Ciencia y Salud

La edad de las arterias permite predecir el riesgo cardiovascular

Se trata de una medida que refleja el estado real de los vasos arteriales y que puede diferir de la edad cronológica. Una rigidez arterial elevada se asocia con mayor riesgo de hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, deterioro cognitivo y enfermedad renal crónica, entre otras condiciones.

¿Qué edad tienen sus arterias? Esta pregunta, que hace una década parecía ciencia ficción, hoy se convierte en una herramienta clave para prevenir infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV) y enfermedad cardiovascular en general. Es un concepto de edad vascular, una medida que refleja el estado real de nuestras arterias, y que puede diferir de la edad cronológica. 
La edad vascular está determinada por la salud de los vasos sanguíneos y, especialmente, por la rigidez de las grandes arterias, como la aorta. Cuando esta rigidez está aumentada, el sistema cardiovascular pierde su capacidad de amortiguar el flujo sanguíneo, lo que incrementa la carga sobre el corazón y daña la microcirculación sanguínea hacia órganos vitales como por ejemplo el cerebro, el riñón o el páncreas. 
De hecho, una rigidez arterial elevada se asocia con mayor riesgo de hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, deterioro cognitivo y enfermedad renal crónica, entre otras condiciones.
La rigidez de las arterias grandes puede medirse mediante la velocidad de onda de pulso (VOP), un método no invasivo y de fácil acceso. La VOP refleja cuán rápido viaja una onda de presión entre dos puntos del sistema arterial: cuanto más rígidas estén las arterias, mayor será esa velocidad. Esta medición permite estimar una edad vascular que, al compararse con la cronológica, ofrece una imagen clara del envejecimiento cardiovascular. Es un estudio sencillo que se realiza en el consultorio del cardiólogo con un dispositivo no invasivo, en un proceso que se asemeja en duración y formato a la medición de la presión arterial.
"Hoy sabemos que la rigidez arterial predice de forma independiente el riesgo cardiovascular, casi al mismo nivel que la presión arterial o el colesterol elevado", explicó el doctor Ezequiel Forte, médico cardiólogo y presidente del Comité Científico del Congreso de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), que se desarrolló la semana última. 
"Evaluar la edad vascular nos permite detectar a tiempo a personas que, aun sin factores de riesgo clásicos, ya tienen daño arterial acumulado y podrían beneficiarse con medidas preventivas intensivas", agregó.
"Este concepto ayuda a simplificar la comunicación con los pacientes", destacó el doctor Guido Damianich, vicepresidente del Comité Científico del Congreso y director del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial de la SAC. "Cuando una persona de 45 años descubre que sus arterias tienen 60 o 65, entiende de inmediato que algo no está bien y se motiva más para cambiar hábitos", aclaró. 

FACTORES DETERMINANTES
Entre los factores que aceleran la edad vascular están la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto y los triglicéridos elevados (dislipemia), la obesidad abdominal, el tabaquismo, el sedentarismo y la dieta rica en alimentos ultraprocesados. Aunque también pueden influir aspectos genéticos y/o adquiridos. 
Los especialistas coinciden en que la rigidez arterial es una consecuencia de los propios factores de riesgo tradicionales, así como lo son las placas de ateroma o el agrandamiento del músculo cardíaco. Lo novedoso es que es un parámetro sencillo de medir y contribuye a la toma de decisiones terapéuticas y a generar una mayor conciencia para combatir aquellos hábitos poco saludables. 
En contrapartida, las manifestaciones de la sumatoria de factores de riesgo y envejecimiento arterial son el infarto agudo de miocardio, el ACV, las arritmias y la enfermedad cardiovascular en general.
"Las personas con envejecimiento vascular acelerado (EVA) tienden a presentar complicaciones cardiovasculares a edades más tempranas", alertó el doctor Martín Lobo, presidente del Comité Organizador del Congreso. "Por eso es clave intervenir precozmente: con medicamentos, pero también con cambios en el estilo de vida, como actividad física regular, alimentación saludable, manejo del estrés y control de los factores de riesgo", prosiguió.
El envejecimiento arterial no es homogéneo. Algunos individuos presentan un envejecimiento supernormal, con arterias más jóvenes que su edad real, lo que se traduce en menor riesgo cardiovascular. Este fenotipo podría deberse tanto a predisposición genética como a una vida libre de factores de riesgo. 
En cambio, quienes presentan una edad vascular aumentada deben ser considerados en riesgo, aunque sus análisis tradicionales estén dentro de parámetros normales.
PREVENCION
"Incluir la edad vascular en la evaluación de riesgo clínico puede mejorar la prevención de eventos"
, aseguró el doctor Sergio Baratta, presidente electo de la Sociedad Argentina de Cardiología, quien añadió: "Es una herramienta adicional, que complementa a las ya conocidas y que podría redefinir a qué pacientes debe tratarse más agresivamente". 
La evidencia científica respalda esta visión. Un estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology (JACC) señala que la rigidez de las grandes arterias predice eventos cardiovasculares en cohortes clínicas y comunitarias, y que su reducción puede mejorar la salud arterial global.
"La rigidez aórtica es un marcador de riesgo, pero también es un indicativo de actuar farmacológicamente sin dilaciones", remarcó el doctor Pablo Stutzbach, presidente de la SAC. "Si logramos reducirla, disminuimos también el daño que reciben el corazón y otros órganos vitales. Debemos tomar un conjunto de estrategias, consensuadas con el paciente, para cambiar estilos de vida y mantener la adherencia a los medicamentos que se prescriban, además de programar controles médicos periódicos", puntualizó. 
El concepto de edad vascular está alineado con la tendencia a personalizar la medicina. Permite una estimación más precisa del riesgo individual y podría servir de guía para decisiones terapéuticas. En la práctica clínica, medir la edad vascular y comunicarla al paciente puede ser una poderosa herramienta de concientización.
Durante el Congreso de Cardiometabolismo de la SAC se puso énfasis en que la edad vascular es mucho más que un concepto académico: es una forma de ver el envejecimiento cardiovascular con nuevos ojos, de anticiparse a los eventos y de promover una salud arterial más duradera. En palabras de los expertos, ‘es hora de escuchar lo que nuestras arterias tienen para decir’.
OPCIONES TERAPEUTICAS
En los últimos años, diversas investigaciones han explorado opciones terapéuticas que van más allá del control de los factores de riesgo tradicionales. Nuevas líneas de tratamiento buscan específicamente reducir la rigidez arterial y mejorar la edad vascular. Entre ellas, se encuentran algunos antihipertensivos que, además de controlar la presión arterial, tienen efectos beneficiosos sobre la estructura y función arterial, como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), los antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA-II) y los bloqueadores de los canales de calcio.
Estudios recientes también han investigado el impacto de fármacos hipolipemiantes, como las estatinas, en la mejora de la función endotelial y la reducción del estrés oxidativo, dos componentes clave en el deterioro vascular. Asimismo, se ha reportado que el uso de antidiabéticos como la metformina o los inhibidores de SGLT2 podrían tener un efecto indirecto sobre la edad vascular, al mejorar parámetros metabólicos asociados al envejecimiento arterial.
"La farmacología tiene un rol importante, pero no reemplaza la necesidad de un abordaje holístico", subrayó Forte, quien detalló: "Debemos pensar en estrategias combinadas que integren medicamentos, cambios de estilo de vida y políticas públicas para reducir la carga de enfermedad cardiovascular". 
En ese sentido, diversos organismos internacionales han comenzado a promover el concepto de envejecimiento vascular saludable dentro de sus agendas de salud. Algunas políticas recomendadas incluyen la implementación de chequeos cardiovasculares integrales desde edades más tempranas, la incorporación de la medición de edad vascular en programas de atención primaria y la educación de profesionales de la salud en nuevas herramientas diagnósticas.
Argentina no es ajena a estas iniciativas. Desde la Sociedad Argentina de Cardiología están impulsando protocolos para incorporar la evaluación de la rigidez arterial en centros de salud y campañas de detección precoz en la comunidad. "Ya estamos trabajando en guías clínicas para que los equipos de atención primaria puedan usar la edad vascular como herramienta de prevención", destacó Damianich. 
A nivel educativo, se está trabajando para que los pacientes comprendan qué es la edad vascular, cómo se mide y qué pueden hacer para mejorarla. El objetivo es generar mayor adherencia a los tratamientos y empoderar a la población para que tome un rol activo en su salud cardiovascular.
"El paciente que entiende el porqué de una indicación es mucho más propenso a cumplirla", aseguró Stutzbach. "Y, si visualiza que puede reducir su edad vascular, tendrá una meta tangible y motivadora, más allá de un número abstracto en el laboratorio. Invertir en prevención es siempre más rentable que tratar las consecuencias y, en ese sentido, la edad vascular es una herramienta de medición de riesgo que llegó para quedarse", concluyó.