Política
SIETE DIAS DE POLITICA

Milei reordena la interna y consolida la macroeconomía

El Presidente capitalizó rápido el éxito electoral. Reordenó la tropa y selló un acuerdo con EE.UU. para fortalecer la estabilidad financiera y abrir oportunidades a la economía real.

Javier Milei no solo ganó con holgura inesperada la elección de medio término, sino que está explotando políticamente ese triunfo a toda velocidad. Lo aprovechó en el plano interno para unificar el sistema de decisiones en manos de su hermana Karina y en el externo, para reforzar la alianza con los Estados Unidos.

El entendimiento con la Casa Blanca ya es mucho más que un auxilio transitorio para ganar elecciones. Se transformó en un apoyo político clave para el futuro de su gestión, reelección incluida.

En el plano interno el sentido de los cambios quedó expuesto con la apertura de una etapa de “diálogo” piloteada por el ministro del Interior, Diego Santilli, y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni. Ambos recibieron en pocos días a todos los gobernadores “amigables” en la Casa Rosada. Objetivo prioritario: apuntalar la gobernabilidad.

El nombramiento de Santilli en la cartera política fue una carambola a varias bandas. Primero, porque se trata de un funcionario arrebatado a Mauricio Macri. A su jura asistió un aluvión de dirigentes amarillos.

Segundo, porque quedó a cargo del reclutamiento de gobernadores, tarea que antes era de la incumbencia de Santiago Caputo. La sustitución fue obra de Karina Milei. Hay quienes sospechan que el asesor se estaba “reperfilando” ante una posible derrota que finalmente no se produjo.

Tercero, la función de Santilli quedó limitada a las negociaciones para sacar leyes del Congreso y dispersar al peronismo parlamentario. Para que no quedaran dudas desengancharon de su ministerio la Dirección de Migraciones y el Renaper, aunque este último prometieron devolvérselo. El registro de las personas era reivindicado por Patricia Bullrich para Seguridad.

En este marco de redistribución de poder encaja, además, el reemplazo de Guillermo Francos. Si lo que se intentó fue reforzar la nueva etapa “consensualista” de gestión, ¿quién más apto que Francos? La cuestión no fue, claramente, fortalecer el perfil “negociador” del Gobierno, sino unificar el proceso de toma de decisiones en manos de la secretaria General de la Presidencia.

A lo que hay que sumar que, en el terreno económico el Gobierno, recibió dos buenas noticias (ver “Buen dato poca prensa”). Una, subió el precio de los granos y se prevé que seguirá subiendo. Dos, los Estados Unidos anunciaron el cierre de un acuerdo comercial marco del que se conocerán los “detalles” en el futuro, pero que hizo subir más del 30% las acciones de empresas locales ligadas a actividades como el agro y el acero.

A la espera de esos “detalles”, de la información oficial se puede extraer que la iniciativa blinda la relación bilateral y ratifica la permanencia del “domo financiero”, cúpula antimisiles que protegió al peso en los turbulentos meses de campaña. Es difícil predecir el impacto que el acuerdo tendrá finalmente sobre la actividad económica, pero hay algo seguro: la baja de aranceles someterá al círculo rojo a una fuerte presión competitiva.

La incertidumbre por lo tanto se mantiene, aunque hay áreas, como la de la política cambiaria, en las que los empresarios saben ya a qué atenerse: no habrá devaluación a corto plazo. El propio Luis Caputo tuvo que repetirlo ante la Unión Industrial después de que los medios volvieran a la carga con noticias falsas al respecto.

Todo arrancó con una versión difundida por la agencia Bloomberg sobre una reunión reservada del ministro de Economía con financistas organizada por el J.P. Morgan. Esa versión le atribuía a Caputo haber dicho que el Gobierno aceleraría un 50% el ritmo devaluatorio de las bandas.

La especie tuvo amplia difusión en medios locales. Hasta Milei debió salir a desmentirla. Pero la presión sigue, porque para los medios, LLA parece no haber ganado las elecciones. Hay fondos que reclaman abiertamente la desvalorización del peso. Milei prometió mantener la misma política monetaria hasta el fin del mandato y mientras Scott Bessent no diga lo contrario, los tenedores de pesos podrán dormir tranquilos como les prometió Caputo.

Si los medios no tomaron nota del triunfo electoral libertario, los partidos de la oposición no tuvieron otro remedio que hacerlo. En el PRO hubo una asamblea convocada por Mauricio Macri para anunciar que sus legisladores no se integrarían con los de LLA. La idea era parar las fugas, pero si el Gobierno tiene éxito, el partido de los Macri se convertirá irremediablemente en un sello político más.

El peronismo, por su parte, continúa paralizado. Cristina Kirchner, con el juicio por corrupción más grande de la historia por delante y Julio De Vido entrando y saliendo de la cárcel al vaivén de los expedientes judiciales. Como ocurre con el PRO, solo si el Gobierno se autodestruye el peronismo tendrá alguna chance de volver a ser competitivo dentro de dos años.