El 21 de mayo de 1951, el Luna Park acogió un espectáculo inédito para el público argentino. Un equipo de básquetbol estadounidense llegó a nuestro país y cautivó a todos. Hacía del arte de encestar la pelota en un aro un asunto maravilloso y divertido. Eran los negros del Harlem Globetrotters. Un asombro similar causó Lanús en 1956, pero dentro de una cancha de fútbol. El Granate acaparó aplausos con un juego estéticamente bello y efectivo al mismo tiempo. En tiempos en los que el título era un asunto reservado a los cinco grandes, se atrevió a pelearle mano a mano a River durante toda la temporada. La exquisitez de sus desempeños lo emparentó con aquellos morochos malabaristas. Lanús perdió toda posibilidad de ser campeón seis fechas antes del final del certamen por una derrota a manos de los millonarios, pero su actuación le valió un lugar imperecedero en la historia bajo el apodo prestado de Globetrotters.
Desde el puntapié inicial del torneo Lanús intentó ser protagonista en la puja por los primeros puestos. Ya había amagado en 1951, pero la millonaria venta de su goleador, José Florio, al Torino, de Italia, no le permitió dar el gran golpe en un torneo en el que finalizó en una destacada quinta posición. Tres años más tarde, coincidiendo con el regreso de su máximo artillero, repitió esa colocación en la tabla. Pero en el ´56 el equipo ya estaba maduro. Se había afirmado una línea media excepcional integrada por Nicolás Daponte, Héctor Guidi (un ídolo granate tan significativo que su apellido se transformó en una de las calles linderas al estadio) y José Nazionale; en la defensa surgió José Manuel Ramos Delgado, quien llegó a jugar con Pelé en el Santos y en la ofensiva irrumpieron los goles del Tanque Alfredo Rojas y las gambetas y el poder de definición de Dante Lugo, apodado Mandrake por su mágico dominio del balón.
En la 3ª fecha compartió momentáneamente el liderazgo con Racing y con River y siempre se mantuvo entre los cinco primeros a lo largo de la mitad inicial de la temporada. Empataba muchos partidos, pero también sumaba valiosos triunfos como un 4-2 en su visita a Huracán y un 4-0 sobre San Lorenzo en la cancha que en ese entonces estaba en General Acha y General Arias. Los militares, con el paso del tiempo, les cedieron paso a dos de los máximos símbolos del club: Ramón Cabrero y Héctor Guidi, la esquina en la que ahora todos ubican a La Fortaleza. Claro que en este relato faltaban muchos años para el cambio de dirección. No le faltaba fútbol a Lanús, que en la 20ª jornada del certamen dio otro salto a la punta, con un 2-0 sobre Independiente que le permitió liderar junto con la Academia, ambos con 28 unidades, una más que River, Boca y Vélez.
El Rojo no estaba cumpliendo una buena tarea. Ernesto Grillo era la figura de una delantera que lucía muy apagada pese a incluir también a destacados integrantes como Camilo Cervino, Carlos Cecconato, Ricardo Bonelli y Osvaldo Cruz. Las seguras manos de un arquerazo como Julio Cozzi tampoco impedían que el equipo dirigido por Fernando Bello -formidable custodio de la valla roja en los años ´30 y ´40- levantara cabeza. Lanús, en cambio, se encontraba en su esplendor.
Ese 30 de septiembre de 1956, el conjunto que orientaba técnicamente Juan Cevasco dio otra función de gala. “Una de sus mejores actuaciones en lo que va del campeonato cumplió ayer el primer equipo de Lanús, no sólo por el hecho de haberse impuesto a un calificado rival, sino porque lo hizo basado en un desempeño sumamente acertado, eficaz y por momentos brillante”, rezaba la crónica del partido en La Prensa.
Lanús inició su faena triunfal muy temprano, cuando Emilio Fernández gambeteó hasta al arquero para establecer el 1-0 luego de una veloz incursión en el área de Independiente. Cerca de la media hora del período inicial, el Tanque Rojas, de jóvenes 19 años y con un destacado paso tiempo después por Boca, Gimnasia y la Selección, aumentó luego de recibir un pase del autor del primer tanto. Después, el Grana se dedicó a manejar la pelota para beneplácito de un público que disfrutaba ese juego de balón al ras del piso y toques permanentes.
La reacción de los visitantes en el complemento no bastó para poner en riesgo el triunfo del local, más allá de que el árbitro José Luis Praddaude haya ignorado una clara falta de Ramos Delgado sobre el puntero izquierdo Cruz en el área. La victoria quedó en manos de Lanús, pero no de un Lanús cualquiera, sino el de los Globetrotters, el equipo que salía a la cancha para divertir a sus hinchas y para sembrar la idea de que pensar en un Grana campeón no era una utopía, auunque para eso faltara todavía medio siglo.
Lanús 2 - Independiente 0
Lanús: Miguel Angel Piromalli; José Manuel Ramos Delgado, Juan Alberto Bendazzi; Nicolás Daponte, Héctor Guidi, José Nazionale; Bernabé Carranza, Dante Lugo, Emilio Fernández, Alfredo Hugo Rojas, Ramón Moyano. DT: Juan Cevasco.
Independiente: Julio Cozzi; Jorge Maldonado, Jorge Mousegne; Alberto Britos, José Varacka, Jorge Urriste; Rodolfo Micheli, Carlos Cecconato, Ricardo Bonelli, Ernesto Grillo, Osvaldo Cruz. DT: Fernando Bello.
Incidencias
Primer tiempo: 10m gol de E. Fernández (L); 28m gol de A. Rojas (L).
Cancha: Lanús. Arbitro: José Luis Praddaude. Fecha: 30 de septiembre de 1956.