Suplemento Económico

“La baja de las retenciones volverá al Estado en consumo y crecimiento”

El anuncio presidencial de la reducción de los derechos de exportación en el agro disparó la inversión y la expansión en áreas de trigo y soja. Se espera una cosecha récord, sostiene el economista Ernesto Ambrosetti. El campo liquidaría u$s 2.000 millones mensuales.

El campo sueña. Como nunca en tantos años los productores agropecuarios sienten que existe la posibilidad de que las retenciones a las exportaciones, un día, dejen de existir para siempre. Apuntala su ilusión el celo fiscal de un gobierno que cercena el gasto público y exhibe en su esencia el afán por reducir el entramado impositivo.

El tiempo dirá si las promesas grabadas en bronce durante la campaña electoral se cumplen o si, como le ocurrió a Mauricio Macri en su gestión, la realidad termina por imponerse, implacable.

“Me parece que por primera vez empiezan a cumplir con la palabra. Habían anunciado en las elecciones que se eliminarían las retenciones. En este nuevo anuncio, porque el decreto 38 era una suspensión -N. de R. establecía una baja temporal del impuesto hasta el 30 de junio-, lo que se dice es que en forma permanente se reducen los derechos de exportación. Será en un 20% en los granos y en un 26% para las carnes”, recalca Ernesto Ambrosetti, economista y analista agropecuario.

“Desde el punto de vista de que la reducción actual es permanente, es bueno porque genera previsibilidad. No desestacionaliza las ventas -añade el experto-. Es decir, no provoca ventas forzadas esperando que bajen o suban las retenciones, que es lo que venía pasando hasta ahora. Eso altera la decisión comercial de los productores agropecuarios e impacta en toda la cadena.

-¿Por qué se dará a partir de octubre?

-Hasta hoy hubo una liquidación récord de divisas a través de las exportaciones que venían presionadas por la pérdida del decreto de suspensión del impuesto. Estaban en el 26% y volvieron al 33%. Se aceleró y hasta junio hay liquidados en los primeros seis meses más de u$s 15.000 millones de exportación. Restan entre u$s 11.000 y u$s 12.000 millones, esto dependiendo de los momentos de declaración y los precios internacionales. Estacionalmente en los próximos tres meses se va a liquidar la mayor cantidad. No sólo porque se bajaron los derechos de exportación ahora sino también porque el productor comienza a comprar los insumos de la cosecha gruesa que se empieza a sembrar en octubre. Necesita plata para comprar los insumos estratégicos. Con lo cual se irían liquidando u$s 2.000 millones mensuales hasta fin de año. El productor va a estar esperando a octubre porque la mejora impacta sobre todo en los insumos de la soja y el maíz. La liquidación para este año será más desestacionalizada pero continuará como siempre, en función de las necesidades de la compra de los insumos y la nueva siembra.

IMPACTO

-En el debate post anuncio se hizo hincapié en el arrastre que la medida puede tener en materia de precios en el mercado interno. ¿Qué opina?

-El arrastre no será significativo. La estacionalidad marca los aumentos en la carne vacuna a lo largo del año. También en el pollo. La relación pollo-carne siempre se mantiene similar. No creo que tenga un gran impacto por los derechos de exportación. Además, en la carne se bajó 1 punto y medio, nada más. No es que se eliminaron los derechos de exportación ni mucho menos. El precio de la carne está más supeditado a la demanda del consumo interno y la mejora del poder adquisitivo de la población que a otra cosa. De todas maneras, se ha consolidado un cambio de consumo en la proteína. Se está consumiendo más pollo que carne vacuna en este momento. Igualmente, el sector agropecuario ganadero viene invirtiendo fuertemente con lo cual el año que viene también habrá más oferta de carne que este año. Pollos y porcinos vienen generando récord de producción en los últimos dos años, con lo cual la oferta será importante y no va a impulsar los precios internos en función de la baja de los derechos de exportación. Si se impulsan los precios es por una mayor demanda por parte de la población o por una escasez de oferta temporal. No lo veo.

-¿Llegaremos al día en que no existan más las retenciones al sector agropecuario?

-Creo que sí. De seguir con este rumbo el Gobierno nacional, y de tener el tiempo para hacerlo, sí. Si se consolida el superávit fiscal la intención del Gobierno es eliminar, llevar a cero todos estos impuestos. Yo había escrito en mi cuenta de X que había que iniciar con un 20% el descenso. El momento oportuno era ahora. La reacción en el trigo ante la reducción de los derechos de exportación fue la siembra de un área récord. Se espera una producción récord también. Así que ahora se puede esperar también una recuperación en el área de soja, que estaba muy afectada en sus números, especialmente en las economías más alejadas de los puertos. Esta baja de las retenciones puede impulsar un área importante de soja. Todo lo que recupera el sector por la baja del impuesto, que es parcial, se va a invertir en productividad, básicamente en tecnología. También en fertilizantes y agroquímicos para mejorar la sanidad de la producción.

-Existe una relación directa: bajan las retenciones y el productor agropecuario se expande.

-Automáticamente invierten más. Este año la inversión en la campaña 2025-2026 estaría rondando los u$s 25.000 millones. Es una cifra récord también. La inversión es automática porque el productor tiene una expectativa mejor. Esperemos que los precios internacionales no sigan bajando y que el clima acompañe. Hoy se está apostando mucho a la tecnología de alta precisión. Todo lo que es monitoreo satelital de las cosechas, entre otras cosas. Nos hemos atrasado un poco por el tema de los derechos de exportación y los problemas macro. Argentina venía segunda en el mercado mundial de compra de monitores de seguimiento de alta precisión. Queremos volver a esos niveles de liderazgo y competitividad. Todo esto es inversión, con lo cual la baja de retenciones no es una pérdida para el Estado nacional. Ese es un punto importante. La reactivación que esto genera en el interior y la mayor producción esperada va a ayudar a recuperar estos ingresos que cede el Gobierno nacional. No solamente a nivel nacional a través del IVA y otros gravámenes sino en las provincias también. Habrá una distribución más federal con Ingresos Brutos y el impuesto inmobiliario.

-¿Hay un efecto búmeran a través del consumo?

-Vuelve totalmente con el consumo y el crecimiento. Hoy hay aproximadamente 6 millones de viajes de camión para trasladar la cosecha. Tal vez el año que viene haya 1 millón de viajes más si hay más productividad y ayudan los precios y el clima. Eso genera más servicios, venta de neumáticos y expendio de combustible. Y a través del combustible le vuelve al Gobierno nacional por los impuestos. Todo hace a una reactivación y un mejor beneficio para una economía más sustentable en el largo plazo.

CAUTELA

-¿Cuál es hoy el humor de la gente de campo?

-El humor no era bueno en torno a las retenciones porque no se eliminaban ni suspendían. Hoy en día hay una nueva esperanza, parece que el Gobierno va a cumplir con su palabra de eliminar los derechos de exportación. Esto se ve con alegría, pero también se lo toma como un primer paso. También se puede hacer otra lectura: bajan de manera permanente a estos niveles, ¿se van a mantener permanentemente en estos niveles?

-Hay temor de que se queden para siempre así, fijos.

-Claro. Esa es la pregunta que se hacen muchos productores, que esperan que el año que viene con una mejora en la macroeconomía, con mayor poder político por parte del Gobierno y más peso en el Congreso, se pueda continuar con la eliminación progresiva de los derechos de exportación.

-Políticamente el panorama es distinto al de gestiones anteriores porque este gobierno tiene como eje la disciplina fiscal. Eso sustentaría la ilusión de los productores.

-Exactamente. Macri no tenía disciplina fiscal. Bajó las retenciones pero después las tuvo que reimponer. Eso generó un costo político importante. La tendencia de este gobierno en cuanto a la apertura económica y la baja de la presión impositiva lo pone en el rumbo que beneficia a cualquier sector productivo, no sólo el agropecuario. Lo que pasa es que los tiempos de eliminar los impuestos y ver los frutos son más lentos que como se hacía en el pasado, cuando aumentaban el tipo de cambio y tapaban la pérdida de competitividad. Hoy con un tipo de cambio flotante y sin emisión de moneda, ¿cómo se recupera la competitividad? Bajando impuestos nacionales, provinciales y municipales. Además, mejorando la infraestructura, es decir rutas. También generando más competencia intermodal entre el camión, el ferrocarril y la hidrovía para bajar costos.

-¿Cómo está la infraestructura al servicio del sector agropecuario? ¿De qué forma impacta en los costos?

-Hoy lo veo como un costo argentino muy elevado, que hay que trabajar fuertemente para que baje. El ferrocarril todavía no se ha desarrollado en su potencial; la Hidrovía está reasignándose en sus distintas concesiones; y el camión tiene sus distintos privilegios. Hay un anuncio importante que sería la liberación de los bitrenes en la Argentina. Ahora están autorizados para ciertas rutas y en determinadas provincias. Se usan permanentemente en Brasil, Australia y los Estados Unidos, y eso ayuda a reducir el costo de las tarifas de transporte. Eso sería importante para el productor y para las economías regionales que están muy alejadas de los centros de consumo o de los puertos.

-Para implementar los bitrenes, dada su longitud -pueden medir desde 22,5 hasta 30,25 metros de largo con una capacidad de carga desde 60 hasta 75 toneladas-, se necesitan mejores rutas.

-Viene concatenado con las rutas. Sabemos que por ahora no hay inversiones importantes con las rutas, aunque hubo anuncios de que se van a mejorar. Es fundamental mejorar la infraestructura de rutas en la Argentina, pero también sabemos que eso lleva mucho tiempo. Si me dan un plan, ya sé que de acá a cinco años no voy a tener mejores rutas. Se dará a mediano y largo plazo. Lo mismo ocurre con los impuestos. Son los tiempos de un cambio de rumbo de un país que venía en una situación muy crítica.

OTRO PAIS

-El campo es la locomotora de la economía nacional pero algunos informes muestran que en una década perderá su peso relativo a manos de la minería y la energía. ¿Imagina ese escenario donde los dólares provengan de otros sectores?

-Al campo lo veo bien. Está amesetado en su productividad durante las últimas décadas debido a la presión impositiva que soporta y las regulaciones que limitaban las exportaciones. Si liberan las restricciones, el sector agropecuario puede generar por lo menos 30 millones más de toneladas en los próximos cinco años. Todo esto provocaría una mayor participación del sector agropecuario en la generación de divisas. Ahora, en los próximos cinco años va a complementarse con la minería y la energía. Esto va a ser muy bueno para el país, que no solamente un sector aporte buena cantidad de divisas. Hoy de cada 10 dólares que ingresan en la economía, 6 son del agro. La sumatoria de los tres sectores con gran potencial de crecimiento van a posibilitar un país con una estabilidad económica y una sustentabilidad mucho más importante.

-¿El campo tiene que trabajar en abrir nuevos mercados de exportación?

-Por supuesto. Siempre hay que trabajar eso, es permanente. Hoy el campo tiene que invertir fuertemente en el seguimiento de la huella de carbono y la huella del agua. Hace falta ser más amigable con el medioambiente. Todo esto hay certificarlo a través de la trazabilidad con firmas que garanticen que el sector está haciendo buenas prácticas agrícolas y utilizando tecnología de alta precisión.

-¿Eso es lo que exigen ahora los mercados más avanzados?

-Es lo que se está empezando a exigir y lo que va a restringir el acceso al mercado internacional en los próximos años. Las restricciones en el mercado mundial primero fueron arancelarias, ahora estamos teniendo movimientos a partir de las negociaciones de los Estados Unidos. Pero después, cuando se eliminaron las restricciones arancelarias, surgieron las restricciones por la sanidad alimenticia y el cuidado del medioambiente. Hay que estar preparados para que no nos restrinjan en el mercado internacional y para eso hay que aplicar buenas prácticas ganaderas, agrícolas, forestales y frutales.