Opinión
El rincón del historiador

Ramón J. Cárcano: el resurgir de un pueblo rural

El turismo rural y otra serie de manifestaciones, han hecho resurgir en los últimos años a distintos pueblos rurales. Ramón J. Cárcano es una pequeña localidad del Ferrocarril Mitre, ubicada en la provincia de Córdoba, después de Ballesteros a mitad del camino a Villa María, que surgió alrededor de la fracción de campo que en 1886 había adquirido a la Compañía de Tierras del Ferrocarril Central Argentino.

El doctor Ramón J. Cárcano vivió 86 años, una vida dedicada al estudio y a la vida pública, un servidor del país; muy joven había sido Director de Correos durante el gobierno de Juárez Celman, fue don Ramón quien proyectó el magnífico edificio del Correo Central que se inauguró cuatro décadas después; hombre de confianza del presidente veía en él a un candidato a sucederlo más cayó en el 90 y con él, el joven Cárcano que se retiró de la vida pública. Consagró dos décadas a la vida familiar, al estudio, los viajes y la administración de su establecimiento en Córdoba; en la compañía de su mujer Ana Juliana Sáenz de Zumarán, y de sus hijos Miguel Ángel, Ana y María Carolina.

Con 44 años murió Anita como la llamaba el 11 de enero de 1910 y a la que dedicó una remembranza que emociona en su autobiografía titulada Mis primeros ochenta años. Sólo después de esta pérdida volvió a la política activa como diputado, aunque desde tiempos antes había adherido a la candidatura de Roque Sáenz Peña, a través de la prensa cordobesa. De acuerdo con el nuevo presidente viajó a Río de Janeiro y recompuso el distanciamiento con Brasil, que había llegado al extremo de no enviar representantes a las fiestas del Centenario.

Gobernador de Córdoba de 1913 a 1916 y de 1925 a 1928 desarrolló una obra que con justicia que le valió el calificativo de El hacedor. Miembro desde 1901 de la Junta de Historia y Numismática Americana (hoy Academia Nacional de la Historia) la había presidido desde 1919 a 1923 y ejercía ese cargo al momento de llegar a la presidencia del Consejo Nacional de Educación.

No era un improvisado en esta materia, en la clausura de un ciclo lectivo durante su gobernación afirmó: “Nunca serán sobrados los fondos destinados a la instrucción, y Córdoba nunca pensará que se le han consignado esfuerzos bastantes, mientras en la provincia quede un niño sin escuela”.

A Cárcano no le eran ajenos los temas educativos, en 1901 ya lo preocupaban y en la Biblioteca Pública de la Universidad de Córdoba había abordado “La reforma de la enseñanza secundaria” en una conferencia que poco después la Imprenta y editora F. Domenici de esa ciudad daba a conocer en un folleto de 29 páginas. A ello podemos agregar su experiencia en la enseñanza con salida laboral, en 1907 cuando presentó el proyecto de la ley orgánica sobre “La Enseñanza Agrícola Nacional” al ministro de Agricultura, Ezequiel Ramos Mejía.

Embajador en Brasil desde 1933 hasta 1938, presidente de la Caja Nacional de Previsión Social; miembro de las Academias de Letras y de Agronomía y Veterinaria, había sido el decano de esta última facultad en la Universidad de Buenos Aires de 1921 a 1924; falleció en Buenos Aires el 2 de junio de 1946 y sus restos fueron trasladados a Córdoba, a la población levantada junto a la estancia familiar y descansan en la capilla Santa Ana, donde también descansan los de su mujer Ana Zumarán, su hijo Miguel Ángel y su nieta Stella, admirablemente lúcida cuya vida se apagó en su establecimiento rural en la Navidad de 2017 a los 102 años.

PUEBLO VIVO

Don Ramón se preocupó, como sus descendientes, en mantener al pueblo con todas las necesidades propias de la vida cotidiana. En lo que hace a la educación una de sus grandes preocupaciones, la escuela local lleva el nombre de su mujer fallecida en 1910, fundada por el matrimonio en 1894, ella daba clases a los hijos del personal y en 1911 fue oficializada; el templo cuya fiesta patronal se celebra en marzo, el club local que tuvo su club de fútbol y hasta un curioso título La Liga contra el aburrimiento. El cierre de la estación ferroviaria fue uno de los factores gravitantes para el despoblamiento de algunas localidades del interior, a lo que no fue ajena la localidad de Ramón J. Cárcano.

La bisnieta Anne Marie Ward Cárcano con espíritu emprendedor ha tomado la hacer renacer el pueblo y lo logró con una gran fiesta comunitaria el domingo pasado, después de celebrarse una misa en la iglesia local, hubo un desfile de escolares, centros tradicionalistas y, como no podía faltar. música y buena comida.

La idea es replicarla anualmente, la promotora decía: “Veíamos que el pueblo estaba decayendo desde el cierre de la estación. No podía permitir que se perdiera. Organizamos esta fiesta para reunir a la comunidad y a todos los que quieren a Cárcano. Queremos que Cárcano crezca y sea un lugar hermoso para vivir”.

Alguna vez sugerimos que la estación del ferrocarril como en algunas localidades del interior deberá convertirse en el Museo y la Biblioteca local. El año próximo se cumplen el 2 de junio los ochenta años de la muerte del fundador y será esa fecha redonda motivo para organizar varios homenajes y actos recordatorios.

La ciudad resplandecía el pasado domingo, el clima acompañó la celebración con un magnífico sol, que parecía anunciar el nuevo tiempo que se espera en Ramón J. Cárcano. Como dijera su fundador: “Vamos a visitar el campo. Es el mejor templo para mirar el cielo”.

Fotos: Daniel Albornoz.