El primer destacado fue Pedro Gallese. El arquero de Perú fue de menor a mayor durante todo el torneo. Sufrió cinco goles ante Brasil en la primera ronda -el segundo fue por un error propio al tratar de salir jugando de abajo en medio de la presión de los locales-.
Sin embargo, esa mala noche junto con el resto de sus compañeros quedó en el olvido ya que se terminó transformando en uno de los puntales para alcanzar la final luego de casi medio siglo. Frenó la ambición de Uruguay, ante quien fue figura decisiva en la definición por penales, atajando el remate de Luis Suárez. Y ya en las semifinales, tapó al menos cuatro pelotas de gol, incluido otro remate desde los doce pasos a Vargas cuando el partido ya estaba definido. En definitiva, Gallese fue garantía de seguridad para sus compañeros.
La defensa también brilla por su vasto bagaje. El brasileño Dani Alves rindió como en sus mejores épocas en Barcelona. Fue salida permanente de su equipo y, como todo lateral brasileño, aportó profundidad abriendo bien la cancha con sus trepadas.
En tanto, los uruguayos José María Giménez y Diego Godín confirmaron lo que se observaba en Atlético de Madrid, hasta la pasada temporada: que se complementan de gran manera en el quite, la cobertura de espacios, la barrida hacia los costados y el juego aéreo. Juntos son un relojito. Mientras que Miguel Trauco, de Perú, no fue la excepción con su calidad para marcar y cerrar el lateral. Además de proyectarse con inteligencia cuando el encuentro lo requiere.
En el mediocampo, hubo espacio para la creatividad y la disciplina. En el primer ítem sobresalió Arthur. El volante de Barcelona aportó ductilidad, manejo y gol al caudal ofensivo de Brasil. Sin Neymar, por lesión, tuvo que hacerse cargo de una parte importante del juego. Y lo hizo sin que le pesara.
El quite y la distribución quedó en poder del chileno Erik Pulgar, un mediocampista todoterreno que se destacó por estar siempre bien ubicado para cortar y para cubrir espacios.
En ese sentido, comparte las enseñanzas que también absorbió el argentino Rodrigo De Paul en el fútbol de Italia -Pulgar juega en Bologna-. El ex Racing, si bien lo mostró en cuentagotas, es habilidoso con la pelota en los pies. Pero en el Calcio aprendió el valor de respetar la función que se le pide dentro de un equipo. Eso lo hizo sobresalir dentro del modestísimo presente argentino. Asimismo, el jugador de Udinese se mostró como permanente opción de descarga y puede aportar cambio de ritmo en el ataque.
El ataque es pura experiencia. Por un lado, están el peruano Paolo Guerrero y el uruguayo Edinson Cavani, dos centrodelanteros de probada trayectoria que conocen todos los secretos de la posición que ocupan. Guerrero no sólo es el goleador de Perú. Es su líder espiritual. En su sapiencia para manejar los momentos del partido descansaron muchas de las posibilidades de su selección para lograr objetivos.
Cavani, por su parte, es hace tiempo el mejor delantero que tiene Uruguay. El
El tercero es Sergio Agüero. El
Como todo torneo de relieve, además de las figuras, se encuentran decepciones. Es decir, jugadores que llegaban con el aura de estrellas pero que no pudieron hacer pesar su jerarquía dentro del equipo. Hubo varios casos. El más resonante, por supuesto, fue el de Lionel Messi.
La
Alexis Sánchez también quedó en deuda. El mediocampista chileno, que fue clave en los dos títulos de su país en 2015 y 2016, comenzó de forma auspiciosa el certamen, anotándole dos goles al juvenil equipo que presentó Japón. Y redondeando una buena tarea ante Uruguay.
Sin embargo, se fue deshilachando con el correr de la competencia y no pudo transformarse una vez más en el conductor de un elenco trasandino que pareció sentir el desgaste de tantos años juntos. No hay que olvidar que es una generación contemporánea de Messi, Agüero y compañía. Y el recambio no parece ser del mismo nivel.
Radamel Falcao García pasó directamente desapercibido. El delantero colombiano tuvo un pobre desempeño con un equipo que también estuvo lejos de su mejor nivel. Estático, no pesó dentro del área que es su fuerte. Y quedó eclipsado por otros atacantes como Roger Martínez y Duván Zapata, que tuvieron la potencia física, el oficio y gol, todas cualidades que Falcao no demostró en esta Copa.
Luis Suárez tampoco tuvo una buena actuación. El