París - La brasileña Rayssa Leal, de 16 años, logró en París el bronce en el skateboarding, modalidad de calle, y se convirtió en la deportista más joven en ganar dos medallas en dos diferentes ediciones de unos Juegos Olímpicos, pues había ganado la plata en los de Tokio en 2021 cuando tenía 13 años.
Las japonesas Coco Yoshizawa y Liz Akama lograron el oro y la plata, respectivamente, en la que fue la segunda edición olímpica de este deporte urbano nacido en los años 50 en Estados Unidos y símbolo de la cultura callejera.
Rayssa, apoyada por miles de brasileños en la impresionante pista de skate instalada en el París más emblemático, batió el récord de precocidad en dos ediciones olímpicas que tenía la estadounidense Dorothy Poynton-Hill, quien logró plata en Amsterdam 1928 con 13 años y un oro en Los Ángeles 1932, cuando tenía 17, uno más que Rayssa.
'Fadinha' (pequeña hada), como se conoce a la dos veces medallista nacida en 2008 en Imperatriz (estado de Maranhao), logró recuperar terreno en el último de los cinco trucos de la fase final, que obtuvo la suficiente puntuación para escalar al tercer puesto con un punteo de 253,37, detrás de Akama (265,95) y Yoshizawa (272,75 puntos).
Además de los miles de brasileños ataviados con la camiseta de su selección, la patinadora estuvo apoyada por personalidades como el campeón mundial de fútbol de 1994 Raí.
"No voy a poder celebrar mucho la medalla porque vuelvo a las clases en agosto"
París - Prodigio mundial de precocidad, Rayssa Leal no va a poder alargarse mucho en la celebración de su segunda medalla olímpica, lograda este domingo en París en skateboarding callejero, porque, a sus 16 años, regresa en agosto a clases.
"Claro que lo voy a celebrar, pero ya en agosto tengo que volver a las clases, ¿por qué me has hecho esa pregunta?", respondió 'Fadinha' (pequeña hada) cuando le cuestionaron en zona mixta sobre qué hará estas próximas semanas.
Natural de Imperatriz, una ciudad del estado de Maranhao (uno de los más humildes de Brasil), Rayssa conserva la naturalidad y la insolencia de una adolescente de 16 años. Muy nerviosa en la final femenina, fue a remolque toda la competición, hasta que en el truco final se sacó de la manga una virguería que la aupó in extremis al tercer lugar.
"Fue, sin duda, el campeonato en el que estuve más nerviosa. Ya sabía todo lo que tenía que hacer, lo había entrenado, pero terminé equivocándome en dos movimientos sencillos", constató la brasileña.
A pesar de ello rompió un récord mundial de precocidad que estaba en manos de la saltadora de trampolín estadounidense Dorothy Poynton-Hill en Amsterdam-1928 y Los Ángeles-1932. Rayssa se puso dos medallas en dos diferentes ediciones (Tokio-2021, una plata y el bronce de hoy) con solo 16 años.
Con una cruz de cristo colgada en su cuello y varios pendientes en sus orejas, reconoció que los tres años que pasaron desde Tokio a París tuvo que crecer, no solo físicamente (unos 10 centímetros), sino mentalmente, al ser consciente más de la presión.
"En un año entendí el precio de una medalla olímpica. Me estuve exigiendo más de la cuenta al darme cuenta de lo que son unos Juegos, pero al final todo fue bien", detalló.
'Fadinha', apodo por el tutú de hada que usaba cuando se viralizó un vídeo de ella haciendo una virguería en skate con solo 7 años, desveló lo que hizo en la pista en los peores momentos que pasó hoy, cuando no sabía si su puntuación iba a ser suficiente para el podio.
"Me puse en los auriculares 'Amor Puro', de Djavan, 'Mudar para quê', de 'Os Nonatos' y músicas de Zezé di Camargo y Luciano", señaló, mientras mostraba la 'playlist' en su teléfono móvil.
¿Un consejo de Rayssa para los numerosos jóvenes brasileños que pasan dificultades sociales y económicas? "Independientemente de si quieres seguir una carrera deportista o profesional lo mejor es tener la capacidad de soñar y darlo todo".
En una pista de La Concordia que se asemejó a un mini-Maracaná por los miles de hinchas brasileños en las gradas, 'Fadinha' aseguró sentorse "en casa".
"Parece que estaba en Río de Janeiro, en la semifinal tuve un poco de presión, no de la mala, pero presión porque quería que todos los que estaban aquí lo celebrasen por todo lo alto", cerró.