“Aquí, aquí, que toquemos madera”, propone Paco de La Zaranda, tal vez supersticioso, mientras invita a sentarse en una de las mesas del bar del teatro Picadero. Se mueve por el espacio señorial como pez en el agua, de tanto que conoce ese faro de la cultura porteña al que regresa cada año con rigurosa puntualidad. Se acomoda, pues, junto a Eusebio Calonge y el interlocutor se asoma al universo creativo de dos de los pilares de la prestigiosa compañía de teatro española La Zaranda.
Andaluces de Jerez de la Frontera, el dramaturgo (Calonge) y el actor y director (Paco, nacido Francisco Sánchez) están de nuevo en Buenos Aires cumpliendo con el ritual de tantas temporadas, aunque esta vez de un modo distinto: acaban de presentar, en calidad de estreno mundial, una obra propia protagonizada por dos actrices argentinas: ‘Quien sea llega tarde’.
“Después de frecuentar esta ciudad desde 1988, no traer un espectáculo de afuera sino crearlo aquí era un reto para nosotros, algo muy bonito, que nos apetecía mucho. Y se dio del modo más natural del mundo. El ofrecimiento vino de (el productor y dueño de la sala) Sebastián Blutrach y llevamos tantos años trabajando juntos, desde el 2001 cuando vinimos al teatro Liceo, que no dudamos en aceptar”, cuenta Calonge.
“Hemos traído veinte espectáculos en todo este tiempo, Buenos Aires es una plaza fundamental cuando pensamos en montar un trabajo porque el público porteño es muy muy especial. Sabemos que con el espectador de aquí se da esa comunión que nosotros buscamos siempre en el teatro. El espectador de Buenos Aires es capaz de convertirse en comulgante y eso lo hemos sentido siempre. Es cierto que esta vez hemos dejado a nuestra gente y nos hemos venido a trabajar acá, pero no lo estamos sintiendo como una falta de algo porque las actrices con las que estamos tienen una calidad artística, un alma sobre el escenario que nos hace sentir lo mismo que en los proyectos anteriores”, completa el director.
Alude de este modo a Lucía Adúriz y Nayla Pose, a quienes llegaron por sugerencia de Blutrach “ya que necesitábamos gente que conociera nuestro trabajo y abrazara nuestro lenguaje”, dicen. “El éxito ha sido pleno porque desde el primer día formamos entre los cuatro un equipo que pareciera venir trabajando de toda la vida. El milagro no depende del tiempo que uno se conoce ni de la cantidad de ensayos: el milagro surge o no surge, y esta vez surgió”, sentencia Calonge.
UN SELLO
Junto con la admiración hacia las actrices, Paco de La Zaranda admite sentir “cierta envidia porque la mayoría de las veces yo estoy arriba y abajo del escenario y ahora, al verlas, me gustaría participar de ese juego”. No obstante, aclara que no han tratado de imprimirle a la puesta un “sello Zaranda” sino que “queremos que sea un trabajo de aquí, hecho aquí, con nosotros y con ellas, y que en ese cruce el teatro nos revele su secreto”.
“Yo lo escucho y no dudo en decir que es un teatro porteño. Porque así lo han asumido las actrices y porque el autor así lo ha permitido. La voz, la palabra es de dos actrices de aquí, y eso lo hace muy pelicular”.
“Es que hemos recorrido tanto -interviene Calonge-, hemos plantado tanta semilla, que es momento de que todo eso aflore. Aquí aprendimos tantísimo, disfrutamos trabajando y hoy les mostramos esta obra cuyo lenguaje es el nuestro, el mismo, aunque cambie tal vez el acento de las voces. Por nosotros se expresa el teatro y el teatro es siempre el mismo”, completa.
“Es un hito”, no dudan en calificarlo casi a coro, “porque nosotros siempre venimos y nos vamos, y esta vez nos iremos pero el trabajo se queda. Y eso es algo muy emocionante, sobre todo por la posibilidad de permanecer en una cartelera teatral de excelencia como la de Buenos Aires”. ‘Quien sea llega tarde’, que se presenta los domingos a las 18.30 en la hermosa sala ubicada en el Pasaje Discépolo, tiene ya asegurada una temporada en los Teatros del Canal de Madrid para junio próximo.
"El milagro no depende del tiempo que uno se conoce ni de la cantidad de ensayos: el milagro surge o no surge, y esta vez surgió”, dicen los creadores sobre su encuentro con las protagonistas.
-¿De qué va la obra?
(E. Calonge) -Como todas las propuestas de Zaranda es muy alegórica. Argumentalmente, se da en una oficina donde todo se va acabando, la luz, la calefacción, y se pierde el sentido de la rutina de la vida, aunque persiste la esperanza. La gran metáfora es la oficina como mundo y la obra busca expresar que el hombre es irreductible a perder la esperanza, que conserva siempre el deseo de trascender y que eso implica buscar en el otro algo mejor. Es sabido que nuestras metáforas son muy abiertas y cada espectador encuentra en ellas cosas distintas. Esta no ha sido la excepción, hemos seguido jugado como siempre tratando de ofrecer una interpretación lo más grande posible del hecho.
(P. de La Zaranda) -Hay algo del cuento, de lo metafísico y de lo que podamos explicar de la obra, que es inabarcable porque va más allá del razonamiento. El teatro se da cuando se escapa de la realidad real. Puedo yo estar tirando una tierrita y hacerlo sentir a usted que estoy viviendo un terremoto, y no hace falta que haga vibrar toda la sala. El teatro está lleno de misterios que una vez más nos ha empezado a regalar desde que llegamos aquí para esta obra.
(EC) -El texto vino con nosotros, claro, pero se encontró con dos magníficas actrices, de una creatividad impresionante. Es cuando toca el escenario que todo lo que uno imaginó finalmente crece.
UN MUNDO OSCURO
-Una obra que pone el foco en la esperanza parece pensada especialmente para este momento de la Argentina.
(EC) -Es que el teatro siempre hace una fricción con la sociedad a la que cruza. Si uno decidiera montar ahora mismo una obra clásica, de los griegos, por ejemplo, si no existiera esa fricción con el presente la obra estaría muerta. Justamente, los clásicos siguen vivos por su fricción con la sociedad. Y claro que nuestra obra también tiene esa fricción desde el misterio con el que nosotros trabajamos. La rebeldía contra lo que duele en el mundo siempre está en el teatro. El público argentino hará su lectura, y es probable que cuando vayamos a España la lectura sea otra. Verdaderamente, el mundo atraviesa un momento muy oscuro en el que uno no sabe qué dirección va a tomar. La necesidad de la esperanza está en todas partes.
(PdLZ) -Hay en el teatro un encuentro de sentimientos humanos que nos iguala. No son similares las realidades sociales, claro, pero sí lo son los sentimientos más profundos y las pasiones que nos mueven. Yo quiero que el teatro me siga sorprendiendo y por eso huyo de mí mismo. Incluso huyo de Zaranda, porque a veces la gente está muy atenta y expectante de lo que uno hace. Pero no: en el momento en que me anclo en algo me estorbo yo mismo. Y aquí he encontrado, con ellas (las actrices), nuevas verdades y posibilidades que nos ofrece el teatro.