Libros

Prueba para lectores atentos

Memorias de un semidiós

Por Héctor Libertella

Blatt & Ríos. 128 páginas

 

El sello Blatt & Ríos ha vuelto a poner en circulación Memorias de un semidiós, una curiosa y nada complaciente novela de Héctor Libertella (1945-2006) que el narrador, editor y ensayista nacido en Bahía Blanca había dado a la imprenta en 1998.

Leído hoy el libro sigue resultando exigente si bien, como apunta la presentación de Malena Rey, en su tiempo fue considerada entre las obras más accesibles de un escritor catalogado de “hermético”.

Buena parte de la dificultad deriva de la ruptura en la cronología que opera la narración en primera persona del protagonista, Héctor Cudemo, suerte de alter ego del autor. El tiempo de su relato no es lineal; hay saltos, cortes, contradicciones, avances y retrocesos, motivados en parte por la habilidad de Cudemo para “prever” el futuro, habilidad que, dicho sea de paso, sería propia de todo narrador.

El personaje va contando su vida, una vida ya concluida, con un tono entre mítico y paródico. En algunos casos su narración es franca y directa; en otros, se decanta por la elipsis y la alusión, para no expresar lo que de a poco empieza a quedar claro: nació en una familia de delincuentes y también él lo ha sido dentro del rubro de la noche, la droga y la trata de personas.

Por el camino hay viajes en tren y en auto por el interior de la provincia de Buenos Aires, y estadas en Mar del Plata, Nueva York y Salem, Massachusetts. Cudemo presenta a su esposa judía y prostituta, Nafka, “con sus labios carmesí y sus largas piernas cruzadas que me crearon una oblicua”; al polaco Karol Laszlas; al israelita Libert Galanter, vinculado a la “Organización” (la siniestra red de prostitución Zwi Migdal), y al turco Chabán, otro personaje turbio cuyo apellido coincide con el gestor -en la vida real- de los locales Cemento y Cromañón.

Hacia el final de la lectura asoma la perplejidad, no exenta de un leve gesto de humor. ¿Qué se propuso contar Libertella? ¿Fue todo una breve tomadura de pelo, o debería aceptarse la mirada en clave y el rastreo de significados ocultos detrás de la acumulación de símbolos, ironías y disparates?

Más generosa, Rey apunta otra posibilidad en el prólogo. “En un presente dominado por la literalidad y la pérdida de terreno de la imaginación -señala-, Libertella apostó por la novela como un artefacto sofisticado capaz de volver al mundo más interesante...Su obra desconfía de la profesionalización de la escritura, rehúye de la complacencia del mercado y se inclina hacia la experimentación, la reescritura, la reflexión sobre el lenguaje y el futuro de la lectura”.