Escandaloso. Así fue el cierre del torneo de Primera División de 1963. Independiente se quedó con un título por el que había hecho grandes méritos, pero su consagración se vio opacada por un bochornoso triunfo en la última fecha sobre San Lorenzo. El Rojo se impuso 9-1 en un partido en el que el árbitro Manuel Velarde permitió el juego brusco de los de Avellaneda que sacó de la cancha a Héctor Rodolfo Veira y Roberto Telch y provocó la insólita actitud de los futbolistas azulgranas de dejarse vencer. La lesión sufrida por el Bambino y un gol en contra marcado por el mediocampista santo Oscar Coco Rossi desde la mitad de la cancha fueron las imágenes históricas de ese polémico clásico.
El torneo se cerraba con un mano a mano entre Independiente y River. El Rojo recibía a San Lorenzo y llegaba a la fecha final con dos puntos de ventaja sobre los millonarios, que se medían en Núñez con Argentinos. El puntero se quedaba con todo en caso de ganar. De lo contrario, dependería de la suerte de su escolta en el duelo con los de La Paternal. Lo cierto es que los de la banda roja habían sido los grandes animadores y habían estado varias jornadas en la cima de la tabla, pero tuvieron una inoportuna pérdida de rendimiento que fue aprovechada por los de Avellaneda para alcanzarlos, primero, y dejarlos dos puntos atrás, más tarde. Así se llegó al 24 de noviembre, el día en el que se bajaba el telón sobre ese certamen que reunió apenas a 14 equipos y tuvo sólo 26 fechas.
El duelo en el estadio de la Doble Visera se le hizo cuesta arriba a Independiente. Veira, un atorrante purrete de 17 años que jugaba bárbaro, puso en ventaja a San Lorenzo. Hacía varios minutos que River se imponía 1-0 a Argentinos con un gol de Ermindo Onega. El suspenso ganaba la escena.
De pronto Rubén Marino Navarro, un áspero defensor del Rojo, levantó por el aire al Bambino. Le provocó una serie lesión ligamentaria en el tobillo izquierdo. La exageración llevó a decir que lo había fracturado, pero no fue así. Lo cierto es que Hacha Brava, tal el apodo del recio zaguero, sacó de la cancha a Veira. Velarde no tomó ninguna medida contra el futbolista santiagueño. Un rato después Navarro derribó en el área a Victorio Casa cuando se aprestaba a definir. Insólitamente, el árbitro ignoró el penal.
El Ciclón dominaba, pero ese Independiente, rudo en la marca (con Navarro y el uruguayo Tomás Rolan como máximos exponentes) y con grandes delanteros como el habilidoso Raúl Emilio Bernao y buenos definidores como Mario Rodríguez y Raúl Armando Savoy, alcanzó la igualdad. Savoy estampó el 1-1. Y también le puso la firma al segundo gol del local al acertar desde los doce pasos la ejecución de un penal que sólo existió en la imaginación del juez. Por si fuera poco, dispuso la insólita expulsión de Rafael Albrecht, defensor azulgrana. Velarde no intervino para detener la escalada de violencia roja que la causó una lesión a Telch, quien al igual que Veira se vio forzado a abandonar la cancha. La Oveja se fue a los 48 minutos de juego. El Bambino, a los 25.
Con el camino allanado por la parcial actuación del árbitro, el equipo dirigido por Manuel Giúdice aumentó a través de Bernao. En ese instante, San Lorenzo se hartó y optó por dejar de oponer resistencia. Se declaró en huelga. Permitió que su rival jugara a su antojo. El Ciclón estaba imitando la actitud de Gimnasia en 1933, cuando el equipo platense al que llamaban El Expreso fue perjudicado por el juez Alberto Rojo Miró y se sentó en la cancha justamente contra los azulgranas en un partido en el que lo perjudicaron cuando se atrevió a pelear el título mano a mano con los de Boedo. En esa ocasión, los triperos perdieron 7-1.
Ante la total sumisión de San Lorenzo, el Rojo siguió sumando goles. Dos tantos más de Savoy (hizo cuatro esa tarde), uno de Jorge Vázquez, otro de Mario Rodríguez y uno más de Bernao fueron abultando ridículamente el marcador a favor del dueño de casa. Pero a ese absurdo partido le faltaba un acto más: Coco Rossi, un eximio gambeteador azulgrana, decidió que la protesta de su equipo ante tamaño despejo necesitaba un acto contundente. Entonces, recibió la pelota en la mitad de la cancha y desde ahí buscó su propio arco. Marcó un golazo en contra que su compañero Agustín Irusta no hizo nada para evitar.
El partido finalizó 9-1. Independiente se quedó con un merecido título, pese al escándalo del último partido. Velarde, que era considerado un buen árbitro, fue suspendido por varios meses. San Lorenzo terminó goleado, pero con la frente en alto e instalado en la historia por su huelga de piernas caídas.
Independiente 9 - San Lorenzo 1
Independiente: Osvaldo Toriani; Roberto Ferreiro, Rubén Marino Navarro, Jorge Maldonado, Tomás Rolan; Osvaldo Mura, José Andrés Paflik; Raúl Emilio Bernao, Jorge Vázquez, Mario Rodríguez, Raúl Armando Savoy. DT: Manuel Giúdice.
San Lorenzo: Agustín Irusta; Raúl Páez, Jorge Mariotti, Rafael Albrecht, Silvio Ruiz; Oscar Rossi, Roberto Telch; Héctor Facundo, Eladio Zárate, Héctor Rodolfo Veira, Victorio Casa. DT: José Barreiro.
Incidencias
Primer tiempo: 20m gol de Veira (SL); 30m gol de Savoy (I); 44m gol de Savoy (I), de penal; 45m expulsado Albrecht (SL). Segundo tiempo: 19m gol de Bernao (I); 20m expulsado Páez (SL); 29m gol de Savoy (I); 30m gol de J. Vázquez (I); 35m Gol de M. Rodríguez (I); 38m gol de Bernao (I); 41m gol de Savoy (I); 43m gol de Rossi (SL), en contra.
Cancha: Independiente. Arbitro: Manuel Velarde. Fecha: 24 de noviembre de 1963.