Ciencia y Salud

El intestino como camino hacia el tratamiento de los trastornos del sueño

Un equipo de investigadores reunió la evidencia que vincula la alteración del microbioma intestinal con perturbaciones al dormir, abriendo puertas a nuevas intervenciones terapéuticas.

Un análisis exhaustivo publicado el martes último en ‘Brain Medicine’ ilumina las intrincadas conexiones entre la microbiota intestinal y la regulación del sueño, estableciendo el eje microbiota-intestino-cerebro como una vía crítica para comprender y potencialmente tratar los trastornos del sueño. La investigación, dirigida por el profesor Lin Lu del Hospital Sexto de la Universidad de Pekín y un equipo internacional de colaboradores que abarca instituciones en China y Estados Unidos, sintetiza conocimientos actuales sobre cómo los billones de bacterias que residen en nuestro sistema digestivo impactan directa e indirectamente nuestros ciclos de sueño y vigilia.
Los trastornos del sueño afectan a millones de personas en todo el mundo, con condiciones que van desde el insomnio crónico y la apnea obstructiva del sueño hasta alteraciones del ritmo circadiano que impactan significativamente la salud física, la función cognitiva y el bienestar emocional. A pesar de que el sueño es reconocido como un pilar fisiológico fundamental de la vida, desempeñando un papel crucial en el mantenimiento de la salud general, la complejidad completa de la regulación del sueño permanece incompletamente comprendida. Mientras que avances sustanciales han iluminado los mecanismos del sistema nervioso central que regulan el sueño, este análisis revela el papel crucial aunque frecuentemente pasado por alto de los órganos periféricos, particularmente el sistema digestivo, en la modulación de la función cerebral y el comportamiento.
LA CONEXION
El intestino humano alberga un ecosistema diverso de microorganismos que se comunican bidireccionalmente con el sistema nervioso central a través de múltiples vías. Estas incluyen conexiones neuronales directas a través del nervio vago, señalización del sistema inmunitario y la producción de metabolitos bioactivos que pueden cruzar la barrera hematoencefálica. 
"La microbiota intestinal es cada vez más reconocida como un actor clave en la salud neurológica y psiquiátrica", explica el profesor Lu. "Nuestro análisis demuestra que las alteraciones en la composición de la microbiota intestinal están estrechamente vinculadas con perturbaciones del sueño en múltiples trastornos".
El equipo de investigación examinó evidencia de estudios clínicos en humanos y modelos animales, revelando patrones consistentes de disbiosis microbiana (un desequilibrio en las comunidades bacterianas intestinales) en individuos con trastornos del sueño. Notablemente, los pacientes con insomnio crónico muestran diversidad microbiana disminuida y abundancias alteradas de familias bacterianas específicas en comparación con controles sanos. Patrones similares emergen en la apnea obstructiva del sueño, donde niveles reducidos de bacterias beneficiosas se correlacionan con la gravedad de la enfermedad.
Avances recientes en la investigación del microbioma han avanzado más allá de simples estudios correlacionales hacia investigaciones basadas en hipótesis que descubren conexiones a nivel molecular entre el microbioma y condiciones relacionadas con el sueño. Estos desarrollos son esenciales para comprender cómo la microbiota influye en el sueño y para desarrollar terapias dirigidas que traten los trastornos del sueño de manera efectiva.
LOS MECANISMOS
El análisis identifica varias vías biológicas a través de las cuales la microbiota intestinal influye en la regulación del sueño, creando una compleja red de interacciones metabólicas, neurológicas e inmunológicas. Los metabolitos microbianos desempeñan un papel central, con ácidos grasos de cadena corta como el butirato demostrando efectos protectores contra la alteración del sueño en múltiples estudios. Estos compuestos, producidos a través de la fermentación bacteriana de fibras dietéticas, pueden modular la inflamación, fortalecer las barreras intestinales e influir en los sistemas de neurotransmisores críticos para el sueño. Los ensayos clínicos han demostrado que la suplementación con butirato de sodio mejora la calidad del sueño en pacientes con colitis ulcerosa activa, mientras que los estudios en animales demuestran que el butirato alivia las respuestas inflamatorias y el deterioro de la memoria inducido por la privación del sueño.
Los ácidos biliares representan otra clase importante de metabolitos microbianos que afectan el sueño. La investigación revela que el insomnio crónico se asocia con niveles elevados de ácidos biliares primarios, incluyendo ácido murocólico y ácido norcólico, junto con ácidos biliares secundarios reducidos como ácido isolitocólico, ácido litocólico y ácido ursodesoxicólico. Este patrón se correlaciona con poblaciones específicas de bacterias intestinales, particularmente abundancias disminuidas de especies de Ruminococcaceae, y puede contribuir al riesgo de enfermedad cardiometabólica en individuos con privación del sueño. Estos hallazgos sugieren que el eje microbiota-ácidos biliares desempeña un papel crítico en el impacto del insomnio crónico sobre la salud cardiovascular y metabólica.
La microbiota también influye en la producción de neurotransmisores directamente involucrados en la regulación del sueño. Ciertas bacterias intestinales, incluyendo cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium, poseen genes que codifican la glutamato descarboxilasa, la cual facilita la producción de ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor inhibidor primario que promueve el sueño. Los estudios que utilizan electroencefalografía han demostrado que la ingesta oral de GABA induce cambios en las respuestas cerebrales, indicando que el GABA producido o suplementado a través del intestino puede influir en la actividad del sistema nervioso central y la arquitectura del sueño.
Además, más del noventa por ciento de la serotonina del cuerpo se sintetiza en el intestino, con las bacterias intestinales sirviendo como productores principales, especialmente en el intestino neonatal. Las concentraciones de serotonina fluctúan rítmicamente durante el ciclo sueño-vigilia, alcanzando su punto máximo durante la vigilia y llegando a sus niveles más bajos durante el sueño REM. Los ratones privados de sueño muestran metabolismo alterado de triptófano (el precursor tanto de la serotonina como de la melatonina), cambios que dependen del microbioma y están localizados en el intestino. El tracto gastrointestinal es también la fuente extrapineal más significativa de melatonina, con concentraciones que alcanzan hasta cuatrocientas veces las encontradas en el plasma, destacando el papel crucial del intestino en la regulación de los ritmos circadianos y el sueño.
PATRONES CONVERGENTES
El análisis examina sistemáticamente las alteraciones microbianas en los principales trastornos del sueño, revelando tanto cambios específicos del trastorno como patrones convergentes. En el insomnio, el trastorno del sueño más prevalente, los estudios que involucran a miles de participantes revelan disminuciones consistentes en géneros bacterianos beneficiosos junto con cambios en los perfiles de metabolitos. Un estudio histórico de 6.398 participantes encontró diferencias significativas en la beta-diversidad microbiana entre pacientes con insomnio crónico e individuos sanos, con el insomnio crónico asociado con niveles más bajos de especies específicas de Ruminococcaceae. Estos cambios bacterianos mediaron la asociación inversa entre el insomnio crónico y las enfermedades cardiometabólicas a través de alteraciones en los ácidos biliares.
Los pacientes con apnea obstructiva del sueño demuestran alfa-diversidad reducida (una medida de la salud del ecosistema microbiano), con taxones bacterianos específicos correlacionándose con marcadores de gravedad clínica, incluyendo el índice de apnea-hipopnea y parámetros de saturación de oxígeno. Los niños y adultos con apnea obstructiva del sueño muestran abundancias disminuidas de Ruminococcaceae, sugiriendo que esta puede ser una característica relativamente robusta de la condición. Los modelos animales demuestran además que la hipoxia intermitente crónica, que imita la fisiopatología de la apnea obstructiva del sueño, altera significativamente la composición de la microbiota intestinal mientras aumenta los marcadores inflamatorios sistémicos, indicando inflamación intestinal elevada.
Los trastornos del ritmo circadiano, incluyendo aquellos experimentados por trabajadores por turnos e individuos con desfase horario crónico, muestran firmas microbianas distintas. Los estudios en humanos de trabajadores del turno nocturno revelan abundancias aumentadas de Actinobacteria y Firmicutes a nivel de filo, con especies específicas, incluyendo Dorea longicatena y Dorea formicigenerans, vinculadas a mayor permeabilidad intestinal e indicadores inflamatorios, exhibiendo aumentos después de solo dos semanas de empleo en turnos nocturnos. Los modelos animales revelan que la desalineación circadiana desencadena oscilaciones rítmicas en filos bacterianos específicos, incluyendo Bacteroidetes y Verrucomicrobia, sugiriendo que el microbioma se adapta a, y potencialmente perpetúa, los ritmos circadianos alterados. 
Además, las vías metabólicas correlacionadas con la intolerancia a la glucosa se regularon al alza en ratones con desalineación circadiana, conectando la disbiosis intestinal con la disfunción metabólica.
Quizás los hallazgos más intrigantes están en la narcolepsia y el trastorno del comportamiento del sueño REM. Estas condiciones neurológicas muestran diferencias significativas en la comunidad microbiana en comparación con individuos sanos, con algunas abundancias bacterianas correlacionándose con la gravedad de los síntomas y medidas de arquitectura del sueño. 
En la narcolepsia tipo 1, los pacientes muestran abundancia aumentada de Klebsiella y géneros beneficiosos disminuidos como Blautia, Barnesiella y Lactococcus. Dado que el trastorno del comportamiento del sueño REM a menudo precede a enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson por años o décadas, estos biomarcadores microbianos pueden ofrecer oportunidades de detección temprana. 
La investigación reciente ha identificado Butyricicoccus y Faecalibacterium disminuidos como posibles marcas distintivas de la fenoconversión del trastorno del comportamiento del sueño REM a la enfermedad de Parkinson, sugiriendo que los cambios en la microbiota intestinal rastrean la progresión de la enfermedad.
COMORBILIDAD NEUROPSIQUIÁTRICA
El análisis destaca que las perturbaciones del sueño comúnmente acompañan condiciones neuropsiquiátricas, incluyendo depresión, trastornos de ansiedad, trastorno del espectro autista y enfermedades neurodegenerativas. En estos casos, las alteraciones de la microbiota intestinal pueden contribuir tanto a la condición psiquiátrica primaria como a los problemas de sueño comórbidos a través de vías inflamatorias y de neurotransmisores compartidas. 
Por ejemplo, géneros bacterianos específicos, incluyendo Blautia, Coprococcus y Dorea, se correlacionan con métricas de calidad del sueño en pacientes con trastorno depresivo mayor, mientras que Intestinibacter muestra asociaciones tanto con la calidad del sueño como con la gravedad del insomnio.
Los niños con autismo y perturbaciones del sueño muestran perfiles microbianos distintos y anormalidades de metabolitos, incluyendo índices de diversidad aumentados junto con abundancias disminuidas de Faecalibacterium y Agathobacter. Estos niños también demostraron niveles disminuidos de melatonina y niveles aumentados de serotonina, sugiriendo alteraciones de neurotransmisores que vinculan la salud intestinal con las perturbaciones del sueño. 
La correlación negativa significativa entre las puntuaciones del cuestionario de sueño y las abundancias de Faecalibacterium subraya el papel potencial de esta bacteria beneficiosa en la regulación del sueño.
En la enfermedad de Parkinson, que frecuentemente se presenta con trastornos del sueño, incluyendo el trastorno del comportamiento del sueño REM e insomnio, los pacientes muestran alteraciones características de la microbiota intestinal. 
Los pacientes con enfermedad de Parkinson de inicio corporal, que típicamente se presentan con síntomas no motores, incluyendo perturbaciones del sueño antes de los síntomas motores, muestran perfiles del microbioma intestinal particularmente distintos caracterizados por Escherichia coli y Akkermansia muciniphila aumentados junto con bacterias comensales productoras de ácidos grasos de cadena corta disminuidas.
IMPLICACIONES TERAPÉUTICAS
Basándose en la comprensión mecanicista, la investigación examina intervenciones emergentes dirigidas a la microbiota para mejorar el sueño, que van desde probióticos y prebióticos hasta el trasplante de microbiota fecal. Los probióticos (bacterias beneficiosas vivas) muestran promesa en múltiples ensayos clínicos en diversas poblaciones. Cepas específicas han demostrado eficacia en mejorar la calidad del sueño, reducir los niveles de cortisol y mejorar la arquitectura del sueño en pacientes con insomnio crónico. Por ejemplo, Lactobacillus plantarum PS128 mejoró la calidad del sueño en pacientes con insomnio crónico al mejorar la potencia delta durante el sueño N3, reflejando un sueño más profundo y reparador. Bifidobacterium breve CCFM1025 redujo significativamente los niveles de cortisol y mejoró la calidad subjetiva del sueño en individuos con insomnio, señalando la capacidad de los probióticos para atenuar la hiperactividad del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal.
Los probióticos también han beneficiado las perturbaciones del sueño en pacientes con enfermedad de Parkinson, con Bifidobacterium animalis subsp. lactis Probio-M8 demostrando mejoras significativas en las puntuaciones de la escala de sueño de la enfermedad de Parkinson. Además, los individuos con trastornos por uso de sustancias mostraron resultados prometedores, con Lactobacillus acidophilus produciendo mayores reducciones en las puntuaciones del Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh en comparación con el placebo, sugiriendo que los probióticos podrían tener potencial terapéutico para mejorar las perturbaciones del sueño relacionadas con el uso de sustancias y la abstinencia.
Los estudios en animales proporcionan evidencia complementaria y conocimientos mecanicistas. El Lacidofil suplementario mejoró la duración del sueño de movimientos oculares no rápidos durante la segunda mitad del fotoperíodo, contribuyendo a una mejor calidad del sueño. Bifidobacterium animalis BB-12 mejoró la eficiencia del sueño y disminuyó el comportamiento ansioso en ratas, mientras que complejos germinados fermentados probióticos mejoraron la duración del sueño y disminuyeron el comportamiento ansioso en ratones a través de la modulación de los niveles de neurotransmisores y factores inflamatorios junto con mejoras en la composición de la flora intestinal.
Los prebióticos, sustratos que nutren selectivamente las bacterias intestinales beneficiosas, representan otra vía terapéutica con evidencia creciente. Los estudios muestran que la suplementación con prebióticos puede modular el metabolismo de los ácidos biliares, reducir la inflamación y mejorar las métricas del sueño después de la alteración circadiana. En ensayos controlados aleatorios, la suplementación con goma guar parcialmente hidrolizada durante doce semanas mejoró significativamente las puntuaciones del inventario del sueño en individuos ancianos sanos, mientras que la dextrina resistente administrada a mujeres con diabetes tipo 2 condujo a mejoras favorables en las puntuaciones de calidad del sueño.
En modelos animales, las dietas prebióticas facilitan una realineación más rápida del sueño NREM durante los desafíos circadianos y promueven la recuperación del sueño REM después del estrés. Los prebióticos dietéticos mejoraron el sueño NREM al influir en metabolitos particulares de la microbiota intestinal en ratas, con la abundancia relativa de Parabacteroides distasonis mostrando asociaciones con ciclos de realineación de la temperatura corporal central durante la inversión luz-oscuridad. Estos hallazgos indican que los prebióticos pueden mejorar la fisiología intestinal, el comportamiento cognitivo y el rendimiento motor afectados por la pérdida de sueño a través de la modulación de la inflamación y los ritmos circadianos.
Los simbióticos (combinaciones de probióticos y prebióticos) pueden ofrecer beneficios sinérgicos al proporcionar tanto microorganismos beneficiosos como sus sustratos preferidos. 

Un estudio que combinó especies de Bifidobacterium y Lactobacillus con inulina prebiótica y oligosacáridos, más extractos postbióticos, redujo significativamente las puntuaciones del Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh después de ocho semanas en participantes con perturbaciones del sueño. 
Quizás más dramáticamente, el trasplante de microbiota fecal de donantes sanos ha mostrado eficacia notable en pequeños estudios clínicos, representando un enfoque más exhaustivo para restaurar el equilibrio del microbioma intestinal. Los pacientes con insomnio crónico comórbido con otras enfermedades crónicas experimentaron mejoras significativas en la gravedad del insomnio y las puntuaciones de calidad del sueño después del tratamiento con trasplante de microbiota fecal, con aumentos en la abundancia relativa de Lactobacillus y Bifidobacterium que exhibieron correlaciones negativas con las puntuaciones de síntomas. De manera similar, los pacientes con fibromialgia mostraron puntuaciones de calidad del sueño significativamente más bajas en el grupo de trasplante de microbiota fecal en comparación con los controles después de seis meses de tratamiento.