La humanidad ha aprendido a veces (o debería haber aprendido) a través de parábolas, para simplificar el entendimiento y buscar una equivalencia de conceptos, causas y consecuencias.
Y a quienes les importa más la salud física que la salud del alma, les viene bien pensar que utilizando una parábola podríamos hablar del plan económico argentino en términos de azucares y proteínas, tal como esos dos grupos de alimentos afectan al cuerpo humano, y en este caso figurado afectan al cuerpo del país como un todo.
Los azúcares son lo que nos gusta, como los postres, el dulce de leche o las tortitas negras, y que nos producen placer y energías instantáneamente, pero las mismas se acaban rápido pues se queman con velocidad. Finalmente nos causan problemas si hay exceso, tanto por azucares acumulados como por su transformación en grasas. Y nos arruinan los dientes.
Así, este plan económico tiene tres azúcares bien definidos y en cantidad excesiva, que son las importaciones, los viajes al exterior, y el levantamiento del cepo.
IMPORTACIONES
Las importaciones producen satisfacción instantánea cuando compramos algo que el consumismo manda. Pero esa sensación se acabará rápido pues nos daremos cuenta de que mata a la industria argentina, y entonces mata a nuestro propio trabajo. Y nos deja sin dólares. Para 2025 se estiman en u$s 92.378 millones y para 2027 se proyectan en u$s 101.630 millones. Es mucho, pues incluye a bienes de consumo final fabricables en Argentina.
Los viajes al exterior también producen alegría por unos pocos días, pero se habrán llevado los dólares pagando servicios no-argentinos, esos mismos dólares que el país tanto necesita para el desarrollo, y que sumados al año son mayores al último préstamo del FMI calculados en u$s 15.603 millones para 2024 y proyectados a u$s 16.197 millones para 2027 en la tabla Nro.8, Pagina 55 del último informe del FMI, confirmando las cifras del Indec. Viajamos con dólares prestados y nadie dice nada. Nos prestaron u$s 12.000 millones, los gastamos en turismo y encima falta plata. Esto es una bomba de tiempo.
El levantamiento del cepo también alegró a muchos. ¿Cuánto durará ello? ¿Hasta que se acaben los dólares prestados (pues las reservas propias del BCRA son tan pequeñas como siempre, y no crecen) y haya que recrear un nuevo cepo como le sucedió a Macri? Se siguen sacando dólares del sistema, ya sea para colchón o para transferir al exterior. Eso no es apertura económica, es fuga de divisas y evasión impositiva, simple y groseramente, lisa y llanamente.
Pareciera que no importa mucho, total los dólares del colchón se podrán utilizar sin problemas como si fueran dinero blanco. Una vez más, el ciudadano de bien que paga impuestos en Argentina es deshonrado con un plan para favorecer a quien no ha tributado, cometiendo fraude fiscal. Si, el fraude fiscal también es considerado money laundering. ¿Cómo se verá esto desde el punto de vista de los analistas económicos de inversión globales? ¿Y desde la perspectiva de potenciales fondos de inversión de alto riesgo a los cuales rogamos que nos compren bonos y luego los llamamos fondos buitres?
Si seguimos con los tres tipos de azúcares, pronto tendremos problemas de salud. Salud económica y salud financiera. No habrá médico que cure. Y ni que hablar si el medico receta más azucares aún. Aquellos azucares transformados en grasas harán que el país trabaje cada vez menos, compita menos por falta de fuerzas, y se “achanche”.
ENERGIA
Veamos las proteínas, que son los alimentos que necesitan las personas para crecer y desarrollarse con buenos músculos e inteligencia. Si son pocas, habrá problemas de desnutrición con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo.
Las proteínas del plan económico son aquellos elementos que hacen crecer al país, a ser independientes, fuertes, estables, bien parados, resistentes a las crisis y agresiones internas y externas. Las exportaciones 2025 se estiman en u$s 101.020 millones y se proyectan al 2027 en u$s 115.049 millones. Comparando con las importaciones, son casi iguales. No queda dinero para turismo ni colchón. ¿Y entonces qué haremos?
Las proteínas de un país son los elementos de generación de riqueza propia: las exportaciones cada vez mejores y de productos con valor agregado; la industria nacional creciente y que se consolide y cree trabajo; el trabajo nacional de todo tipo; los emprendimientos locales; el valor agregado nacional; el crédito sano sin descalce de monedas y sin especulación; el enfoque de intereses hacia el interior del país y sus economías regionales; el turismo regional; el ahorro nacional; el vivir sin pedir prestado y sin endeudarnos más y más. ¿Hay que vivir mas modestamente? Pues bien, si es necesario, que se haga.
Eso hará al país liberal y libre. Por cierto no lo será vivir de importado, viajar como si fuéramos luxemburgueses, y esconder dólares como si no creyéramos ni una coma de los cambios que Argentina podría tener. Así es como crecen los depósitos de argentinos en Estados Unidos, Uruguay y otros lugares casi insólitos, en desmedro del ahorro y la inversión nacional. Los datos están a la vista en el Indec y en el Banco Central del Uruguay.
Como se ve, los conceptos son opuestos: nacional o importado, trabajo argentino o trabajo extranjero, gasto en el país o en el exterior, ahorro en blanco o en negro. Se están gastando en “azucares’ los dólares prestados por el FMI. Porque cualquiera hace lo que quiere con plata propia, pero con plata prestada hay que ser cuidadoso. Y plata propia casi no hay.
¿Cuánto aguanta un cuerpo sin deteriorarse al que se le suministran muchos azucares y se le restan proteínas? ¿Y un país? ¿Cuánto aguanta una persona al que su médico le receta azucares en exceso y le quita las proteínas sin que cambie de médico (o se muera)? ¿Y un país?
Las iniciativas del gobierno en cuanto a desburocratización y reducción de gasto son buenas (proteínas), pero son ampliamente superadas por los tres azucares que nos están matando y no nos damos cuenta. Que quede bien claro: los países no tienen crisis crónicas porque sean liberales o conservadores, de derecha o de izquierda, o tengan o no 100.000 empleados públicos de más o de menos en un país de 45 millones de habitantes (0,22%). Está muy bien que esos 100.000 empleados no consuman el presupuesto nacional si no tienen un trabajo productivo, pero con o sin ellos el país (los países) ni se desarrollan ni entran en default.
Lo que destruye es el exceso de gastos improductivos grandes (la parte de arriba de las tablas de la economía Argentina: las importaciones no productivas o de bienes de consumo final; el 100% del turismo emisivo; y la desaparición de divisas del Banco Central rumbo a ser guardadas privadamente (si es que son en blanco), o escondidas (si es que provienen de la evasión fiscal).
LIBERALISMO
El liberalismo total no existe en ningún país del mundo. Está sólo en los libros. Todos protegen lo suyo. Todos regulan aspectos de la economía. Todos cobran aranceles de importación. Y si alguien cree que no es así, que provea aunque sea un solo ejemplo.
Un golpe de timón es necesario para que las reservas del BCRA se incrementen. Eso no se podrá hacer gastando todo en el exterior y con un esquema cambiario inadecuado para Argentina de acuerdo con su historia. En aspectos financieros, no hay una nueva Argentina, sino la repetición de las mismas tácticas que acabaron con otros planes económicos cuyos aspectos especulativos eran similares (Martínez de Hoz, Menem, Macri).
En el plan gubernamental actual los aspectos de cambio estratégico equivalen a las proteínas, pero los aspectos financieros equivalen a los azúcares. Lo bueno es que sólo hay que corregir una parte: los aspectos financieros.
Es claro que el FMI ha tratado de apoyar al país para premiar el cambio de las partes positivas del plan, pero imagino que tendrán enormes dudas sobre el futuro por el simple hecho de observar las cifras de la economía, y por el corto plazo del último préstamo.
Desafortunadamente en el grupo de analistas de nivel decisorio no hubo argentinos que conozcan la idiosincrasia del país, pues ese es un tema no numérico que explica muchas cosas del pasado y del presente, y ayudaría a hacer un plan a medida de Argentina.
En su reporte de 138 páginas (Argentina: Request for an Extended Arrangement Under the Extended Fund Facility-Press Release; Staff Report; Staff Supplement; and Statement by the Executive Director for Argentina), el levantamiento del cepo (tema desesperadamente deseado y empujado políticamente por los guardadores de dólares en el colchón) sólo se menciona en una nota muy corta al pie de la página 19 (“The current limit on households purchase of USD (US$200 per month) would be eliminated”). ¿No merecía esto un análisis más profundo?
Nada se dijo del costo de los viajes al exterior que es mayor al importe total del préstamo. En la tabla de egresos primero están las importaciones y segundo el turismo. Todos los demás rubros, incluidos intereses de la deuda son menores. Hay argentinos viajando por el mundo como si tuvieran el ingreso de ciudadanos de Luxemburgo o Singapur (los países de mayor ingreso per cápita del mundo). ¿A nadie le llama la atención esto? ¿Por qué?
¿Qué pensarán los potenciales inversores extranjeros cuando ven a ciudadanos de un país que no tiene dólares propios (sino prestados) gastándolos alegremente por allí? El FMI menciona que fue eliminado el impuesto PAIS por ser “distorsivo”, cuando en realidad fue la única medida correcta (aunque parcial) del gobierno anterior: intentar gravar la salida de dólares para proteger las reservas del BCRA. Las soluciones para Argentina están dentro del país, no a través de recetas genéricas.
Es urgente que el gobierno detenga la salida de dólares pues el BCRA se quedara sin nada. La solución es gravar impositivamente los tres “azucares”, ya que así no se afecta el tipo de cambio, ni la inflación, ni la producción argentina. La libertad seguirá funcionando, pero no será gratis.
En ningún lugar del mundo es gratis. Posiblemente si los alfajores costaran el doble comeríamos menos, y gastaríamos ese dinero en pescado y legumbres. ¿No debería el país hacer lo mismo?