Política

Presupuesto: el peronismo y la izquierda, afuera de los primeros diálogos del Gobierno con la oposición

El “Cuadrado de Zinc”, como empezó a denominarse al grupo operativo del Gobierno que llevará el diálogo con la oposición en el marco del debate del Presupuesto 2026, tuvo hoy su bautismo de fuego con una reunión con los sectores “dialoguistas” y dejó intencionalmente afuera a Unión por la Patria (UxP) y al Frente de Izquierda.

En la Casa Rosada consideran que es imposible arribar a ningún tipo de entendimiento con estas fuerzas políticas y que por el contrario, si se les da juego harán todo lo que esté al alcance por lastimar los consensos.

Por esa razón, el Poder Ejecutivo busca aislar al kirchnerismo y alejar la influencia que ese espacio, comandado por Germán Martínez en la Cámara de Diputados, podría ejercer sobre los sectores de la oposición dialoguista que en muchos temas operó en contra del Gobierno.

Empoderado por su rol como nexo con la diplomacia norteamericana, a Santiago Caputo le dieron pista en Diputados para negociar a la par del presidente de la Cámara baja, Martín Menem.

“El Cuadrado de Zinc” se completa con el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, y el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, otro funcionario que siempre revolotea los pasillos del Congreso en cada discusión fiscal y económica trascendente para Balcarce 50.

El diputado nacional del Frente de Izquierda Christian ‘Chipi’ Castillo dijo que se enteró por los medios de esta reunión de aproximación de los representantes del Gobierno con la oposición dialoguista.

Tampoco fue invitado el peronismo, pese a que ostenta el bloque más numeroso con 98 integrantes y una composición heterogénea.

“Nuestro ámbito para debatir el proyecto de Ley de Presupuesto para el 2026 es la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados. No vamos a convalidar ninguna mesa paralela. El Presupuesto se discute a la luz del día en la Comisión de Presupuesto”, se apuró en explicar Martínez, al aclarar que, de haber mediado invitación, tampoco habría acudido al llamado.

En el 2024, el juego de ocultismo y oscurantismo del oficialismo llevó a que las primeras reuniones por la Ley Bases se produjeran en hoteles cercanos al Congreso, ámbitos ajenos a la representación formal y mucho más porosos a la influencia de intereses corporativos.

La memoria reciente de esa experiencia fallida, que terminó en el estrepitoso fracaso de la primera versión de la Ley Bases, pone a UxP en una postura defensiva y de profunda desconfianza.

Algunos exponentes de Encuentro Federal y Democracia para Siempre como Nicolás Massot y Pablo Juliano,  respectivamente, salieron de la reunión con marcado escepticismo, un estado de ánimo no demasiado diferente al que podría haber transmitido un Germán Martínez.

Sin embargo, la presencia de esos sectores en la reunión refleja la aspiración del Gobierno de reconstruir el tejido de gobernabilidad del que gozó en la primera parte de la gestión, antes de que estallaran los escándalos de corrupción y la oposición se uniera para sacar adelante leyes que para el oficialismo rompen el equilibrio fiscal, como las emergencias en Discapacidad, Salud Pediátrica y financiamiento universitario.

Un anticipo de esta apuesta para recomponer el vínculo con los socios del pasado fue el encuentro sin aviso previo entre el lobbysta Barry Bennett, asesor de Donald Trump, con Miguel Pichetto (Encuentro Federal), Rodrigo de Loredo (UCR) y Cristian Ritondo (PRO).

Este encuentro fue gestionado por Santiago Caputo, que sigue sumando puntos y vuelve a tener la centralidad que había perdido en los últimos meses a raíz de las internas.

A punto total creció la influencia del “Mago del Kremlin” que suena fuerte para ocupar un rol formal en el Gobierno cuando Milei confirme su intención de renovar su Gabinete tras las elecciones de medio término.

Si fuera así, le estaría dando la derecha al reclamo del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, cuando, palabras más, palabras menos, lo acusó de esconderse cobardemente detrás de su cargo de monotributista sin firma para no tomar riesgos y quedar libre de cualquier consecuencia futura por sus actos.

Al margen de los altibajos en las cotizaciones de las figuras del Gobierno, resulta bastante insólito que tenga que venir el lobby de Trump a reconstruir la gobernabilidad que el presidente Milei no puede gestionar por sí mismo.

Esta intervención norteamericana delata también una permisividad mayúscula del Poder ejecutivo al injerencismo obsceno de una nación extranjera en los asuntos internos del país.

Al Presidente le preocupan en estos momentos mucho menos las cuestiones atinentes a la soberanía como sí lo obsesiona la aritmética necesaria para aprobar el Presupuesto (una exigencia que ahora sí le hacen llegar los agentes más poderosos del mercado y los acreedores internacionales) y encarar desde diciembre las prometidas reformas laboral y tributaria.

Para cumplir con esos objetivos, necesitará volver a tener de su lado a los Pichetto de la vida, al radicalismo, a la Coalición Cívica, a los ex libertarios del MID y Coherencia y al elenco todavía impreciso de Provincias Unidas.

Como corolario de las elecciones del próximo domingo, La Libertad Avanza (LLA) podría tener en pie desde diciembre una tropa pura de 70 diputados nacionales y un bloque de oficialismo ‘blue’ (PRO) que le aporte 20 aliados.

Pero se necesitará más poder de fuego para aprobar esas reformas estructurales que tanto ambiciona Milei: ahí es donde entra en juego la habilidad del “Cuadrado de Zinc” para cooptar gobernadores en un diálogo a varias puntas y con pronóstico aún reservado.