Opinión
Mirador político
Las causas de la derrota
Los números desnudos muestran que la derrota de la coalición antiperonista LLA-PRO el domingo pasado tuvo un factor determinante, el ausentismo. Se quedaron en sus casas los votantes antiperonistas, mientras los peronistas iban a votar.
El domingo el ausentismo aumentó un 10% respecto de la anterior legislativa de 2021. Por eso el presidente Javier Milei había exhortado en su discurso de cierre de campaña a concurrir a las urnas.
En las elecciones bonaerenses de hace cuatro años el ausentismo fue del 29%, el domingo pasado, del 39%. Los que concurrieron a las urnas en 2021 en millones de votos fueron 9,5; el domingo, 8,6.
El incremento del voto peronista fue relativamente menor: unos 300 mil votos. Lo que, en cambio, resultó clave fue el desmoronamiento del antiperonismo que pasó de 4,2 millones en 2021 a 2,7 millones el domingo pasado. Hace cuatro años la coalición de JxC había incluso vencido mano a mano al peronismo, aunque muy ajustadamente: unos 30 mil votos. Está vez fue aplastada por los el PJ.
Primera conclusión: la alianza que lograron libertarios y macristas quedó muy lejos de la suma sufragios que cada uno por su parte había cosechado cuatro años antes. La unión no hizo la fuerza.
No resultó inesperado, en cambio, que radicales y peronistas anti-K tuvieron el domingo un desempeño muy pobre con la opción “avenida del medio”. Los radicales, en particular, están cada vez más cerca de la desaparición en la legislatura platense.
Más allá de esas cifras, la pregunta clave es por qué unos fueron a votar y otros, no. Por lo que pasó el domingo el desencanto con “la política” y la crisis de representatividad de la que hablan los politólogos sería un fenómeno selectivo.
Otro clisé sin sentido -en este caso del periodismo- consiste en atribuir los triunfos del PJ al “aparato” de punteros barriales lubricados con fondos públicos. Esa imaginación no se sostiene porque habría que tener una flota extraordinaria de buses y remises para trasladar tanto votante. Una especie de “Dunkerke para la Victoria”.
De todas maneras y aunque fuese cierta, esa leyenda podría ser apenas una explicación parcial de lo ocurrido, porque no aclara por qué no se movilizó el votante antiperonista. Pero esa respuesta no hay que buscarla en el folklore político sino en la economía.
En ese sentido, lo ocurrido el domingo fue un voto contra el ajuste fiscal. El recorte dispuesto por el dúo Milei-Caputo a un gasto público que había sido elevado hasta el delirio por el kirchnerismo durante el gobierno de Alberto Fernández y la campaña electoral de Sergio Massa, tuvo un efecto empobrecedor sobre gran parte del padrón que vive de ingresos estatales.
Con la caída vertical de la inflación muchos pobres dejaron de serlo, al menos estadísticamente, pero también mucha clase media que recibe sueldos, subsidios o jubilaciones del Estado (en otras palabras, que vive del presupuesto nacional) sufrió una merma en sus ingresos a causa de la austeridad fiscal.
Tratar de resolver ese problema con una “mesa política” o con un pacto con los gobernadores (que, dicho sea de paso, están más hambrientos de fondos públicos que los jubilados) es o una ingenuidad o un despropósito. Tampoco se resuelve dejando de insultar a los opositores. Hoy como en 2023 “no hay plata”, pero la diferencia es que esa explicación ya no es aceptada por los votantes.