Opinión
Páginas de la historia

Enrico Fermi

Un 28 de noviembre de 1954, moría Enrico Fermi, un científico al que a los 37 años se le otorgó el Premio Nobel de Física por su descubrimiento de nuevos elementos radiactivos. Se doctoró en Física a los 21 años, siendo el graduado más joven de su país hasta ese momento.

A los 23 años –corría 1924- era profesor de Física y Matemática en la Universidad de Florencia. Despertaba la admiración de colegas y alumnos por su talento.

Hacía más de 20 años que en Francia, en 1903 los esposos Curie habían obtenido el Premio Nobel de Física por haber descubierto el radio, una sustancia radioactiva.

Fermi continuó esas investigaciones y tenía ya en su cerebro, la posibilidad del hallazgo y producción de energía atómica. Ya estaba en germen en su mente la bomba atómica, por supuesto que con fines pacíficos.

 

PREJUCIO RACIAL

Pero aunque Enrico Fermi no era un hombre especialmente religioso y aunque se había casado con una mujer cristiana hija de un almirante, iba sintiendo en su piel esa sensación para mí siempre incomprensible, que se llama prejuicio racial.

Claro, en Italia gobernaba un régimen dictatorial que había hecho una alianza con el régimen nazi que regía en Alemania. Y Enrico Fermi alojaba el enorme pecado de ser judío.

Corría el año 1937.

Al año siguiente 1938, recibió un telegrama de Suecia. Le habían otorgado el Premio Nobel.

Debía viajar a Estocolmo, la capital de ese país a recibir el Premio.

Algún desprecio que recibió en Italia, su patria, que él amaba y ciertas injusticias –discriminación racial por ejemplo para impedirle el acceso a una cátedra- fueron el detonante.

Aprovechó el viaje a Suecia que efectuó con su familia para emigrar a los EE.UU..

Declaró a periodistas suecos con dolorosa ironía:

-“Si Jesús de Nazareth viviese y hubiese sido italiano, también lo obligarían, por judío, a dejar su patria”.

En EE.UU. le ofrecieron a Fermi de inmediato una cátedra en la Universidad de Columbia. Finalmente se nacionalizó norteamericano.

 

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Marzo de 1939. Estaba en pleno desarrollo la Segunda Guerra Mundial.

Enrico Fermi les explicó a científicos, pertenecientes a la Armada Norteamericana la posibilidad de provocar una reacción nuclear regulable.

Y alentó a Einstein, con el que estaba trabajando, a que este enviase una carta -que ya es histórica- al Presidente Roosvelt, notificándole que podía ayudar a vencer a Alemania e Italia en la carrera nuclear, ya que sabía también que estas potencias estaban trabajando en idéntico proyecto.

Roosvelt aprobó lo que se denominó proyecto Manhatan.

Diez a doce científicos de primer nivel –Fermi y Einstein entre ellos- se aislaron totalmente del mundo, en un lugar llamado Los Álamos, en el estado de Nevada.

Y un 21 de diciembre de 1942 se probó con éxito la llamada pila atómica, precursora de la bomba, que recién se perfecciono dos años después a fines de 1944 con un costo de 2 millones de dólares.

Recordemos que la primera bomba se arrojó en Hiroshima, Japón, casi tres años después, en agosto de 1945.

Obviamente no puedo defender el terrible hecho de arrojar tamaño artefacto a una población civil; pero también es innegable que aceleró el final de la Segunda Guerra Mundial. En fin…

De cualquier manera “el tiempo que es un jurado infalible”, dará el justo veredicto.

Posteriormente Fermi se opuso totalmente al desarrollo de la aún más mortífera bomba de hidrógeno llamada también bomba H.

 

CONDICION HUMANA

Y finalizo con una breve referencia que define la esencia de la condición humana de Enrico Fermi.

En una ocasión declaró a un periodista que le preguntaba

-¿Cuál fue su mayor satisfacción Dr. Fermi?

-Fueron dos -le respondió Fermi. El día que gané el Premio Nobel y la vez que mi equipo escolar que yo integraba ganó un torneo intercolegial de basketball…

Finalmente la singular y humana personalidad de Enrico Fermi y sus extraordinarios logros traen a mi mente este aforismo: “Muchos aprenden. Pero pocos saben”.