Política

Grave error de cálculo que debilita la gobernabilidad

El estruendoso fracaso de Cambiemos en la Cámara de Diputados abre por lo menos cuatro interrogantes: sobre la gobernabilidad, sobre la impericia de los principales operadores políticos (Peña, Frigerio y Monzó) y sobre la confiabilidad de las acuerdos con los gobernadores peronistas. También sobre la alianza con Elisa Carrió.

Las dudas sobre la gobernabilidad son las más perniciosas. Si después de darle una paliza electoral al peronismo hace apenas dos meses, Mauricio Macri no puede sacar del Congreso leyes clave para que la economía no se desbarranque, ¿cuándo estará en condiciones de hacerlo? Pero lo más grave de esa pregunta no es que nadie tiene la respuesta. Lo grave es que se la hacen tanto los que votan una vez cada dos años, como los principales actores económicos, esos que votan todos los días decidiendo inversiones.

Lo primero que debería hacer el presidente es dar una señal clara de que entendió la magnitud del error y los que negociaron con los gobernadores peronistas el apoyo parlamentario fallido deberían dar un paso al costado. Por lo menos uno.

No es el primer error que cometen. Negociaron la reforma laboral con la CGT y el proyecto también se fue por el drenaje cuando los sindicalistas se dieron vuelta. Si ayer hubieran sentado 135 diputados en las bancas, no hubiera habido griterío ni patoteada con chance de éxito.

Los peronistas hacen acuerdos “pampa”, que no cumplen. Eso debería saberlo Frigerio. O presionan hasta último momento cuando ven un interlocutor débil. Anteayer, como Cambiemos no conseguía el quórum, el tucumano Juan Manzur le arrancó una concesión: que se eliminase la suba de impuestos a las gaseosas azucaradas (Coca Cola).

Los apretó hasta el final con éxito. Con estos antecedentes Peña no puede dar una conferencia de prensa acusando a forajidos antidemocráticos de haber hecho fracasar la sesión. Ese es un problema que él debería haber resuelto, para eso lo votaron. Para neutralizar a los forajidos

Otro problema es el de Elisa Carrió. Arrastró los pies con la reforma porque no le gusta pagar costos políticos y cuando sus aliados estaban peleando con el peronismo en el recinto, ella pidió el levantamiento de la sesión. Pero ese problema le queda grande a Peña; lo tiene que resolver Macri.