Correo de lectores

La muerte anunciada de Vialidad Nacional

Señor director:

Desde las últimas décadas del Siglo XX se comenzaron a desguazar, demoler y/o enajenar las empresas y bienes del Estado… Y pocos dijeron algo. Con un coro de opinólogos en los medios de comunicación, (que con distintos argumentos justificaban el desguace del Estado) vinieron y fueron por todo.

Se quedaron con los fondos de jubilaciones, con las empresas estatales, desarmaron las Fuerzas Armdas y de seguridad, el IGM, Hidronor, colegios y universidades, y hospitales, Salud, Educación… Invadieron la Justicia, corrompieron la política, vaciaron prestigiosas Instituciones, enajenaron los recursos naturales, la soberanía, etc.… Y pocos dijeron algo…

La Dirección Nacional de Vialidad (DNV) fue una valiosa institución, creada y financiada con fondos genuinos de un impuesto a los combustibles. Construyó una extensa red caminera, con carreteras, puentes, autovías y autopistas. Sus oficinas y laboratorios fueron centros de investigación y formación profesional; sus normas y manuales fueron ejemplos usados en muchos países; su prestigio se difundió en el mundo. Pero primero le quitaron el edificio, luego la achicaron, la vaciaron, hasta que finalmente fue eliminada con un Decreto de Defunción. Y pocos dijeron algo.

Veremos ahora que dicen los que quedan: los ingenieros, los Consejos de Ingeniería, los Centros y Asociaciones de Ingenieros, los legisladores, las facultades de Ingeniería, las Vialidades Provinciales, etc. Porque hasta ahora, pocos dijeron algo.

Leonardo Castagnino