Zahra Shahbaz Tabari, una prisionera política iraní de 67 años, ha sido condenada a muerte por los ayatolas.
El fallo fue emitido en una audiencia de 10 minutos, por el juez Ahmad Darvish, de la Sección Uno del Tribunal Revolucionario de Rasht, por video.
El juicio de Shahbaz Tabari fue en realidad una venganza, y su familia calificó el proceso de farsa e ilegal. No tuvo acceso a un abogado independiente, según declaró su hijo «El abogado de oficio no la defendió y simplemente ratificó el veredicto... Toda la sesión fue un espectáculo».
Agregó que su madre no tenía ninguna conexión con ninguna organización política y que las acusaciones eran totalmente inventadas.
Shahbaz Tabari fue arrestada el 17 de abril en su domicilio de Rasht y trasladada a la prisión de Lakan.
Las fuerzas de seguridad registraron su domicilio y confiscaron pertenencias familiares durante el arresto. Las pruebas citadas en su caso incluían un trozo de tela con el lema «Mujer, Resistencia, Libertad» y un mensaje de voz inédito. No había indicios de actividad organizada ni armada, según afirmó su familia.
“El juez sonrió al anunciar la sentencia de muerte”, dijo su familia, describiendo la audiencia como “una clara violación de los derechos humanos”.
Shahbaz Tabari es ingeniera eléctrica y miembro de la Organización de Ingeniería de Irán. Tiene una maestría en Energía Sostenible de la Universidad de Borås (Suecia) y estuvo detenida previamente por actividades pacíficas en línea antes de ser liberada con una tobillera electrónica.
La sentencia se produce en medio de lo que los activistas describen como un aumento repentino de las ejecuciones en todo Irán.
La Sociedad Iraní de Derechos Humanos informó que 28 reclusos fueron ejecutados sólo el 22 de octubre, lo que eleva el total del mes a 280.
Los defensores del régimen iraní están tratando de instalar la idea de que los ayatolas se están suavizando, pero la realidad es que más de 1.000 personas han sido ejecutadas en Irán en lo que va de 2025, muchas de ellas tras juicios injustos destinados a silenciar la disidencia. Varias organizaciones de DDHH está pidiendo por la vida de Zahra, pero hay muy pocas esperanzas.