La Reina Máxima está en la Argentina y pasará otro Año Nuevo en Bariloche junto a la familia real
La reina de los Países Bajos, Máxima Zorreguieta, volvió a elegir la Patagonia argentina para despedir el 2025, reafirmando una tradición que se repite año tras año. La monarca arribó a San Carlos de Bariloche minutos después de las 14 horas, junto a su familia, para pasar los últimos días de diciembre y Año Nuevo en una estancia privada de la región.
Según fuentes consultadas, la llegada estaba prevista para el 26 de diciembre de 2025 cerca de las 13 horas en un vuelo privado al aeropuerto Teniente Luis Candelaria, pero el aterrizaje se produjo pasadas las 14, bajo un estricto operativo de seguridad que ya se encontraba desplegado en las instalaciones del aeropuerto local.
Tras tocar suelo barilochense, la familia real se trasladó de inmediato hacia la Estancia Pilpilcurá, ubicada a unos 75 kilómetros del centro de la ciudad, en plena zona cordillerana. El recorrido fue acompañado por custodia permanente hasta el establecimiento rural.
Máxima viajó junto a su esposo, el rey Guillermo Alejandro, y sus hijas: la princesa Amalia, heredera al trono, y las princesas Alexia y Ariane. La elección de Bariloche responde al vínculo personal y afectivo que la reina mantiene con la Argentina, su país natal, y especialmente con la Patagonia, un destino que la familia considera ideal para el descanso y la privacidad.
Aunque la presencia de la realeza neerlandesa no pasa inadvertida para residentes y turistas, el grupo mantiene un perfil bajo, evitando apariciones públicas. Aun así, cada visita genera expectativa por tratarse de una tradición estival consolidada.
La Estancia Pilpilcurá se extiende sobre 3.000 hectáreas y combina el estilo clásico patagónico con servicios de alto nivel. Con apenas cinco habitaciones boutique, ofrece actividades como pesca con mosca, cabalgatas, trekking y visitas a cuevas con pinturas rupestres, además de contar con ganado Hereford y huerta propia.
El restaurante del complejo se destaca por desayunos de repostería artesanal y almuerzos elaborados con productos frescos de la región. Desde que Máxima Zorreguieta adquirió la propiedad en 2009, impulsó una renovación integral —incluida la mejora acústica de las suites— para maximizar la privacidad y el confort, consolidando el lugar como un hogar familiar en la Patagonia.