Tironcito de orejas, como siempre. Pero, en el fondo, más sentido de pertenencia que refractaria sensación de extrañeza. Cada mes de octubre, año tras año -y ya van 61- el Coloquio de IDEA se erige en un altar adonde los empresarios presentan sus deseos y reclamos como si fueran ofrendas.
En esta ocasión, pese a la identificación ideológica, el encuentro discurrió con cierta frialdad hacia el Ejecutivo. Como esas parejas que se pelean, se miran con rencor pero en el fondo se quieren.
La ligazón, sin embargo, no ahorra la queja. ¿Qué reclaman los hombres de negocios? La necesidad de tener seguridad jurídica y la urgencia por plasmar la baja de impuestos. Seguridad jurídica para invertir a largo plazo y recorte de gravámenes para ser competitivos. Mucho más ahora que se ha levantado el portón para el ingreso de las importaciones y los empresarios, sobre todo los pymes, le temen al espectro de la persiana baja.
Hace ya un puñado de años que el Coloquio de IDEA se desarrolla en Mar del Plata. Hubo también ediciones en Bariloche. Por cercanía, logística e infraestructura la Perla terminó por imponerse. Son tres jornadas matizadas por diversas charlas temáticas en las cuales desfilan emprendedores, economistas, influencers, periodistas y demás figuras de esta variopinta galería llamada Argentina.
El punto álgido del coloquio tiene lugar cuando se produce la visita presidencial, que en este caso no ocurrió dado que Javier Milei viajó a Estados Unidos para encontrarse nada menos que con Donald Trump en la Casa Blanca.
En cambio, el ministro de Economía, Luis Caputo, envió un mensaje grabado de 7 minutos de duración desde Washington. Palabras más, palabras menos, dijo lo que los empresarios querían escuchar:
* “Quiero acercar mi agradecimiento a todos los empresarios por estos primeros 20 meses de soporte de un cambio de modelo que es bien claro. Hemos dejado el modelo de déficit fiscal financiado con impuestos, deuda y emisión monetaria, que llevaba a una depreciación de nuestra moneda que se traducía en devaluaciones, más inflación y menores salarios. Nos hemos encargado de arreglar esas distorsiones. Y lo hicimos sin romper contratos, sin devaluaciones, congelamiento de depósitos o pesificaciones asimétricas”.
* “Estamos en un contexto económico mucho más previsible. Hemos logrado estabilizar la macroeconomía, logrando el tan ansiado equilibrio fiscal”.
* “Logramos reducir la pobreza en más de 26 puntos. Sacamos a 12 millones de argentinos de la pobreza. Bajamos impuestos por más de 2,5 puntos del producto. Está claro que este es el camino”.
* “Ahora viene una segunda etapa, lo que son las reformas de segunda generación: reforma laboral y reforma tributaria. La reforma laboral es fundamental porque tenemos un sistema rígido y arcaico. Ustedes lo padecen, por eso no crece el empleo desde 2011”.
* “Ustedes saben mejor que yo las dificultades que genera contratar gente. Para las pymes tener que despedir a alguien puede hacer que tengan que cerrar su emprendimiento. Hay que terminar a la industria del juicio”.
* “Habrá también una reforma tributaria: eliminación de muchos impuestos, la baja de otros y la simplificación del régimen tributario. Habrá incentivos para desarrollar el ahorro interno”.
* “La forma de ganar competitividad es con las desregulaciones y la baja de impuestos. Los invito a que nos sigan acompañando en este cambio. Sé que para muchos es difícil abrirse a la competencia y tener que invertir es todo un desafío”.
Despedida. Tibios aplausos.
HOLA, SOY DONALD
“Si Milei pierde, no seremos generosos con la Argentina”. Donald Trump soltó la frase en la Casa Blanca con la misma impunidad con que el Enola Gay abrió las compuertas y dejó caer la bomba atómica sobre Hiroshima. El efecto en la Argentina en general, y en los mercados en particular, fue devastador.
Todas las interpretaciones que vinieron después fueron en vano. Al menos esa tarde casi todo salió mal para la misión argentina en Washington. Era de esperarse que el encuentro del presidente Milei con Trump, ambos escoltados por sus principales espadas, redundara en un impulso notable hacia la administración libertaria. Respaldo mediante, fluiría nuevamente la confianza. Ocurrió, sin embargo, todo lo contrario.
Como anfitrión, el viejo Donald es gentil, aunque no cálido. Dueño de casa, no se priva de decir lo primero que se le viene a la cabeza. Alguien le habrá comentado que hay próximas elecciones en la Argentina y entonces el hombre lanzó su frase empática, un vientito que terminó convertido en vendaval.
Al caer la noche del martes la platea se dividía entre quienes pensaban que Trump había hablado de los comicios legislativos; los que decían que por el contrario se refería a las presidenciales del 2027; los que ahora dudan de la ejecución completa del swap monetario; los que se sintieron vacíos porque no hubo anuncios puntuales. En el sur las aguas se volvieron turbias.
Lo cierto es que no hay certezas sobre el punto que más nos interesa: la llegada de u$s 20.000 millones para reforzar el sistema cambiario, que podrían transformarse en u$s 40.000 millones si el Tesoro encuentra respaldo en el sector privado. ¿Vendrán antes o después de las elecciones? ¿Dependerá del resultado en las urnas? ¿El dinero arriba todo junto, en paquete o en partes? ¿Existen condiciones que desconocemos?
Por ahora no hay respuestas a todas esas preguntas. Trump despidió a sus invitados con una palmadita en la espalda, diciéndoles frases lisonjeras como “me gustan los argentinos” y tranquilizándolos porque "Argentina tiene muchísimo potencial".
Las dudas entre los especialistas abundan porque, pese a que Milei antes de viajar aseguró que “nos van a salir dólares por las orejas”, todos saben que los mecanismos de rescate en este país pueden tener una existencia efímera. Si no hay confianza y la demanda de dólares se incrementa, el mercado bien podría fumarse los u$s 40.000 millones en pipa.
Los que revuelven en el arcón de los recuerdos extraen de la memoria palabras o fórmulas como megacanje, blindaje, convertibilidad e intangibilidad de los depósitos. Todas esas garantías, más temprano que tarde, fueron vulneradas.
Como bien dijo Martín Redrado, “si no empezás a generar dólares de exportación o inversión lo de Bessent puede ser otro puente de seis meses como lo del FMI. El Tesoro no pondrá plata siempre si la balanza de servicios genera un déficit de u$s 11.000 millones”.
La cuestión de fondo es estructural. En el último informe de Idesa (Instituto para el Desarrollo Social Argentino), el economista Jorge Colina publicó cifras escalofriantes: desde enero a agosto la demanda de dólares para ahorro fue de u$s 17.000 millones, donde la totalidad se produjo desde abril 2025, cuando se puso fin al cepo para personas humanas; los servicios de deuda externa (capital más intereses) consumieron u$s 12.000 millones; el gasto en turismo en el exterior fue de u$s 8.000 millones.
Así las cosas, urge que ingresen dólares de manera genuina a través de las exportaciones y las inversiones o bien que se active el swap salvador del Tesoro estadounidense. De lo contrario, si el ritmo de salida de divisas continúa, no habrá más remedio que cerrar el grifo.
INFLACION
El ruido generado tras las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, esta sensación de estar al garete en algunas cuestiones básicas, azuzó la disparada del precio del dólar en el último mes y, es sabido, esto impactó como un latigazo sobre los precios. De allí que la inflación en septiembre haya dado un pequeño brinco hasta colocarse en el 2,1%.
La parábola descendente del proceso inflacionario encuentra en las elecciones y toda su pirotecnia un efecto adverso. El leve incremento dista de ser un fenómeno pasajero. Lo que vimos en septiembre, según explican en la Fundación Libertad y Progreso, volveremos a verlo con los datos de octubre. “De continuar estas tendencias se espera que la inflación de octubre se ubique en torno al 2,3% o 2,4%”, proyecta Iván Cachanosky, economista jefe de la entidad.
Otra manera de analizar el escenario es comparando lo que los economistas llaman “precios relativos”. Según Nadin Argañaraz, titular del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, “los alquileres y los servicios públicos integran el componente de la canasta que más aumentó su precio relativo entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025. En el otro extremo, las prendas de vestir y el calzado son los bienes cuyo precio relativo más bajó entre iguales meses”.
Entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025 siete componentes aumentaron su precio relativo y cinco lo bajaron. Los alquileres y los servicios públicos experimentaron un incremento del 59%. La salud es el servicio que menos aumentó su precio relativo entre ambos meses, con un 5%. En el otro extremo, las prendas de vestir y calzado bajaron en un 28%.
Aunque Usted no lo crea.