Opinión
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“Resacas” de la cocaína y el crac

“…no se trata de trampear, la baraja está mal dada de entrada” (Un protagonista de los “Los jóvenes viejos”, film de los años 60 y que intentaba marcar una nueva época)

Jorge, uno de los tantos apreciados pacientes, debe anotar todo lo que se habla para recordarlo. Se queja que no puede atender. Su memoria falla. No puede ejecutar algo que le lleve un cierto tiempo, pero se distrae. Sus déficits cognitivos son notorios y va de lugar en lugar invadido por una motricidad incontrolada sin saber para qué.

Perdió el norte de su vida. Sus trastornos neurocognitivos son evidentes. Lo que aparecería en los inicios de una demencia en un senil empieza a estar presente en él. Es “un joven-viejo” pero a diferencia de la película furor de la década de los 60 “Los Jóvenes Viejos” del magistral Rodolfo Kuhn, él no es como cualquiera de los personajes de esa obra de arte que buscaban el amor como objetivo y tenían el obstáculo de los viejos que no los dejaban crecer.

Acá no hay amor posible ni los viejos existen (padres ausentes en toda su vida). Solos de soledad absoluta es el “amor” venenoso por la cocaína lo que lo convoca y los viejos no están, siempre estuvieron ausentes. Es un “joven viejo” ya sin ideales y desconectado de la realidad; su sistema cerebral esta desconectado porque quedó “escoriado” después de tanta cocaína y crac. Empezando desde púber con el alcohol. Los trastornos neuro-cognitivos en los consumidores de drogas son evidentes y los talleres que realizamos de ejercicios y recuperación de funciones de memoria, planificación de actividades, secuenciación de la realidad, atención, control inhibitorio de impulsos, alteraciones de la percepción corporal, regulación atencional, etc. así lo demuestran.

El daño cerebral se transforma en daño neuro-cognitivo en donde fallan todas las funciones cerebrales que permiten orientarnos en la vida por ejemplo la atención; si no podemos atender no podemos escuchar ni aprender, ni comprender o sea no avanzamos en la vida. Es la “resaca” de una vida de drogas, siendo aun joven, ya que no superan los 30 años. A esto debemos agregarle que con estos parámetros neuro-cognitivos la abstinencia se transforma en un suplicio ya que no pueden controlar impulsos y los pensamientos intrusivos los invaden para consumir. El trabajo por realizar para su rehabilitación es enorme ya que además debemos trabajar toda una historia de ausencias y falta de límites. Encontrar un proyecto de vida -base ultima de una rehabilitación- va a ser un trabajo arduo.

 

TRASTORNOS NEUROCOGNITIVOS

A). Trastorno por déficit de atención que afecta la capacidad de una persona para mantener la atención, concentrarse en tareas y organizarse. B) Dificultad para mantener la atención sostenida especialmente en tareas prolongadas. C) Desorganización: olvida actividades, pierde objetos, dificultad para planificar. D) Fácil distracción con estímulos irrelevantes o pensamientos internos. E) Desempeño académico irregular: puede parecer inteligente pero ineficiente. F) Procesamiento lento de la información. G) Tendencia a soñar despierto y parece estar en “las nubes”; no puede mantener esfuerzos sostenidos y se distrae fácilmente por estímulos externos olvidando fácilmente las actividades diarias. En suma, hay alteraciones cerebrales con daños en la corteza prefrontal (eje de la humanización) y en los sistemas del placer con pérdida de la motivación o la búsqueda de recompensas inmediatas.

En algunos casos son hijos de madres que expusieron al feto en desarrollo a las drogas, alcohol y tabaco. Pero al seguir investigando este trastorno que lleva a nuestros pacientes a ser “saltimbanquis” que van de un lado al otro sin dirección nos encontramos con muchos traumas infantiles y/o adolescentes. O sea, heridas emocionales en donde el déficit de atención es una respuesta adaptativa al trauma. Vivieron trastornos hostiles o estresantes desde la infancia y la falta de atención parece ser una desconexión emocional ante un stress crónico o falta de vínculos seguros para protegerse del dolor y el patrón de fuga atencional se transforma en un estilo salvador.

Esto implica de parte de los terapeutas un ejercicio de empatía muy grande porque no han tenido vínculos en donde el otro latiera con él. El problema es cómo lograr la misma vibración emocional; estar en la misma frecuencia de onda del otro. Escucharlo y que se sienta escuchado, poder ponerse en el lugar del otro sin ser el otro y tener la capacidad de devolver un sentido a lo que le está pasando. Una comprensión que lo movilice.

Para el psicoanálisis la atención débil quedo atrapada por el mundo pulsional ávido de nuevas sensaciones y en D. Winnicot no hubo en la infancia un entorno facilitador y entonces el niño se refugia en un “falso self” y no puede investir el mundo externo de una manera segura.

Además, observamos trastornos por déficit de atención con hiperkinesia:

A) Es inatención con hiperactividad, impulsividad (inquietud psicomotora, habla excesiva, dificultad para esperar). Da la sensación de tener un “motor encendido permanentemente” con cambios frecuentes de actividad, baja tolerancia a la frustración y accidentes frecuentes. B) Desde el punto de vista neuropsicológico: alteraciones de las funciones ejecutivas, planificación, inhibición, regulación emocional; disfunción en los círculos fronto estríateles (corteza prefrontal, ganglios basales); déficit en la regulación dopaminérgica y noradrenérgica. C) Para Gabor Mate (especialista en adicciones de origen húngaro que enseña en Vancouver) es una respuesta al entorno emocional del niño; huida interna frente al dolor emocional, falta de presencia parental y la desconexión vincular que favorecen este estado de hiper excitación. El entorno no es lo suficientemente seguro. Necesita vínculos seguros y escucha profunda, más allá de la medicación. D) El psicoanálisis lo piensa como un “acting out” en donde el cuerpo habla lo que el lenguaje no puede decir; un intento de descarga pulsional sin mediación simbólica; actúa en lugar de hablar

 

LOS “JOVENES VIEJOS” DE HOY

Como vemos el consumo nos plantea dilemas varios: daños cerebrales, traumas y heridas emocionales, desfamiliarización crecientes de la sociedad, y un trabajo lento en los centros de rehabilitación de humanización y de recreación de las ganas de vivir. A esto debemos agregar los ambientes perversos que rodean la vida del consumidor con oferta indiscriminada de sustancias y con fallas evidentes en la Ley de las ciudades.