Ciencia y Salud

Frenar para avanzar: el secreto de una creatividad sostenible inspirada en la naturaleza

El año comenzó hace ya varios meses, pero podríamos decir que para muchos la actividad laboral y creativa recién está iniciando. Sin embargo, poco a poco vamos entrando también en la temporada fría y, cuando observamos la naturaleza, el panorama parece ser opuesto al nuestro. Cuando nosotros nos disponemos a comenzar a pleno con las actividades, la naturaleza comienza a cambiar sus colores vibrantes por tonos más amarronados y el movimiento de insectos y aves comienza a disminuir de a poco.
¿En qué momento nos pusimos a crear de manera diferente a como lo hace la naturaleza?
Pero lo que más me llama la atención no es tanto en qué momento decidimos que comienza el año, sino que, aun viendo a la naturaleza manifestar sus ciclos, la productividad de hoy nos arrastra a crear todo el año de la misma manera. Y no funcionamos así. Cuando comencé a emprender, tenía muy activo el chip de la hiperproductividad. Si bien podía gestionar mi propio tiempo, terminaba agotada al final del día. Fue así que mi curiosidad científica y el amor por la naturaleza me llevó a hacerme la siguiente pregunta: si la naturaleza tiene ciclos bien marcados, ¿será que nuestra creatividad también?
Y la respuesta es que sí. Aunque nosotros pensamos que podemos crear todo el año de la misma manera, la realidad es que los factores ambientales, como los cambios de temperatura, las horas de luz y los estímulos de la naturaleza, también modelan la forma en la que le damos forma a las ideas y las llevamos a la acción. Así, el verano es cuando más cómodos nos sentimos para ir a encuentros sociales donde podamos debatir y potenciar nuestras ideas con la mirada de otros, volviéndose esta una estación para recolectar información relevante. Por otro lado, en otoño es cuando debemos decidir en qué enfocar nuestra energía, ya que el comienzo del frío nos invita a bajar el ritmo de la estación anterior; es la estación para elegir y descartar proyectos. La llegada del invierno viene luego a ponernos en jaque, porque a la mayoría de nosotros no nos han enseñado sobre el descanso y la pausa; pero la innovación surge exactamente en esos momentos donde podemos ofrecerle un respiro del acelere a nuestras ideas. ¿Cuánto estamos dispuestos a parar para crear mejor? Y la primavera se siente como si el ciclo volviese a comenzar; las ideas que se fueron macerando en los meses fríos tienen la oportunidad de salir a ser comunicadas, compartidas y expandidas, salvo que nos encuentre corriendo para hacer lo más posible antes de que llegue Navidad.
Siento que los casos de burnout y agotamiento extremo no se deben tanto a que no tenemos herramientas para sobrellevarlo, sino que nos desconectamos tanto de nuestra propia naturaleza cíclica y abrazamos tanto la productividad constante y veloz, que hoy la única manera de poder salir de la rueda de hámster es volver a conectar con nuestros propios ritmos. Esto puede parecer una utopía para quienes hoy trabajan con cronogramas y formas establecidas, pero la idea no es imponer una manera de hacer las cosas, sino un llamado a que las personas puedan preguntarse: ¿qué otras formas hay de crear? ¿Cómo puedo llevar adelante este proyecto sin llevar al límite mis niveles de energía? ¿Cómo puedo optimizar mis ideas aprovechando lo que me ofrece esta estación?
Y, por sobre todo, frenar la autoexigencia. Porque si nosotros también somos parte de la naturaleza y ésta presenta ciclos, ¿por qué vos no?

Lucila Cáceres
Neurocientífica (UBA),
especializada en creatividad y marca personal.