‘Matate, amor’ (‘Die, my love’, Estados Unidos, 2025) Dirección y guion: Lynne Ramsay. Basada en la novela de Ariana Harcwicz. Fotografía: Seamus McGarvey. Edición:Toni Froschhammer. Actores: Jennifer Lawrence, Robert Pattinson, Lakeith Stanfield, Nick Nolte. Duración: 118 minutos. Clasificación: apta para mayores de 16 años.
Tras su estreno mundial en la Competencia Oficial de Cannes este año, llega a las salas la transposición cinematográfica de la primera novela de la escritora argentina Ariana Harcwicz, radicada en Francia, cuya versión teatral dirigida por Marilú Marini y protagonizada por Erica Rivas pudo verse hace un tiempo en Dumont 4040.
La película, bajo la dirección y coescrita por la realizadora de ‘Tenemos que hablar de Kevin’ y ‘Nunca estarás a salvo’, construye una historia que se posa sobre los hombros de su protagonista, Grace (Jennifer Lawrence), una mujer que queda embarazada de su pareja, Jackson (Robert Pattinson), luego de su mudanza a una casa venida a menos en un paraje rural de Montana, Estados Unidos.
En los primeros minutos, la pareja de apasionados jóvenes llega al lugar, prácticamente inhabitable: se trata de un plano fijo en el cual se enfoca la puerta de ingreso por la cual Grace y Jackson acceden a lo que tendría que ser su hogar, que luego se convierte en prisión, testigo de lo que vive la pareja poco tiempo después tras el nacimiento de su hijo.
ANGUSTIANTE
Decir que ‘Matate, amor’ es un retrato profundo y por momentos angustiante de la depresión posparto que padece la protagonista sería simplificar temáticamente una historia, que atraviesa distintas aristas, entre ellas ciertas cuestiones vinculadas al amor (y su correspondencia), el abandono infantil, el sentimiento de maternidad, los estereotipos de ese rol, el interés por el sexo (acá Ramsay pone particularmente el foco, con varias escenas alrededor del deseo y lo carnal). A medida que el tiempo pasa Grace se hunde en sus propios miedos, aprisionada en una rutina desoladora, en la cual comienza a ver y pensar cosas que solo existen en su mente.
Ramsay hilvana con inteligencia los climas de tensión e incomodidad, con algunos otros en los que cierta paz parece inundar la cabeza de la protagonista.
De los personajes secundarios, el rol que interpreta Sissy Spacek, madre de Jackson, representa la mirada madura de una mujer que ha sufrido y que puede por momentos empatizar con su nuera, incluso cuando entenderla implique el sufrimiento de su propio hijo.
Los exteriores de ‘Matate, amor’, los caminos de tierra, el campo polvoriento, las rutas desoladas enmarcan ese sentimiento de vacío, de quietud insoportable, de estancamiento que atraviesa Grace y que resuena en quienes la rodean. El diseño de sonido complementa también ese estar ahí denso y desesperante.
Párrafo aparte para Jennifer Lawrence, también productora del filme. Su actuación ha recibido elogios de la crítica y colegas, y sin duda es uno de los mejores papeles de su carrera. Podría pensarse que Ramsay se regodea con su protagonista en más de una escena en la que el concepto que se desea contar está más que entendido, pero eso no le quita valor al trabajo de Lawrence. Su interpretación recorre los matices y altibajos que vive Grace, desde lo facial, con primeros planos muy potentes, y otros en los cuales lo corporal representa el cuerpo en sus distintas y posibles dimensiones: sufriente, deseante, erótico, decidido, vigoroso, frágil. Acompañada por Robert Pattinson en una notable actuación, ‘Matate, amor’ tiene gran peso, en buena medida, gracias a sus interpretaciones actorales.
‘Matate, amor’ es un estreno que los amantes de la literatura no dejarán pasar de largo, ni tampoco quienes sigan las carreras de sus reconocidos protagonistas. La transposición propone un viaje oscuro con un sello personal de la directora que no dejará indiferente a la audiencia.
Calificación: Muy buena