Las organizaciones viven una transformación acelerada: automatizan tareas, optimizan procesos y se apoyan en la IA generativa para aumentar su productividad. La eficiencia crece, pero al mismo tiempo aparece un fenómeno que pocas métricas reflejan: equipos exhaustos, vínculos tensos y un desgaste emocional que impacta directamente en los resultados.
Los datos lo confirman. SAP Argentina registró que más del 93 % de las empresas prioriza el crecimiento del negocio y casi el 99 % busca simplificar tareas. El 45 % ya incorporó IA para automatizar procesos. Pero el Observatorio de la Universidad Siglo 21 mostró que un 32 % de la población ocupada estaba tan agotada que no podía sostener otras actividades. Y en 2025, Bumeran reveló que el 92 % de los trabajadores se siente “quemado”.
Este contraste —avance tecnológico y retroceso en bienestar— plantea un riesgo estratégico: menor compromiso, más rotación y una caída progresiva de la iniciativa. Podríamos interpretar que la automatización multiplica la capacidad de hacer, pero no garantiza el sostén emocional que habilita la innovación y la adaptabilidad.
¿Cómo liderar, entonces, sin perder competitividad ni quemar talento? Cuatro herramientas resultan clave:
1. Conversar el propósito del cambio. Es fundamental clarificar para qué automatiza la organización. Cuando el sentido se limita a reducir costos, el equipo se siente amenazado. Cuando se amplía hacia posibilidades, desarrollo y nuevas competencias, aparece el compromiso.
2. Rediseñar roles y trayectorias. Si la IA asume tareas, es necesario explicitar qué capacidades humanas se revalorizan: pensamiento crítico, creatividad, conexión, criterio. Esto sostiene claridad y motivación.
3. Crear seguridad psicológic. Ningún proceso de transformación funciona sin confianza. Feedback frecuente, espacios de escucha, entrenamiento y claridad en decisiones permiten que las personas transiten el cambio sin quedarse atrás.
4. Medir más allá de los indicadores operativo. Compromiso, pertenencia, intención de permanencia y calidad conversacional son métricas esenciales para sostener resultados en el tiempo.
Yamila Martorell, psicóloga, master coach, especialista en Transformación Organizacional y vicepresidenta de la Asociación Argentina de Coaching Ontológico Profesional (AACOP) afirma al respecto: "Por eso, cada vez más organizaciones recurren al Coaching Ontológico, que aporta un enfoque distintivo para transitar la complejidad actual.Esta disciplina crea espacios de conversación donde las personas pueden detenerse, observarse y redefinir quiénes quieren ser ante la velocidad del cambio. Trabaja sobre tres dimensiones centrales —la emocionalidad, el lenguaje y la corporalidad— y sobre la manera que interpretamos la realidad que condicionan nuestra acción y nuestra capacidad de coordinar con otros. Al hacerlo, fortalece la claridad, la responsabilidad personal y la efectividad colectiva, habilitando transformaciones que no dependen solo de procesos o tecnología, sino de la manera en que las personas se relacionan, deciden y actúan".
La revolución tecnológica abre oportunidades reales. Pero la pregunta estratégica no es cuánto produce la máquina, sino cómo la empresa sostiene la red humana que hace posible esa producción. En un contexto donde la presión por resultados convive con un agotamiento generalizado, las organizaciones que integren tecnología y confianza construirán la ventaja competitiva más sólida de los próximos años.