Opinión

Genocidio Armenio

primer gran masacre del siglo XX fue...planificada. Tuvo por objeto –aunque cueste creerlo- el exterminio de todo un pueblo. En este caso el pueblo armenio.
Armenia fue un país del Asia, que tuvo territorio propio y por ende gobernantes–reyes en este caso-.
Al perder su independencia política, en la edad media su territorio y como consecuencia, sus habitantes fueron repartidos entre Persia (hoy Irán) Rusia y Turquía, país al que le correspondió la mayor cantidad de tierras y el mayor número de armenios.
Estos son mayoritariamente, de ojos y cabellos negros, tienen una alta dosis de inteligencia y poseen una literatura muy valiosa. Tienen también una aguda capacidad comercial. Se calcula su número actual en alrededor de cinco millones. Y habitan en los países que ya mencionamos. También viven en Rumania, Hungría y Polonia.
En la Argentina vive una numerosa y laboriosa comunidad armenia.
Las mujeres tienen –tenían- entre ellos una categoría social inferior. En su casi totalidad practican el cristianismo. Comencé esta nota aludiendo a una gran masacre.
En 1915, el Imperio Turco inició el genocidio del pueblo armenio, asesinando a más de un millón y medio de personas. Fue la primera gran tragedia –repito- del siglo XX. Su finalidad, el exterminio de todo un pueblo. En 1914 Turquía había declarado la guerra a Rusia, pero sus tropas fueron derrotadas y se replegaron.
Durante la retirada, tomaron represalias contra la población Armenia, a la que acusaban de simpatizar con los rusos. Sin embargo, buscar las razones a semejante crimen es una tarea sin sentido.
Familias enteras fueron exterminadas o se suicidaron. Se tomaron como rehenes miles de niños y mujeres. Muchas de estas fueron obligadas a ejercer la prostitución. Otros, más afortunados fueron deportados y debieron buscar nuevos hogares en distintos lugares del mundo.
El ministro del interior Talcat, un asesino que no mató con sus manos a nadie. Pero creó una forma de crimen para la cual hubo que inventar una nueva palabra: genocidio. Talcat el ministro solamente asesinaba firmando papeles y usando su teléfono y dictó esta resolución. ¡Y esta fue una resolución oficial!: “Comunicamos que el gobierno ha decidido expulsar totalmente a los armenios que habitan Turquía. Los que no cumplan esta orden serán expulsados de la administración pública. No debemos tener miramientos ni siquiera con las mujeres niños o enfermos”. ¡Qué resolución tan inhumana!. Se me ocurre que “es preferible la crueldad confesada que disfrazada de legalidad”.
Pocos gobiernos extranjeros condenaron la masacre y solo algunos intelectuales europeos alzaron su voz sin ser escuchados. Tal vez esta indiferencia estaba gestando otra masacre. Solo 25 años después, se producía en la Alemania Nazi otro genocidio con más víctimas aún.
Actualmente la comunidad internacional ha reconocido la tragedia armenia. Pero la lucha por la verdad y la justicia todavía continúa. No es fácil explicar como se puede condenar a muerte a un pueblo.
Este hecho aberrante fue llevado a cabo por el gobierno turco en 1915, durante la Primer Guerra Mundial. Obviamente nada tiene que ver el pueblo turco como nación sino los gobernantes de ese momento, de esa época.
Es cierto que la guerra facilita la creación de un clima espiritual que transforma al “diferente” en enemigo y luego –con una propaganda hábil- en traidor.
Los armenios tenían –lo que no es un pecado- una fuerte identidad propia, que no era susceptible de modificar, ni en su convicción religiosa, ni en sus costumbres.
Y llegó el fatídico 24 de abril de 1915. El gobierno turco detuvo inicialmente a cientos de intelectuales y dirigentes comunitarios. Fueron asesinados rápidamente. Y durante ocho largos años, hasta 1923 siguieron los crímenes, no sólo permitidos sino también –lo que es peor- “legalizados”.
El método de exterminio era simple. Se deportaba contingentes de entre seis mil y veinte mil armenios, fueran hombres, mujeres, niños, ancianos o enfermos. Iban casi todos a pie atravesando ríos y montañas, sin abrigo ni protección alguna. Otros armenios con más suerte eran amontonados en trenes de ganado. De estos muchos morían por falta de alimento o agua.
En realidad no iban a ningún lado. En el primer año solamente fallecieron más de un millón de los 2 millones de armenios que habitaban Turquía. Actualmente Armenia es una nación independiente con una población de cuatro millones de habitantes.
Perteneció durante el siglo anterior a la Rusia soviética hasta que el 21 de septiembre de 1991 logró su independencia como nación.
No puede decirse que los heridas estén cicatrizadas. Porque ese dolor físico que lastimó a sus antepasados, es todavía un desgarramiento para los armenios de hoy. Es que “las heridas espirituales no sangran, pero lloran”.
Y un aforismo final para ese dolor del pueblo armenio por la injusticia sufrida: “Odiar a un pueblo es tan irracional como odiar a la naturaleza”.