Espectáculos
El maestro Solomonishvili dirigió la Filarmónica de Buenos Aires

Otra noche de ovación en el Colón

 


Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Programa Gustav Mahler: Sinfonía Nº9 en re menor: Dirección: Kakhi Solomonishvili. En el ciclo de la OFBA, del Teatro Colón, el sábado 30 de agosto.


Sin duda la presencia de la obra de Gustav Mahler (1860-1911) sigue acentuando su vigencia en esta temporada por varios conciertos que se incluyeron. Pero fue absolutamente atrapante el hecho de homenajearlo otra vez, con la presencia de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires conducida por el maestro georgiano de treinta y cinco años, Kakhi Solomonishvili, que ya nos vitara anteriormente, con la novena sinfonía compuesta por el músico.

Porque también Mahler estaba trabajando en una décima sinfonía, de la cual solo quedó el primer movimiento, un ‘scherzo’ y un ‘adagio’. Ahora bien, el compositor bohemio que había reinado primero como director de una época de oro de la Staatsoper de Viena y luego con su serie de sinfonías bien conocidas y aplaudidas, no pudo cumplir su deseo.

Pero hay algo más en su obsesión y trabajo en la vida que comulga con su personalidad. Tuvo siempre una obsesión por el sentido de la vida, y esta Novena Sinfonía en re menor de 1910 logra plasmar una obra estructurada en cuatro movimientos de unos ochenta minutos de duración, en la que trabajo varios años pero que se afirma nunca la escuchó y el estreno se realizó al año siguiente de su muerte con la dirección del famoso Bruno Walter, que lo admiraba, en 1912 en Munich.

VERSION DE CALIDAD

De modo que un orgánico numeroso la hace desarrollar en cuatro movimientos, en el llamado ‘andante comodo’ primero, el ‘tempo de landler’ el ‘rondó burlesque’ y el ‘adagio’ emotivo final, una suerte de despedida como su obra ‘El canto de la tierra’ consistente en seis lieder interpretada por un tenor y una contralto que el propio Bruno Walter presentó en noviembre del mismo año de la muerte del compositor, 1911.

No cabe duda la de la calidad de la versión que escuchamos por la Filarmonica de Buenos Aires en su ciclo de abono de este año a cargo del maestro georgiano antes citado, fue bien trabajada y lucida por parte del grandioso orgánico que emplea, demostrando los buenos recursos del maestro invitado, quien se desempeña actualmente además de la Orquesta Filarmónica de Georgia, como director desde el año pasado de la de Eslovenia y que fue planteando los cuatro tiempos de la obra con precisión y ajuste sonoro.

Pero lo notable del concierto que comentamos fue su ‘Adagio’ final, donde Mahler se explaya como una despedida, bien manejada por el director georgiano. Donde el efecto lumínico del escenario se fue apagando, como un símil de esos últimos compases con la muerte cercana del propio compositor, que en la caja acústica del escenario donde se instala la orquesta fueron disminuyendo las luces al tiempo que los compases que exaltan los violines muy propiamente, queda el pálpito de que se van aproximando sus días finales .

El público estalló entonces en una prolongada ovación luego de la extensa duración y concentración que exige la obra. Otro logrado aporte de la Filarmónica en su temporada de este año.

Calificación: Muy bueno