Opinión
LAS DOS CAMPANAS

El relato K se ha vuelto un esperpento grotesco y burdo

Por Ignacio F. Bracht

"Soy una fusilada en vida", expresó hace unos días con toda soltura, Cristina Kirchner, pocas horas antes de conocer el pronunciamiento de la Corte Suprema de justicia sobre su condena en firme por corrupción- latrocinio iniciado por su difunto marido-, quien fuera dos veces presidente de la Nación y vicepresidente en el mandato de Alberto Fernández.

La causa de Vialidad, con probadas muestras dejó en claro la desviación de fondos públicos hacia amigos del poder kirchnerista, enriqueciendo al "capitalismo de amigos", muchos de ellos, genuinos testaferros. Seguramente a esta causa condenatoria se le sumarán con el tiempo la de Hotesur-Los Sauces, Cuadernos, Afjp, enriquecimiento ilícito de ella y familia, etc., etc.
Más allá de la condena judicial por corrupción, lo desopilante hasta el esperpento del relato que la viuda de Kirchner pretende montar y que compran sectores sociales con su fanatismo, como lo hicieron con otros relatos sesgados, tramposos, falsarios, desde el 2003 hasta el presente, con cinismo e hipocresía.

Pretender compararse con los fusilados del basural de José León Suárez, con los generales Juan José Valle y Raúl Tanco, el coronel Ibazeta, el teniente coronel Oscar Cogorno y otros militares y civiles en 1956, ante el fracaso de la contrarrevolución peronista, luego de haber sido depuesto el general Eduardo Lonardi, cabeza indiscutible de la revolución de 1955 que derrocó a Juan D. Perón, es una palmaria muestra del cinismo amoral que destila la señora, hoy condenada por robar.

Los fusilados de 1956, un crimen y un error político, como lo denunciara en su momento Azul y blanco, publicación nacionalista, dirigida por el Dr. Marcelo Sánchez Sorondo, no lo fueron por corruptos. Eran militares y civiles; hombres de honor que, errados o no, caído Lonardi, vieron surgir un antiperonismo visceral que anunciaba un gorilismo inconducente, que con perspectiva histórica, sólo condujo a un enfrentamiento fratricida, tan normal en nuestro pasado.

LA FARSA

Los hombres que siguieron a Valle y Tanco, creyeron en su causa, se la jugaron y pagaron con su vida, algo que está a un universo planetario de la farsa que pretende montar Cristina Kirchner. Al lado de ella y su marido en vida, no pasaron ni aglutinaron a seguidores dispuestos a jugarse el pellejo, sino que lo tenemos a Boudou, Van der Broele, Jaime, De Vido, Baez, López con sus bolsos al igual que Muñóz, Barreiro el jardinero devenido en millonario, y un sinnúmero más de bandidos, como empresarios, sindicalistas y varios gobernadores que engordaron sus arcas personales a costa de esquilmar el país.

Lo notorio, ya no sorprendente, es que ninguna voz del peronismo haya salido a defender el honor de aquellos fusilados, repudiando a Cristina por mancillar su memoria, lo que nos habla que el otrora militante Partido Justicialista se haya convertido hoy en una franquicia del poder, que estafa a sus seguidores.

Lo único demostrado aquí es, que la matriz de corruptela montada en Santa Cruz durante las gobernaciones de Néstor Kirchner fue trasladada a la Nación en 2003, ejercida por él y continuada por su esposa, saqueando el país, eso sí, en nombre de relatos populistas de los derechos humanos, el antimperialismo, los pibes para la revolución, la Patria Grande, el modelo nac&pop, y otros, que hemos vivido, soportado y que conformaron la mayor farsa coreográfica de los años que gobernaron a sus anchas.

GRUPO DE PUEBLA

Sólo se solidarizaron con la condenada a prisión figuras como Evo Morales, que enfrenta juicios de estupro y que intenta hoy incendiar Bolivia para volver al poder; el presidente Lula Da Silva; el también cuestionado por manejos turbios Gustavo Petro; el profugado a Bélgica por causas de corrupción Rafael Correa; más la devenida reina mexica Claudia Sheinbaum, que acaba de cristalizar la toma del Poder Judicial mexicano.

Es decir lo más granado del variopinto conglomerado del Grupo de Puebla. Sólo faltaría Pedro Sánchez que salga a cruzar lanzas por Cristina, pero en España también, las causas por corrupción lo desbordan, pero no descartamos la solidaridad en escena del madurista José Luis Rodríguez Zapatero, o el prevaricador ex juez Baltasar Garzón . En resumen, lo mejor de cada casa.

Al final, la realidad, los hechos, matan la ficción y el relato. La señora no fue fusilada por el declamado lawfare, ni quemada en el martirio de la hoguera como santa Juana de Arco, sino por robar fondos públicos, heredando de su marido una asociación ilícita que se mantuvo incólume durante sus gobiernos.

Cuando el relato se vuelve un esperpento grotesco y burdo, nada más podemos agregar.