Espectáculos

“La energía que transmiten la música y la danza argentinas es difícil de explicar”

La compañía Brutal llega con su show de tango y folklore al corazón de San Telmo.


Sigue adelante el ciclo mensual de presentaciones de la compañía de música y danzas argentinas Brutal en Club Casablanca. Se trata del regreso de Mariano Ezequiel Oliva y su equipo artístico a ese tradicional recinto del barrio de San Telmo, esta vez con un espectáculo propio, “lo cual es una doble satisfacción”, admite el fundador y director del grupo. La propuesta que saldrá a escena este domingo desde las 20.30 es la misma que Brutal ha llevado a destinos remotos como Egipto, Emiratos Arabes, Alemania, España y Portugal, y que reúne lo mejor del tango y el folklore argentinos, con la danza como punta de lanza pero sumando también la canción.

El elenco está compuesto por ocho bailarines y músicos, con la participación de los vocalistas Carlos Alberto y Pablo Nehuén Vélez. “Me gusta decir que es una suerte de musical de folklore y tango, que si bien no posee un argumento que lo recorra por completo, sí tiene segmentos donde se narran pequeñas historias”, cuenta Oliva.

Con 22 años de trayectoria del grupo, el bailarín, coreógrafo y director se enorgullece al decir que buena parte del elenco “lleva ya dieciocho o veinte años trabajando con nosotros”.

-¿Cómo se logra?

-A esta altura, somos más una familia que una compañía artística. Venimos de una época donde todos nos poníamos la camiseta y salíamos a pelearla. Hoy los tiempos han cambiado y en el arte eso no es tan habitual. Pero nosotros hemos mantenido esa filosofía. Nos queremos, disfrutamos trabajando juntos y, aun sin serlo, nos sentimos familia.

 

RECORRIDO

La historia de Brutal comenzó en julio de 2003 en San Miguel, donde con apenas catorce años Oliva abrió un taller de enseñanza de danzas folklóricas que poco a poco fue creciendo. “Primero actuábamos en los actos escolares, después en las fiestas del barrio, y fuimos avanzando. Yo tenía muy claro lo que quería hacer de mi vida, que era vivir de la danza, eso que tanto me apasionaba. Y lo conseguí”, remarca.

El nombre inicial del grupo, Renovando Sueños, mutó a RS Company cuando llegaron los primeros viajes internacionales y decantó hace dos años en Brutal como identidad definitiva. “El bombo y las botas nos han hecho conocer nuestro país y recorrer el mundo”, celebra.

-¿La propuesta es la misma en todo el mundo o acá requiere alguna adaptación?

-Diría que es al revés: el espectáculo funciona de maravillas con el público local y demanda algunos retoques en el exterior, sobre todo por la diferencia de idiomas. Pero acá, hasta la persona más alejada del tango y el folklore entiende qué son una chacarera y una milonga. En los países árabes, en cambio, el público no conoce la zamba ni distingue entre un estilo de tango y otro. De modo que la adaptación la hacemos pensando en el afuera. En Buenos Aires sabemos que la aceptación de nuestro espectáculo es hermosa porque es una propuesta muy moderna, con una danza de proyección y orientada a todo tipo de público. En el show conviven los grandes clásicos con el tango electrónico, por ejemplo; hay para todos los gustos.

-Se dice que el tango abre puertas en el exterior, pero la música y la danza de raíz también lo consiguen, ¿verdad?

-La aceptación del folklore afuera es altísima. Mi primera gira al extranjero no fue con mi grupo sino con Pasiones Company, de los cordobeses Adrián Aragón y Erica Boaglio. Viajamos a Italia, Israel y Hong Kong. En la mitad de un espectáculo netamente de tango bailaba una zamba y una chacarera, y los teatros explotaban. Tanto, que se decidió que los bises fueran con el folklore por el modo en que se encendía la gente. A mí, como folklorista de alma, se me inflaba el pecho cada noche. La energía que transmiten, la polenta de la música y el baile de nuestro país es algo difícil de explicar.

-La danza le ha dado muchas satisfacciones, y le da ha dado también una familia.

-Es cierto. En la compañía conocí a Lola (Guitián), con quien estoy en pareja hace doce años, y somos papá de Cruz, que tiene un año y dos meses, y a los cuatro meses de vida ya estaba arriba de un avión viajando a Alemania. Es un aprendizaje enorme ser papá primerizo y a la vez hacerlo con la compañía al hombro y tratando de seguir creciendo.

-Aun con los logros internacionales, en la danza independiente el trabajo sigue siendo a pulmón.

-Es complejo, sí. Más allá de los años de recorrido y de los lugares adonde hemos llegado, nosotros seguimos siendo una compañía independiente en la que uno es su propio jefe. Y a pesar de que eso parece algo sencillo, no lo es. Hay que mantener una disciplina y generar trabajo cuando no lo hay. Esa es nuestra filosofía: cuando no aparecen la fecha, el contrato o la gira, al trabajo lo inventamos nosotros. Somos resilientes en nuestra profesión y no nos quedamos quietos. Y eso nos ha hecho aprender un montón de cosas, desde cómo se hace una puesta de luces a armar y desarmar sonido y escenario, papelerío, visas. Somos bailarines, músicos, vestuaristas, gestores, managers, productores, luthiers, porque además arreglamos nuestros instrumentos. Hasta choferes somos, porque hemos podido comprar un ómnibus para las giras nacionales y lo manejamos nosotros. No todo son las boleadoras...(risas). Uno ama lo que hace.

Además de este domingo a las 20.30, Brutal volverá a presentarse en Club Casablanca (Balcarce 668) los sábados 8 de noviembre y 6 de diciembre. El 28 de octubre el grupo iniciará una gira que los llevará a La Rioja (Aimogasta, Chilecito y la capital provincial), y a la ciudad de Río Ceballos, en Córdoba.