POR DANIEL ARTANA *
El tipo de cambio mayorista que publica el Banco Central se depreció casi el 11% desde los $ 1.078,4 del 11 de abril (último día de vigencia del crawling peg) a los $ 1.195,3 de finales de mayo, alejándose del piso de la banda que está alrededor de $ 985.
Hay algunos factores puntuales que pueden haber reducido la disponibilidad de divisas, como la gran cantidad de lluvias durante mayo que habrían postergado algo la liquidación del agro, pero la evolución del mercado de cambios que publica la autoridad monetaria muestra algunos datos preocupantes.
Durante el primer cuatrimestre de 2025 la cuenta corriente cambiaria fue negativa en u$s 4.800 millones como consecuencia de un superávit en bienes de u$s 2.000 millones que fue insuficiente para pagar el déficit de servicios de u$s 4.200 millones (casi todo explicado por el déficit de turismo) y pagos netos de intereses por u$s 2.700 millones.
Con pagos de importaciones normalizados, la eliminación del dólar blend (que sólo operó 15 días de ese cuatrimestre) daría algún espacio adicional, pero la caída en el precio internacional del petróleo no deja lugar para mucho optimismo en las exportaciones de energía, ni parece que sea probable que ceda el déficit de turismo.
Por la cuenta capital se registró un superávit de 12.700 millones como consecuencia de un ingreso neto del FMI y otros organismos multilaterales por u$s 13.900 millones que, junto con financiamiento a empresas privadas por u$s 4.800 millones, permitió financiar con holgura una inversión extranjera negativa en u$s 1.800 millones y ventas de divisas a particulares por u$s 1.500 millones.
Hacia adelante, el financiamiento neto de los organismos multilaterales desaparecerá (incluso se volverá negativo), pero la inversión extranjera debería volver a ser positiva, sobre todo cuando empiecen a materializarse las inversiones al amparo del RIGI.
El financiamiento a empresas privadas podría continuar o incluso ampliarse y habrá que ver qué pasa con los individuos que en abril compraron en pocos días más de u$s 1.800 millones, revirtiendo el comportamiento de los meses previos en los cuales realizaron ventas netas.
Los pagos de importaciones de bienes estarían siendo similares a las nuevas importaciones devengadas, pero éstas han aumentado en alrededor de u$s 1.700 millones por mes respecto de los deprimidos valores de comienzos de 2024, explicados por la recuperación económica, la apreciación del tipo de cambio real y la apertura. La importación de bienes de capital y partes y piezas de esos bienes explica alrededor de la mitad del aumento de importaciones devengadas, y las de vehículos y bienes de consumo alrededor del 30 a 40%.
La acumulación de reservas que prevé el acuerdo con el FMI puede lograrse por medio de compras del BCRA en el mercado de cambios o por endeudamiento de organismos públicos. Con la restricción de comprar sólo en el piso de la banda, que parece estar cada vez más lejos, queda la opción de cumplir vía endeudamiento del Tesoro que reemplace las compras al BCRA para pagar deuda o de la propia autoridad monetaria.
La reciente colocación de un Bonte a 5 años en pesos que se suscribió en dólares es una opción, a la cual se sumaría un nuevo REPO del BCRA (recuérdese que los primeros u$s 1.500 millones de endeudamiento aumentan la meta, es decir cuentan para las reservas los dólares obtenidos por encima de ese nivel de deuda).
Dada la decisión del Tesoro de renovar menos deuda local en pesos por un importe similar al que se logró con los Bontes, ambas operaciones se asemejan a lo que habría resultado de una compra de divisas directa del BCRA en el mercado cambiario con renovación del 100% de la deuda del Tesoro.
El resultado fiscal de abril volvió a mostrar otro mes con superávit primario impulsado por un gasto primario que tuvo una modesta reducción real interanual, luego de aumentar 11% real en el primer trimestre.
Las prestaciones sociales siguen aumentando porque todavía se compara con meses en los cuales no se había concretado la mejora de 8% real en las jubilaciones y pensiones, pero en abril el impacto fue compensado por menores subsidios al sector privado y menores gastos de capital y de otros gastos corrientes.
El objetivo de lograr un superávit primario de 1.6% del PIB en 2025, mejor incluso que el 1.3% acordado con el FMI, parece alcanzable.
La inflación de mayo va a reducirse respecto del 3,2% de abril, pero parece difícil que perfore el 2% mensual. La actividad debería recuperarse algo luego de la fuerte caída de marzo, pero continuarían las asimetrías sectoriales; los datos del IPI de FIEL sugieren que la caída ajustada por estacionalidad habría continuado en el mes de abril.
De todas maneras, la economía, en el promedio del año, tendrá una recuperación importante respecto del deprimido año 2024 y la inflación debería continuar a la baja. Parece difícil pensar que si ocurren sobresaltos cambiarios previos a la elección de medio término de octubre, el BCRA no intervenga para moderarlos, utilizando la posibilidad de vender spot que le da el acuerdo con el FMI ante circunstancias disruptivas o mediante la venta de futuros.
* Economista de FIEL.