucha, y que no dilapida su dinero si puede administrar el ajeno. Otra razón por la que Milei debe cortar de cuajo este intento, por su bien y el del país.
Sin embargo, el comunicado de Georgieva, una de las tres Gorgonas del wokismo y la incompetencia mundial junto a von der Leyen y Lagarde, (la columna se abstiene de decir quién es Medusa en esa comparación) está muy en línea con la idea de continuidad que plantea el discurso de Massa. En su ucase con que anunció el nuevo pufo, perdón, préstamo, la burócrata socialista da órdenes a este gobierno y también al siguiente, dando por sentado que sus órdenes forman parte del arreglo. Eso sólo puede hacerse con garantías de continuidad.
Porque todo el plan que esboza Cristalina es un plan de “más de lo mismo”. Propone de inmediato hacer un ajuste en los jubilados. “Pero cuidando de los pobres”, dice la papiza. Eso, en buen romance, es hacer lo mismo que ha hecho el kirchnerismo de Massa hasta ahora. Despojar de sus derechos a los jubilados con aportes y regalarle ese monto robado a los jubilados sin aportes, que son la mayor cantidad que cobran los haberes mínimos.
Téngase presente que eso se hará en sólo tres meses y 10 días. Es decir que será brutal. Y luego ordena a un gobierno siguiente a que haga un ajuste “más específico”, que es una frase dicha al voleo y sin ninguna certeza. No muy distinto a todos los ajustes hechos hasta ahora. Porque concebir la baja del gasto pegándole un sablazo a los dos o tres gastos centrales del estado no es un ajuste. Es una muestra de ignorancia e incapacidad de gestión y es necesariamente una injusticia y una futura rebelión.
La política que ama el Círculo Rojo y la casta, un gradualismo que se diluirá y que no pone en riesgo ningún privilegio ni prebenda. Porque antes de echar al primer trabajador, ñoqui o no, habría que cortar todas las estafas que hay en el sistema licitatorio argentino, no importa la jurisdicción, también prohibir las tercerizaciones, el mecanismo más fácil de rapiña inventado por empresarios, profesionales y burócratas para generar retornos fabulosos, anular todos los contratos de todo tipo entre el estado y los prebendarios que tengan irregularidades y procesar penalmente a quienes los han consentido, igual que las estatizaciones y licitaciones que se han hecho todas con un vicio deliberado para perder los juicios y que deben ser revisadas una por una porque son gasto público o estatal que se debe cortar, aunque no le guste a muchos.
Georgieva se expresa como si confiara en que el próximo gobierno será colaborativo, como tan bien describe Massa. Esto obliga a hacer un ajuste al voleo en poco tiempo. ¿Colaborativo será un gobierno que cumpla sus órdenes e intente bajar el gasto de prepo? Ni al propio Milei en su versión de incendiario le conviene eso.
Como para redondear un futuro inviable, Massa ha disparado la discusión de apuro sobre el blanqueo, con el pretexto de que así se evitará la evasión sobre el confiscatorio impuesto a los patrimonios y los ahorros, llamado Bienes Personales con el argumento de que es una exigencia americana para darle información sobre cuentas privadas en EEUU. Omite la duda estadounidense sobre brindar información a un sistema político inestable que la puede usar de cualquier modo. Este impuesto, que AhperoMacri rebajó al 0.25% y prometió eliminar, se usa en Europa, es cierto, pero Europa es socialista y además, se han fijado mínimos no imponibles muchísimo más altos. Se trata del impuesto amado por el Foro de Sāo Paulo, de paso.
El concepto central es que el Estado toma a su cargo la redistribución de la riqueza, concepto que nada tiene de liberal ni tampoco de justo ni de legal en este caso. Para peor, pena la tenencia de dinero en el exterior, porque el peronismo, ahora woke, considera -y ha convencido a muchos de ello que es el dueño de los dólares y los ahorros de la población, lo que se evidencia con los cepos, tipos de cambio ad hoc que cambian cada minuto, retenciones, sobrecargas, y otros trucos.
Entonces no sólo grava con una sobretasa los bienes en el exterior, sino que hace una especie de liquidación por fin de temporada y cobra más barato a los que traigan su dinero al país, y además rebaja la tasa a quienes lo hagan ya mismo, porque cree que así sumará divisas. ¿El FMI está de acuerdo con eso? Milei está de acuerdo con esa confiscación? ¿Bullrich avala semejante idea? ¿Ya salieron los dos opositores a decir que no permitirán eso o que lo derogarán en cuanto puedan? A lo que hay que agregar que intenta hacerlo ahora, anticipadamente y obtener los ingresos del costo del blanqueo con urgencia.
Seriamente, debería también requerirse un encefalograma al que blanquera sus tenencias y además las trajera en este momento de incertidumbre creciente. ¿No deberían los candidatos opositores de ideas liberales tan parecidas, como argumentan Milei y Macri, decir que el impuesto será reducido de nuevo al 0,25%, o hay que temer más kirchnerismo en el futuro? El blanqueo y la reducción a una tasa sensata del impuesto deben ser simultáneos. De lo contrario, ninguna de las dos cosas sirve. Massa se condena casi al riículo en su desesperación.
Como una colaboración especial al fracaso, Máximo Kirchner pelea para conseguir que cualquier privatización de Aerolíneas requiera los dos tercios de los votos de las Cámaras, cuando las mayorías agravadas se deben utilizar para cuestiones institucionales, no para que un gobierno o un subsector de él eternice sus políticas. en contra de la decisión soberana del pueblo, argumento que blanden a todo efecto. Toda idea de un negocio queda por cuenta de la extrema derecha, claro. Tip: se soluciona declarando cielos abiertos y no cubriendo el déficit de la bandera de aerolínes.
El futuro de Argentina es complicado, difícil, arduo, azaroso, sobre todo dudoso y definitivamente largo. Tal vez esa es la mejor definición de Milei con su proyección de 30 años. Requiere mucho coraje, mucha decisión, mucha gestión, mucho conocimiento, mucha seriedad y mucha suerte. Salir del populismo enquistado roza casi el milagro. La única unión posible y aceptable, al menos en los temas centrales, en la fiscalización electoral y en la formación de leyes y en la minuciosa tarea de la baja del gasto, es la de Milei con Patricia Bullrich. Todo otro acuerdo es espurio y sucio. Y diezmará y dispersará a las dos fuerzas opositoras y sus propuestas de cambio.
Si lo que esboza Massa es cierto, se trata de una amenaza casi terminal para el país. Si lo que deja traslucir es sólo una argucia política, con la complicidad de los prebendarios, entonces es una traición y un sabotaje a la esperanza, sin más adjetivos.