Londres (EFE) - El primer ministro británico, Keir Starmer, acometió este viernes una remodelación profunda de su Gobierno tras la dimisión de su viceprimera ministra, Angela Rayner, forzada por una polémica sobre su situación fiscal.
La salida de Rayner, figura destacada del ala izquierda del Partido Laborista, dejó vacantes estratégicas que Starmer aprovechó para reorganizar su equipo y reforzar su proyecto político frente a su caída en las encuestas.
La política de 45 años dimitió como viceprimera ministra, ministra de Vivienda y vicelíder de la formación después de que el asesor sobre ética ministerial concluyera que aunque de buena fe, había incumplido el código al no solicitar asesoramiento legal adecuado al adquirir una segunda vivienda, pagando menos impuestos de los debidos.
Su marcha abrió la puerta a cambios significativos, entre ellos el nombramiento de David Lammy, hasta ahora jefe de la diplomacia británica, como viceprimer ministro y ministro de Justicia.
Yvette Cooper, que encabezaba Interior, asume Exteriores en un momento crítico, con la guerra en Ucrania, el conflicto en Gaza y el debate sobre el posible reconocimiento de Palestina por parte del Reino Unido este mismo mes.
La llegada de Shabana Mahmood a Interior refuerza la agenda migratoria, al ser percibida como más firme que Cooper, quien desde que el laborismo llegó al poder en julio de 2024 no ha logrado reducir la inmigración ilegal.
Como se preveía, Rachel Reeves se mantiene en Economía, presumiblemente para garantizar la estabilidad en los mercados antes de la presentación del presupuesto el 26 de noviembre.
MÁS MANO DURA
Con un discurso más estricto que Cooper, Mahmood hereda la responsabilidad de reducir la inmigración legal e irregular y de gestionar la creciente presión social sobre los solicitantes de asilo, un tema clave para la credibilidad del Gobierno y sus perspectivas electorales.
Su experiencia anterior en el ministerio de Justicia y como abogada, junto a su buena consideración entre los parlamentarios laboristas, la posicionan para lidiar con una de las carteras más vulnerables a los ataques de la derecha populista.
La veterana Cooper, forjada en los Gobiernos de Tony Blair, será la nueva cara de la diplomacia británica y responsable de liderar el proyecto de Starmer de devolver al Reino Unido al multilateralismo y la cooperación internacional tras el aislamiento del Brexit.
Además, dirigirá la implementación de los acuerdos bilaterales alcanzados en los últimos meses con Francia, Alemania y España, países con los que Londres busca estrechar su relación política, de defensa y comercial.
Entre otros cambios, Starmer cesó a la representante gubernamental en la Cámara de los Comunes, Lucy Powell, que será sustituida por Alan Campbell, y al ministro para Escocia, Ian Murray, a quien reemplazará Douglas Alexander.
Pat McFadden, hasta ahora en Presidencia, se ocupará de Trabajo y Pensiones en lugar de Liz Kendall, que pasará a liderar Ciencia y Tecnología en sustitución de Peter Kyle, quien asume el ministerio de Empresa que ocupaba Jonathan Reynolds, nuevo jefe de disciplina parlamentaria.
Steve Reed será el ministro de Vivienda, Comunidades y Gobierno local, uno de los tres cargos que ocupaba Rayner; los otros dos, viceprimera ministra y vicelíder del Partido Laborista, quedan cubiertos por Lammy y aún sin sucesor, respectivamente.
Aunque la remodelación busca proyectar renovación, expertos electorales como John Curtice, de la Universidad escocesa de Strathclyde, consideran que difícilmente modificará la percepción pública del primer ministro y su Gobierno.
Según una encuesta de YouGov de finales de agosto, un 68 % de los británicos desaprueba la gestión de Starmer, mientras que solo el 24 % la aprueba.
En cuanto al Partido Laborista, un sondeo de BMG Research sitúa a la formación populista de derechas Reform UK al frente de la intención de voto con un 35 %, quince puntos por delante del Laborismo, con un 20 %, y con los conservadores en tercer lugar, con el 17 %.