Libros

Obra pertinente sobre una disciplina cuestionada

 

Psicoanálisis y ciencias humanas

Por Louis Althusser

Ediciones Godot. 105 páginas

 

Louis Althusser, figura clave de la filosofía del siglo XX, gran influencia para pensadores actuales como Judith Butler, Étienne Balibar y Alain Badiou, polémico, marxista, estructuralista. Tantas veces citado, tantas malinterpretado, realizó las dos conferencias que constituyen el volumen Psicoanálisis y ciencias humanas durante un seminario en la Escuela Normal Superior de París durante el año universitario 1963-1964.

Althusser hizo estas ponencias poco tiempo antes de que aparecieran sus célebres ensayos por los que fue conocido por el gran público francés: Pour Marx y Lire le Capital (Maspero, París, 1965), que lo situaron entre la élite intelectual de su tiempo.

El libro suena pertinente y actual ya que su objeto, la disciplina psicoanalítica, eternamente cuestionada, vive cada vez mayores embates. Su discutido estatuto de ciencia y su relación con la Psicología y las otras ciencias sociales son cuestiones que no perdieron ninguna vigencia, aunque se hayan debatido incansablemente en el último siglo.

En sus exposiciones Althusser caracteriza los desafíos que el Psicoanálisis experimenta desde otros campos como la Antropología y la Sociología.

Pero, sobre todo, se centra en destacar el pensamiento de Lacan, habla de la importancia de su aparición como continuador de Freud y detalla cómo logró hacer el trabajo de tomar conceptos de otras disciplinas y apropiarlos para el Psicoanálisis.

También utiliza las conferencias para polemizar -por ejemplo con Anna Freud y sus posiciones rígidas- y alertar por lo que Lacan llama “psicoanálisis estadounidense, que busca la adaptación al medio social, exactamente lo contrario de lo que busca el Psicoanálisis”.

Sucede que esta disciplina -nos advierte el autor en la segunda conferencia- representa una ruptura. Y como tal hará que las mentes que buscan consolidar y mantener cierto statu quo enseguida muestren sus dientes. Ahí está Althusser ejerciendo su bella defensa.