Opinión

Milei 2031

Por Diego Barceló Larran * 

Desde diciembre de 2031, suponiendo que sea reelegido, Milei estará leyendo el Antiguo Testamento u otros textos sagrados junto a sus perros. Desde ese momento, las ideas de la libertad necesitarán, en el ámbito político, de un nuevo líder.

No será fácil encontrar alguien que aúne el mismo nivel de convicción y conocimiento técnico que Milei. Líderes así aparecen cada varias décadas, con suerte. Pero es posible facilitar la aparición de un liderazgo continuista si se consigue que la demanda por el mismo sea alta. En otras palabras: si se consigue que la gente exija la continuidad de un programa político coherente con las ideas de la libertad, habrá más políticos dispuestos a ponerse ese traje.

Es una tarea ciclópea, porque se trata de “educar al soberano”, como decía Sarmiento. Precisamos que las ideas de la libertad permeen en cada familia, en cada centro de trabajo, en cada reunión de familiares o amigos. Que las ideas de la libertad pasen a ser las normales, las que surgen del sentido común.

El último intento más ambicioso de un programa más o menos alineado con las ideas de la libertad fue el gobierno de Carlos Menem. No tuvo continuidad por dos motivos: 1) Menem actuó como si fuera eterno y no preparó un sucesor; y 2) no hubo un esfuerzo didáctico para que la gente abrazara las ideas de la libertad por convencimiento y no por sus resultados de corto plazo en una economía devastada.

Corremos el riesgo de que vuelva a pasar lo mismo. Sería un error suicida creer que los buenos resultados en términos de inflación y crecimiento económico serán suficientes para que la gente “se dé cuenta” de que la prosperidad es consecuencia necesaria de la libertad. El dúo Menem-Cavallo derrotó la hiperinflación, logró que se dejara de cortar el gas en invierno y la luz en verano, y puso a la Argentina como uno de los cuatro países con mayor crecimiento del mundo, entre otros éxitos “evidentes”. Pero en 1997 la gente pensó que todo eso ya estaba asegurado y votó a una pandilla de aventureros (el Frepaso) que fue la antesala del inepto gobierno de De la Rúa.

Si el fenómeno Milei es hijo de 20 años de kirchnerismo empobrecedor y corrupto, ese kirchnerismo es hijo de la ineptitud de la Alianza, a su vez caldo de cultivo propicio para el golpe institucional de Duhalde y Alfonsín. No podemos repetir el error.

EDUCAR AL SOBERANO

Propongo algunas maneras de empezar a educar al soberano desde ya. No son las únicas posibles, pero son las que se me ocurren con alto grado de factibilidad.

La primera es recrear el Instituto Superior de Economistas de Gobierno, que había creado Cavallo en 1994, para que, progresivamente, todos los funcionarios de carrera con responsabilidades económicas estén consustanciados con la política de equilibrio fiscal. Que se extienda en los ministerios la idea de que un gasto público más allá de lo estrictamente necesario es inmoral.

La segunda es crear una organización privada que reúna y coordine a los muchos activistas libertarios que hay en redes sociales. No para bajar línea (algo incompatible con la libertad), sino para poder difundir con mayor éxito y capilaridad campañas para enseñar las ideas de la libertad.

Esa misma organización podría poner en marcha un plan continuo de charlas y conferencias en todo el país por parte de economistas, abogados, periodistas y cualquier otro profesional versado en las ideas liberales.

Para todo eso, y para garantizar la continua publicación de artículos y apoyar periódicos, podcasts y radios afines harían falta recursos que deberían ser aportados por los patriotas que estén en condiciones de hacerlo.

Los empresarios que puedan permitírselo podrían patrocinar cátedras en universidades y escuelas de negocios bajo el compromiso de que las clases que se impartan sean coherentes con las ideas de la libertad (multiplicar el ejemplo de Eseade cuando la fundó Alberto Benegas Lynch (h)).

Se pueden hacer también otras cosas. Mi intención es solo subrayar la urgencia de empezar cuanto antes. Para que el cambio cultural eche raíces y se vaya haciendo natural escuchar a políticos proponer, como primera alternativa, soluciones de más libertad. Eso no es tarea de un par de semanas.

* Economista (@diebarcelo).