Si como sostienen algunos expertos en divagues Cristina Fernández quiso darse el lujo de elegir el futuro contrincante del peronismo, ni fue original ni fue efectiva. Los que tienen aún memoria o no tienen pelo, recordarán que ese mismo truco de elegir al enemigo lo usó el fantoche mayor del golpismo pronazi, Juan Domingo Perón, en 1946, para ganar las elecciones de febrero de ese año.
Se recordará cuando lanzó la consigna “Braden o Perón” con la que arrastró el sentimiento (?) nacionalista nacional, y dividió la sociedad para siempre entre patriotas y antipatrias. Spruille Braden había hecho una breve gestión como representante norteamericano ante el gobierno germanófilo del presidente de facto Farrell -cuyo vicepresidente, secretario de Trabajo y ministro de Guerra era el mismo Perón - porque la dictadura se negaba a declarar la guerra a Hitler. Eso llevó a Braden a apoyar a la oposición al peronismo, la Unión Democrática.
Braden estuvo escasos meses en Argentina, pero esa actitud permitió transformar a Braden – un desconocido – en el enemigo del pueblo y de la soberanía, un arma clave para conseguir el triunfo electoral, especialmente en ese momento de la historia. Braden de entonces, cumplió la función del FMI de ahora: cargar con la culpa.
Varias veces, de ahí en adelante, el peronismo eligió rivales, enemigos, amigos tolerantes, con los que pactar en la derrota, falsos opositores, tránsfugas, vendidos, o incautos que se prestaban al papel de roba votos a los que llegó a financiar. Los sistemas políticos locales, que culminan con el absurdo sistema de segunda vuelta sui generis de la Constitución de Alfonsín su santo nombre, las PASO, la ley de Partidos Políticos y correlativas. El sistema de 1994, que proclama presidente a quien resultara primero aún sin tener mayoría, es un empeoramiento notorio de otros dos intentos del golpismo militar de imponer su candidato-continuador, como ocurrió con Perón.
En esa línea de querer elegir su cómodo sucesor, debe incluirse el accionar del mago de la pesificación, Eduardo Duhalde, que primero intentó fabricar como enemigo a la Corte Suprema, para terminar ofrendándole la presidencia a Néstor Kirchner. O también la vergonzosa engañifa de la candidatura de Roberto Lavagna, puesto y financiado para restar votos en favor del kirchnerismo en varias instancias electorales. Puede seguirse el listado.
Los expertos exégetas del horror sostienen que al haberse borrado Macri como el rival favorito de la magistrala, ahora elige como enemigo mimado, que cree que le restará votos a Juntos por el Cambio, a Javier Milei, que supuestamente también cosechará los votos de disconformidad que el gerenciamiento delictivo e incompetente del kirchnerismo ha provocado, evitando que se fuguen hacia la verdadera oposición.
De ahí que dedicara buena parte de su cháchara magistral a defenestrar al autoproclamado libertario, Guy Fawkes de cabotaje, a pegarle por alzar la propuesta de lo que llama su plan de dolarización, incendio y motosierra. La disertante, además de ejercicio ilegal de la abogacía, parece querer ampliar su radio de acción de curanderismo ignorante a la economía. Por un lado con una particular explicación sobre las causas de la inflación nacional, negando que la causa central del fatal estallido sea el déficit del estado y adjudicando la causa de la híper a la compra de vacunas contra el Covid, no sólo un disparate, sino que significa revolver en la peor y más luctuosa gestión de su partido en toda su trayectoria, que ocurrió justamente durante su jefatura política y su regencia presidencial.
Pero no termina ahí su acabada demostración de ignorancia. También dice que la inflación se aceleró a partir del acuerdo con el Fondo Monetario. Empacho de gráficos sin análisis. La inflación en aumento a partir de ese acuerdo no es inherente a él, ni motivada por él, sino que simplemente es el efecto de seguir con el plan platita que ella inventó, sin la posibilidad de evitar tramposamente que se morigeraran sus efectos. Nada de lo que dice el “acuerdo”, finalmente una gran concesión de Georgieva al gobierno, produjo esa inflación.
Si creyese eso en serio, se trataría de un mal diagnóstico, lo que explicaría los resultados desastrosos del curanderismo económico que se intenta una y otra vez aplicar en el país.
También tuvo lagunas de memoria. No solamente cuando primero culpa a Cavallo del desastre final de la convertibilidad y omite su cavallismo y menemismo de la primera hora, que le valió no sólo la gobernación de Santa Cruz y su inserción nacional, sino que ha olvidado sus propios elogios por su gestión al economista de la Mediterránea de quién el mismo Néstor dijo que lo había asesorado en la colocación-desaparición de los fondos de las regalías de la venta de YPF que eran de Santa Cruz y que nunca aparecieron. Buen asesoramiento.
Y en su afán de conseguir la licenciatura en economía honoris causa y un diploma que tampoco existe, prefiere no comprender que hay muchos motivos de crítica contra el Fondo Monetario, como por ejemplo ayudar a un gobierno defaulteador serial a pasar la pelota a las próximas generaciones, pero entre ellos no está el no haber predicado la austeridad y reducción del déficit presupuestario en todos los países, razón de fondo de la inflación, cuando se acaba inexorablemente el crédito y se agota largamente la posibilidad de gravar la actividad sin matarla.
No es distinto cuando pretende no comprender que ninguno de los proyectos de dolarización, más allá del modo de verbalización que elijan los candidatos o analistas, es de aplicación inmediata, sino que se requiere un complejo y es de esperar que exitoso trabajo para reacomodar precios relativos, déficit, gastos descomunales y robo descarado presupuestario. De modo que no es cierto que nadie esté pensando que sólo con dolarizar se arregla nada, mucho más después del campo arrasado que dejan sus gobiernos. Nadie ha hecho más que el peronismo en todas sus versiones para provocar el virus argentino inflacionario. Y lo sigue haciendo.
Ni una sola de las afirmaciones de la vice es cierta ni probada, ni demostrable. Es cierto que la lucha proteccionista ha recrudecido, pero no es cierto que la manera de defenderse sea la de imitar a las grandes economías, sobre todo para países pequeños, con población importante, con altísima tasa de desempleo e imposibilidad de salir de ese atolladero. Tampoco es cierto que el control cambiario en cualquier formato sea una decisión unilateral y factible, mucho menos con los instrumentos actuales, que permiten todo tipo de ataques coordinados, y mucho menos en Argentina, donde todos los mecanismos de control terminan beneficiando a amigos.
Como corresponde a los formatos actuales de facilismos populistas y redistribucionistas, el panfleto de la excandidata-a-presidenta-pero-candidata-a-algo-con-fueros pone el énfasis sobre lo que hubiese pasado si no se hubiera procedido como ella quiere, y sobre lo que pasará si no se usan métodos misteriosos y desconocidos, siempre con la amenaza de alguna conspiración para empobrecer al país rumiada quién sabe en qué sedes.
Tampoco como analista político la oradora principal del kirchnerismo acierta. Esta columna ha arriesgado que si Javier Milei consigue un número importante en las PASO, tendrá que analizar la posibilidad de anunciar no una lista de diputados geniales (?) sino un gabinete integrado con profesionales serios y creíbles para la sociedad, en vez de una alianza o simple armazón política, y sea electo presidente, con lo que dejaría de ser el enemigo que busca Cristina Kirchner y pasaría a ser el protagonista, olvidando a todos sus supuestos apoyadores, financistas y alianzas secretas o públicas.
Por supuesto, en ese caso no necesariamente contaría con las mayorías legislativas ni de gobernadores imprescindibles si se quiere empezar al menos a resolver el rompecabezas nacional, menos tras el anuncio del cómplice neoperonista Juntos por el Cambio lechada Larreta, de que no aprobará ninguna ley propuesta por Milei, y aún si lo consiguiera siempre es posible para el partido del General - que por algo lo llamó movimiento- romper el orden cívico, laboral e institucional como lo ha hecho sistemáticamente hasta ahora. Pero si se prevé tal alternativa, no habría que intentar dar cátedra de institucionalidad ni de civismo, ni de política.
Escondido entre toda la hojarasca de palabras, la mandamás del justicialismo volvió a hacer un renunciamiento digno de Eva: no será candidata. A presidenta, claro. Eso desilusiona a sus partidarios creyentes, que soñaban con su regreso luego de no haberse ido nunca, confiados en una solución que no tendrán, porque su partido y su jefa los ha condenado a la miseria irredenta. De pasada, solapadamente, condena a Sergio Massa, un agente de propaganda médica metido a galeno.
El discurso magistral, o como se tenga ganas de llamarlo, puede resumirse así: “Les he dado todo”. “Se acabó la platita. Renuncio. Arréglenselas” “Yo les dije”. Lo que recuerda a la anécdota de aquel tirano bondadoso que arrojaba dinero desde lo alto de su balcón a la multitud, que lo ovacionaba. Un día se agotó el financiamiento. El tirano salió al balcón y le espetó a la multitud: "Les he dado todo el dinero que teníamos. Ahora se acabó. Les arrojo lo último que me queda". Y así diciendo, se tiró sobre las masas. Pero como no era dinero, todos se hicieron a un lado.
El peso ya no es dinero. Cuidado los dictadores repartidores. Habrá que ver si es suficiente con que renuncien.