Mucho se ha hablado y escrito acerca del prolongado exilio de Juan D. Perón y de la abundante correspondencia que mantuvo durante 18 largos años. Sin embargo, poco se sabe del complejo sistema de claves que usaba en la mayoría de sus cartas para evitar que descubrieran su contenido -ya fueran nombres, directivas o información sensible en el marco de la “Resistencia Peronista”- los servicios secretos de los gobiernos desde su derrocamiento en 1955 o por la oposición política.
El historiador Ignacio Martín Cloppet (63) -abogado, escritor y miembro de Número de la Academia Argentina de la Historia- presenta en Las claves secretas de Perón (Sb Editorial. 195 páginas) una apasionante investigación que, si bien realiza un exhaustivo recorrido por el exilio -no deja fechas, nombres y sucesos al azar-, se centra en el desarrollo del sistema de claves secretas que utilizó el fundador del Justicialismo en sus miles de cartas.
Este nuevo trabajo confirma que Cloppet se ha convertido, ya desde hace años, en un reconocido especialista en el tres veces presidente de la República, derribando mitos y mentiras tanto de su vida pública como privada y aportando claridad y objetividad siempre a partir de documentación fehaciente, material inédito y una bibliografía inagotable. En diálogo con este diario recorrió el contenido de su nuevo libro, sus hallazgos y las sensaciones al escribirlo.
DESTIERRO
-La narración exhaustiva que realiza sobre los 18 años de exilio marca lo duro y desgastante que es un destierro. ¿Qué sensaciones tuvo al adentrarse en ese mundo personal de Perón a través de su correspondencia?
-El destierro implica un gran desgarro, una privación, la imposibilidad de estar en la propia patria, junto a los afectos y al hogar. Es, a fin de cuentas, un aislamiento, un trauma y una ruptura que afecta fuertemente a la persona humana. En relación al exilio de Perón, producto de una tremenda injusticia perpetrada, creo que él mismo nunca imaginó lo que duraría. La sensación que tuve al adentrarme en la intimidad de Perón fue el descubrimiento de un Perón en estado puro. Un hombre que estaba solo, que contaba con la ayuda de su mujer, Isabel y de un puñado de colaboradores. Que sufría penurias económicas, que añoraba profundamente su país, y que además sostenía viva la llama de un movimiento proscripto en Argentina, tantos kilómetros de por medio, a través de miles de cartas y comunicados que escribía de su propio puño y letra.
-Una de las características a la que hace referencia es la austeridad…
-Absolutamente. Perón fue siempre un hombre austero, modesto, desprendido de lo material. Toda su vida estuvo signada por el desapego a los bienes materiales. Y esta virtud se vio palmariamente durante su exilio. “Carezco de riquezas –dijo en una oportunidad– lo que poseo lo dejé en mi país, sin ningún temor, pues se trata de bienes ganados honrosamente”. Es más, muchos que lo visitaron, no necesariamente partidarios, como es el caso de Emilio Perina, se sorprendieron testimoniando que: “vivía en una pobreza que me resultó desoladora”. (Raúl) Bustos Fierro, al visitarlo en Colón (Panamá), alertó del estado de “leprosidad” en que vivía. Otros ejemplos se dieron también durante su exilio madrileño. Por ejemplo, cuando recibía visitas, generalmente lo hacía fuera del almuerzo y la cena, pues la comida no alcanzaba. No olvidemos, que todos sus bienes y su pensión fueron confiscados por la dictadura de Lonardi-Rojas-Aramburu, medida que se extendió hasta que regresó definitivamente al país en 1973.
-¿Por qué siempre se ha hablado de sus millones y de una vida de lujos?
-“Miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea la mentira más gente la creerá”. Lamentablemente, en un país culturalmente ocupado como es la Argentina, colonizado y tergiversado, la mentira se ha convertido en una “fuente” histórica. Los detractores del Justicialismo no han vacilado –y no vacilan en la actualidad- en inventar toda una serie de disparates, infamias y barbaridades contrarias a la realidad efectiva. Los lingotes de oro del Banco Central, el “oro nazi”, los testaferros, los negocios las cuentas en el extranjero. El Perón pedófilo. El Perón nazi fascista. Y varios etc., que vertebran la historia falsificada que tiene un poder de daño inmenso.
-Después de su paso por Paraguay, Panamá, Nicaragua, Venezuela y República Dominicana, en 1960 Perón llegó a España. Resulta muy interesante la no-relación con Franco que usted desarrolla. ¿A qué se debió que el Generalísimo nunca lo haya recibido a Perón, salvo cuando emprendió el regreso a la Argentina en 1973 y por una cuestión protocolar?
-Antes que nada, conviene recordar que Perón estaba exiliado en España. O sea, que no era un visitante ilustre. El exiliado político es una persona que se ve obligada a abandonar su tierra con el fin de preservar su seguridad. Con relación a su permanencia en el país que lo recibe, fue considerado por el Caudillo como “huésped de España” en su condición de exiliado. Si bien así fue recibido y tratado con admiración y respeto por los españoles, que no habían olvidado las toneladas de trigo y la intervención diplomática en 1946 a favor de España para evitar el cerco económico y el castigo internacional promovido por Estados Unidos y la ONU, Perón debió mantener su absoluta no intervención en los asuntos internos y externos del gobierno del Generalísimo. Uno de los más grandes amigos falangistas que tuvo Perón en Madrid, don Jesús Suevos, que trató asiduamente a los dos líderes, manifestó: “Eran dos temperamentos diferentes que jamás hubieran podido congeniar…Franco no era un político. Perón, por el contrario, era por encima de todo un político…Franco le parecía un hombre cauteloso, clerical, un militar, un burgués sin sensibilidad social. Y en Perón predominaba lo social”. Perón tuvo gran proximidad con muchos falangistas camisas viejas, como así también con varios colaboradores del gobierno de Franco. Así vamos a ver los nombres de Raimundo Fernández Cuesta, Ceferino Maestú, Rafael García Serrano, Enrique Herrera Marín, Fernando Vizcaíno Casas, Pilar Primo de Rivera, José Antonio Girón de Velasco, José L. de Arrese, Blas Piñar, Pilar Franco, y por sobre todos ellos, el periodista Emilio Romero, su más eximio amigo español.
CORRESPONDENCIA
-¿Cuántas cartas se calcula que escribió Perón desde el exilio?
-Existen distintas versiones. La que más se conoció fue la de Enrique Pavón Pereyra, quien le atribuye unas catorce mil piezas. Si esta información es correcta, habría escrito dos piezas por día. Lo cierto es que no existe un catálogo de esos miles de cartas atribuidas al General. Es muy triste que muchas de ellas fueron extraviadas, robadas, o vendidas a archivos de universidades extranjeras.
-¿Perón quiso que ese material le sobreviviera?
-Yo no creo que Perón haya pensado en que su producción epistolar lo sobreviviera. Lo cierto es que, como hombre público, fundador de un movimiento político trascendental, no hay dudas de que todo documento, carta, escrito, etc. firmado por él, tiene interés histórico. Sí debe decirse que el de Perón es uno de los pocos casos en el mundo, de un estadista con vocación intelectual tan notable. Un hombre inteligente, sensible, con un gran talento escriturario. Perón no archivó su producción epistolar en el exilio. De ahí la enorme dificultad de poder reunir en un solo corpus el archivo de Perón.
-¿A qué se debe que se encuentren en diferentes archivos en distintas partes del mundo?
-Lamentablemente, en primer término, se debe a la desidia de parte del Estado argentino, de no conservar como se debe la memoria documental del país. Perón fue uno de los tantos perjudicados de esa desidia, a la que debemos agregar la confiscación de sus bienes en 1955 y el propósito criminal del Proceso de Reorganización Nacional desde 1976 que hizo su parte con el afán de hacer desaparecer de la faz de la tierra al Peronismo, como delito de lesa cultura. Nuestro país es muy lábil en el resguardo y la prohibición de extranjerizar el patrimonio cultural argentino. La Constitución Nacional de 1949, en cambio, lo protegía como un derecho constitucional. Derogada ésta, el mismo queda al arbitrio de las personas particulares, muchas veces, movidas por el lucro. Así fue como buena parte de la correspondencia y papeles de Perón fue expatriada, entregada al extranjero, siendo un gran negocio para aquellos que la vendieron.
-¿Existe en el mundo un caso similar de un líder popular que haya tenido un historial epistolar tan importante?
-A primera vista, yo creo que el caso de Perón es muy poco común a lo largo de la historia. Gran cantidad de las cartas que escribió son pequeños tratados de realismo político, teórico y práctico, tal cual los grandes maestros de la historia. Escribe de forma sencilla y a la vez exhaustiva. No hay casi tachaduras ni enmiendas. Fue un escritor de fuste, con un manejo impecable de la lengua castellana y del estilo del género epistolar. A través de sus líneas logró exhibir saberes de todo tipo: filosóficos, históricos, literarios, militares, políticos y vinculados a la cultura popular.
EN CODIGO
-¿Cuánto tiempo le llevó la investigación especifica de las claves secretas en la correspondencia de Perón?
-No puedo precisar en concreto el tiempo, pues el libro tuvo distintas etapas de trabajo a lo largo de los años. En primer término, recibí los dos juegos de las “Claves Secretas de Madrid” de manos de mi amigo Ezequiel Eskenazi Storey. Pasados los años, recibí el juego de “Claves de Caracas y Ciudad Trujillo”, gracias a la generosidad de otro buen amigo, el recordado librero Washington L. Pereyra (qepd). Durante el 2020 desarrollé un ciclo de conferencias, “El exilio de Perón”, que fue emitido por Radio 4 de junio conducido por Juan Imperial durante dieciocho viernes. También publiqué el libro Tacuara y el Nacionalismo. Escritos inéditos de Alberto Ezcurra Uriburu (Katejon 2023). El año pasado publiqué Perón. Mitos y realidades. A 50 años. Esto es, fui postergando la aparición de este libro. Finalmente, me propuse terminarlo, con la particularidad de presentar los tres juegos de claves con una contextualización de los años en el exilio, junto a tres capítulos: los amigos españoles, la correspondencia y la austeridad, como elementos indispensables para conocer más profundamente la personalidad de Perón.
-¿Existe evidencia que Perón fue espiado en el exilio?
-Por supuesto hay evidencias más que elocuentes de que Perón no solo fue espiado en el exilio, sino que también sufrió atentados contra su vida. Voy a referirme a un atentado sufrido el 25 de mayo de 1957 en Caracas, Venezuela, perpetrado por Manuel Sorolla y Héctor Cabanillas, miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército. Sorolla, sargento primero, se había acercado a Perón alegando ser mecánico de autos. Los días que estuvo cerca, sirvieron para espiarlo. Lo mismo hizo Cabanillas, coronel del ejército, quien había participado en el secuestro del cadáver de Eva Perón. El objetivo que tenían era el de asesinarlo. El día patrio explotó una bomba en el auto que manejaba Isaac Gilaberte, que estaba estacionado en la vereda, gracias a Dios sin nadie adentro.
-En ese contexto, ¿es correcto considerar que las cartas fueron una herramienta clave en la organización de la Resistencia Peronista?
-Absolutamente. El arma más poderosa que usó Perón desde el exilio fue su máquina de escribir. Fue el arma más formidable y efectiva. El universo de la correspondencia constituía el de una actividad exclusiva, propia e indeclinable. Se pasaba de diez a doce horas por día frente a su Smith Corona. Solo frente a la adversidad, Perón organizó la Resistencia Peronista. La Resistencia fue conducida por la caligrafía de Perón. Muchas de esas cartas fueron escritas utilizando las “Claves Secretas”, herramienta indispensable para disfrazar con otro nombre o palabra de fantasía los nombres verdaderos, con el objeto de que los espías o servicios de información que interceptaban las cartas enviadas por correo ordinario, no pudieran comprender ni conocer aquello que deseaba comunicar.
-¿Utilizó el mismo sistema durante los 18 años de exilio?
-Existe un antecedente del uso de claves secretas cuando estuvo como agregado militar en Santiago de Chile entre 1936 y 1938. Luego, durante los años del exilio fue perfeccionando su sistema criptográfico. Durante los años que permaneció en Caracas y Ciudad Trujillo, hasta que llegó a Madrid, las claves además del cambio de nombre tenían un sistema de encriptación de palabras, a través del uso de letras y números. Ese sistema está debidamente explicado en la transcripción textual en el libro. En cambio, durante el exilio español, sencillamente los dos juegos de claves que se transcriben solo tienen el cambio de nombre, sin encriptación alguna.
-Estas claves encriptadas o nombres cambiados, que fueron escritos a máquina por Perón -algunos sobre tela- son publicados por primera vez. ¿Podría dar algunos ejemplos?
-En el juego de Caracas y Ciudad Trujillo, existe la forma de encriptación de palabras y/o frases. En una carta de Perón a Cooke, por ejemplo, del 17 de julio de 1957, escribe: “VSKSCUJ”. Utilizando el sistema para desencriptar, esas letras equivalen a: “HEREDIA”, se trata de Nicolás T. Heredia. Más sencillo es cuando se reemplaza el nombre verdadero por uno de fantasía: “TEODORO” era uno de los nombres de fantasía de Perón. Así se usaban frases como la siguiente: “Manden urgente persona buscar documentos”, en clave: “Coticen cueros”; o “Va mensajero llevando material urgente”, en clave: “Precios bajos”; “Necesitamos informe urgente estado organización Comando Táctico”, en clave: “Feliz cumpleaños”. También hay listados de claves de medios de prensa: a Clarín en clave: “Pinos”; a El Mundo: “Duraznos”; a La Razón: “Sulfato”; a La Prensa: “Salitres”; a La Nación: “Sal”, etc. En las “Claves Secretas” de Madrid, también utilizará una palabra para disfrazar la identidad de la persona: Isabel Perón: “Beba”; Che Guevara: “Irala”; Jorge Antonio: “Abdala”; Monseñor Plaza: “Akexia”; Framini: “Exilio”; Vandor: “Miguel”; Alicia Eguren: “Porota”, etc..
-¿Que lo impulsó a investigar sobre Perón?
-Son diversas las razones. Además de la afinidad de tipo ideológica con el Justicialismo, existen circunstancias familiares que me vinculan con su historia. Mi papá, por ejemplo, fue un noble y convencido peronista. Su padre, Alejandro S. Cloppet, mi abuelo, fue su amigo, confidente, abogado y pariente, relación que se remonta a mediados del siglo XIX. Sumado a ello, su esposa, Celia Elgoyhen Duarte, mi abuela, fue hija de María Duarte, una de las hermanas que tuvo Juan Duarte, el padre de Eva Duarte de Perón, o sea que fueron primas hermanas. Mi abuelo fue el abogado que tramitó la sucesión del padre de Perón, Mario Tomás en 1928, y a través de esos documentos judiciales, y de otros valiosos conservados en su archivo, comencé a trabajar en el libro ¿Dónde nació Perón? (2000), con el objeto de demostrar que el lugar de nacimiento de Perón fue Lobos y la fecha 1895, y no Roque Pérez dos años antes. A partir de ese trabajo, comencé la apasionante tarea de seguir investigando su vida privada y pública desde una perspectiva científica, o sea, sustentada en documentos y no en ideologías ni relatos interesados. Pues mucho de lo que se escribió sobre el General Perón y el peronismo, se basó más en las ideas propias del escriba, ya sea historiador, periodista o divulgador a secas, y menos en la verdad histórica, tergiversada a su medida, sin ningún tipo de sustento documental.
-Su tarea lo llevó a consultar archivos nacionales e internacionales. ¿Hubo alguno que lo haya sorprendido más? ¿Por qué?
-Mi tarea me llevó por lugares inesperados. Es cierto que tuve que acudir a archivos nacionales e internacionales. Pero lo que más me sorprendió, fueron los archivos privados resguardados por personas físicas. Es notable los tesoros que aún hoy conservan muchas familias: papeles, cartas, fotografías, documentos desconocidos y no clasificados. Gracias a la generosidad de quienes los atesoran pude publicar algunos de mis libros. Tengo buenos amigos que confían en mi forma de escribir la historia. Me sucede algo poco usual: los archivos vienen a mí, por eso me considero un agraciado. Por ejemplo, el 28 de mayo de 2018, fui invitado al programa Odisea Argentina de Carlos Pagni para hablar sobre Perón en Roma (2015). El resultado fue que, a los pocos días, se comunicaron conmigo cuatro personas para decirme que tenían documentos y papeles de Perón en su poder, ofreciéndomelos para que los evaluara. Ello me llevó a escribir Perón Intimo (2019).
-Con esta publicación ya son ocho los libros suyos dedicados a Perón. ¿Tiene en sus planes publicar una obra integral?
-La verdad alguna vez me lo preguntaron tal cual lo hace usted ahora. Es cierto que mi experiencia a lo largo de todos estos años me dice que resulta necesario escribir sobre Perón, teniendo en cuenta la necesidad de presentar nuevos elementos para contribuir a una historia veraz, dejando de lado los panegiristas y detractores, que los hay y muchos. Por ejemplo, se dijo hasta el cansancio que Perón tenía ascendencia en pueblos originarios a través de una bisabuela. La verdad sobre esta versión imaginaria instalada a fuerza de repetición, es que María Victoria Gaona Piñero (bisabuela de Perón), fue bautizada el 8 de julio de 1821, como hija legítima de los españoles José Cándido Gaona Espíndola y María Eugenia Piñero Olivera. De este documento surge pues, que era blanca, hija de cristianos, tal cual se consigna. Como este, son muchos los mitos que se siguen sosteniendo. De varios me ocupé particularmente: el lugar de nacimiento, la sangre indígena, su falso origen italiano, su parentesco con Borges, la supuesta fascinación con Mussolini, que Perón fue hermano de la primera orden franciscana, lo falsario del caso Nelly Rivas, la invención de una quimérica fortuna, etc. El lector interesado puede consultar al respecto mi último libro, Perón. Mitos y realidades. A 50 años (Sb 2024).