Opinión
MIRADOR POLITICO

Milei pelea en dos frentes

Días atrás generó sorpresa una fuerte crítica de Javier Milei a Mauricio Macri. Le imputó haber interferido durante su pasada presidencia en decisiones del Poder Judicial. Las cuentas entre ambos parecían saldadas tras la derrota del PRO en las elecciones porteñas, pero las hostilidades continúan. Hubo también una crítica del economista Hernán Lacunza al plan en curso por el lento ritmo de la reactivación y el nivel de reservas del Central. Lacunza responde a Macri.

Macri le sigue poniendo a Milei obstáculos donde puede. Desdobló la elección porteña, sus diputados más fieles no apoyan al Gobierno en el Congreso y los intendentes bonaerenses ponen palos en la rueda en la negociación para una alianza electoral en la provincia.

Por su parte, Lacunza no denunció que el plan de estabilidad se “cae” como aventuró Cristina Kirchner, pero anduvo cerca y la coincidencia resultó llamativa. Uno, criticando al Presidente por derecha, y la otra, por izquierda. El Gobierno debe atender los dos frentes. En el que tiene a su derecha ya se impuso con el triunfo de Manuel Adorni; en el que lo asedia desde la izquierda, el populismo más crudo, tiene también buenas perspectivas de ganar, según cree buena parte de la dirigencia peronista. Ahí, además, el peronismo debe resolver la interna entre CFK y Axel Kicillof.

Los ataques de Cristina Kirchner al plan Caputo importan poco al Gobierno porque no suenan verosímiles. El cuarto gobierno K terminó en un desastre por la irresponsabilidad de echarle nafta al fuego de la inflación durante la campaña, en la esperanza de que Sergio Massa viera convertido en votos el último plan “platita”.

Producto de esa barrabasada, los votantes dieron por agotado el “modelo” K y no parece que vayan a cambiar de opinión. Pero la expresidenta carece de otro libreto por lo que insiste con el que llevó a todo el peronismo a una derrota histórica. Esa es la razón del progresivo aislamiento de La Cámpora y de que ya algunos dirigentes empiecen en público a hablar de la necesidad de una renovación como la que siguió a la derrota ante Raúl Alfonsín en 1983.

Cristina Kirchner tiene -como MiIei- dos problemas, pero más graves. El primero es de liderazgo. Si bien aprovechó al máximo su condena para ponerse al frente de un sector importante del partido, Axel Kicillof parece dispuesto a dar batalla por las candidaturas. El segundo es de oferta electoral: su única propuesta es volver a un pasado que más del 60% de padrón rechaza.

Por su parte, el gobernador bonaerense no propone un plan distinto al de su mentora de quien fue “gurú” económico y ministro. Habla borrosamente de una nueva “música” que no es otra que la de la marcha peronista con variaciones “woke”.

La lucha entre él y CFK es simplemente facciosa: Kicillof debe borrar a La Cámpora para ser candidato en 2027. Su exjefa se aferra a un liderazgo declinante para retener algo de poder parlamentario hasta que la catástrofe económica que profetiza desaloje de la Casa Rosada a la pesadilla Milei y pueda sentarse otra vez a la mesa del poder.