Sugerencias del Chef

Moretti, los hermanos detrás del gin

Bruno y Franco crearon la primera microdestilería porteña que lleva su apellido, donde nació ‘Buenos Aires Gin’. Hablaron con La Prensa y revelaron los secretos de esta bebida artesanal.

Bruno y Franco Moretti nada sabían de destilados artesanales cuando decidieron darle vida a lo que finalmente sería uno de los mejores gins hechos en el país. Estos hermanos, nacidos y criados en Cipolletti (Río Negro), sólo contaban con las ganas de hacer algo juntos y con la afición por las buenas bebidas. Así, casi tres años después de esa incipiente idea, hoy son los creadores de la primera microdestilería porteña que lleva su apellido, donde nació ‘Buenos Aires Gin’.

Fue en 2016 que los Moretti se decidieron, alquilaron un PH en mal estado en Las Cañitas, lo reciclaron, lo acondicionaron, compraron un pequeño alambique en Internet y comenzaron con la magia. Uno ingeniero, el otro doctor en biología molecular. Bruno y Franco contaron a La Prensa cómo surgió la idea y el nombre, por qué descartaron enseguida hacer cerveza y la manera en que sus profesiones los ayudaron en la parte metodológica que implicó la formulación de la receta, que lejos estuvo de una ‘prueba y error'.

La popularidad de esta bebida, originaria de Holanda y muy amada en Inglaterra, es indiscutible hoy en día en gran parte del mundo y la Argentina no es la excepción. ‘‘Está creciendo mucho acá y a nosotros nos encanta’’, confirma Bruno.

En el país el éxito es tal que no existe barra de bar que no cuente con un irresistible Gin tonic en su carta. Esto deriva en que las exigencias de calidad sean muy elevadas, primando las marcas premium. Justamente es en este sector donde los Moretti salieron a competir, realizando una receta que cuenta con 13 botánicos, que atraviesa cuatro destilaciones y que tiene 45% de graduación alcohólica. En la actualidad, es uno de los pocos destilados artesanales y nacionales que nada tiene que envidiarle a las grandes marcas que hablan otro idioma.

‘‘El tipo de alcohol que le gusta consumir a la gente está muy marcado según la parte del mundo. A los argentinos no nos gustan los alcoholes muy filosos ni con graduaciones altísimas. En Estados Unidos y Europa del norte les encanta sentir el alcohol en boca, en el primero optan por uno un poquito menos refinado. En la zona sur de Europa, eligen una versión más rebajada. Acá, si bien seguimos un poco la tendencia europea, no somos de las bebidas tan fuertes ni de consumirlas con tanta frecuencia. Entonces, le dimos a nuestro gin un perfil que tuviera que ver con nosotros y con la cultura argentina. Así, nos terminó saliendo un alcohol que proviene del maíz -cereal que abunda- que es más dulzón y menos picante que el de fruta’’, explica Bruno sobre su bebida, que puede conseguirse en vinotecas o en Internet (la botella de 750 ml cuesta $980).

Sobre el origen del nombre, Bruno revela: ‘‘El Dry Gin está desde hace muchísimos años y comenzó con la marca Beefeater, es un poco la que definió lo que es la bebida. En su botella se lee en letras grandes London. Nosotros nos preguntamos, ¿lo nuestro es un London Dry Gin? y la respuesta fue no. No estamos en Londres y no tiene la astringencia de esa bebida, es más redondo y nada seco permitiendo que se pueda tomar solo. Por eso dijimos: ’es un Buenos Aires’’.

Acerca del comienzo, Franco rememora: ‘‘Trabajabamos mucho de noche con la banda -también son músicos-, y durante el día teníamos tiempo libre. Entonces, nos planteamos aprovecharlo para hacer algo productivo juntos. Pasamos por la idea de hacer cerveza, pero la descartamos enseguida porque está muy manoseado el ambiente. Aprovechando nuestras profesiones nos decidimos por el gin’’.

‘‘Hacerlo fue algo divertido, pero a la vez esquemático. No improvisamos. Primero hicimos una lista con las cosas que puede tener un gin, de acuerdo a lo que íbamos leyendo. Sabíamos que enebro tenía que tener, condición puesta por el código alimentario. Después vimos que todos tenían como elemento común coriandro. Esos eran dos ingredientes que no podían faltar. Todo lo demás es un juego de aromas que depende de lo que cada uno quiera darle. Viendo que llevaban los mejores gins y observando tutoriales, llegamos a una lista de 50 posibles hierbas. Por una cuestión de facilidades y de acceso en el país, la redujimos a 35. De esas, averiguamos cuáles son las que se consiguen durante todo el año para no tener el problema de la estacionalidad y descartamos las que no. Luego las fuimos agrupando en, lo que se llama en la jerga, perfiles. Nosotros quisimos hacerlo complejo, pero no porque sí, sino para que sea interesante y a la vez equilibrado’’, cuenta Franco.

¿Cuánto tardaron en llegar a la fórmula final? ‘‘Seis meses, pero estábamos obsesionados, no hacíamos otra cosa’’, dice Franco y se ríe.‘‘A nosotros nos gustó desde un principio, pero no queríamos ser soberbios ni perder la objetividad, por eso le dimos a probar recetas a sommeliers y bartenders amigos. Nos dieron sus devoluciones y corregimos algunas cosas hasta que dimos con una bien estandarizada’’.

‘‘Ahora estamos desarrollando otros productos’’, cuentan y deslizan la idea de un whisky en un futuro,‘‘estamos con la fórmula, pero todavía no hay nada en barrica ni nada’’. Volviendo al gin, los Moretti también crean su propia gaseosa tónica y uniéndola con su ’Buenos Aires’ generan un Gin Tonic completamente nacional y artesanal que se sirve tirado.

Con un origen medicinal siglos atrás, no quedan dudas que hoy por hoy el gin es una bebida que no para de cosechar fanáticos en todo el mundo y que eligen tomarla sola o con un poco de tónica, mucho hielo y piel de limón