Opinión
Desde mi punto de vista
El grito sagrado en la voz del gendarme Nahuel Gallo
Por Ariel Corbat
Una hermosa canción de la banda malvinera Feeed!, titulada "A dos minutos del blanco", dedicada al Comodoro Pablo "Cruz" Carballo, alude a la soledad de los pilotos de guerra precipitándose al combate con esta expresión: "Y a dos minutos del blanco, / siento que vos estás aquí, / toda mi Patria junto a mí".
Por esas asociaciones libres que se dan en la mente conjugando razones con sentimientos, esa lograda descripción de lo que significa no saberse solo ni siquiera en situaciones de soledad a vida o muerte frente al enemigo, siempre la he relacionado con el temple del Mártir del Himno Nacional, Coronel Argentino Del Valle Larrabure, quien durante su largo cautiverio en un pozo infame de terroristas erpianos, alzaba su voz para entonar nuestro Oíd, Mortales!, haciéndole saber a sus captores que podían matarlo pero nunca iban a doblegarlo, pues incluso en esa penosa situación, además del sostén de su inquebrantable fe católica, se sabía acompañado por aquellos por quienes combatía.
Sin poder dejar de conmoverme imagino su voz vibrando en la oscuridad dando el grito sagrado, y sé, porque hay conductas de una ética tan vigorosa que despejan cualquier atisbo de duda, que su entereza marcó la victoria de la Nación Argentina. No iban a vencernos, no nos vencieron en aquella guerra a todo o nada donde no se disputaba solamente un territorio sino la subsistencia de nuestro estilo de vida.
Hoy otro argentino, el cabo de la Gendarmería Nacional Nahuel Gallo, lleva casi un año prisionero de la satrapía castrista de Venezuela, una dictadura como la que los asesinos de Larrabure quisieron implantar en Argentina por la vía del terror.
De ese cautiverio, que no es una agresión a un individuo sino a la Nación Argentina, a partir del relato de otros prisioneros que fueron liberados se conoce que nuestro camarada ha cantado el Himno Nacional. Y lo hizo con la misma convicción de Larrabure, la misma exacta convicción de todos quienes desde 1813, generación tras generación, han mantenido ardiendo el fuego de Patria y Libertad.
En la opresiva atmósfera totalitaria del campo de prisioneros conocido como Rodeo 1, en la nuevamente triste Caracas, hoy es todavía más certera que entonces la descripción del Bardo de la Libertad Don Vicente López y Planes: "¿No los veis sobre el triste Caracas / Luto y llanto y muerte esparcir? / ¿No los veis devorando cual fieras / todo pueblo que logran rendir?".
Allí mismo, con la rebeldía intacta, a viva voz se escuchó a Gallo cantar: “Oid, mortales, el grito sagrado… ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”. Reclama Renzo Castillo, prisionero liberado: “Que el pueblo argentino lo sepa: en Rodeo 1, su himno sonó en las condiciones más extremas. Lo entonó alguien que nunca se quebró”.
Debemos saberlo, debemos seguir bregando por la liberación del camarada y la liberación del pueblo venezolano.
Confieso ser un maldito sentimental, que se emociona hasta las lágrimas frente a determinados gestos, los "bellos gestos" de los que hablábamos con el filósofo Silvio Maresca. Pero también soy un maldito pragmático convencido que hay juegos que se juegan sin pedir ni esperar piedad. Y a ese juego nos invitó de prepo el sátrapa Maduro.
Por ambas características no voy a olvidar las bravatas inconducentes de Patricia Bullrich, ni la inoperancia de esta nueva SIDE con tufo a AFI, ni de la diplomacia, que poco y nada hacen por la liberación del gendarme Nahuel Gallo.
Quiero creer que el Presidente Javier Milei tiene como una de sus prioridades repatriar sano y salvo al gendarme Nahuel Gallo, tal como lo expresó hace unos dos meses durante su discurso en la Asamblea General de la ONU. Pero no basta con que el Presidente lo mencione, se necesita que funcionarios de áreas específicas trabajen duro para lograrlo. Y de ese trabajo, si es que se está haciendo, lo único que se percibe es la esperanza que unos cuantos misilazos de Estados Unidos se carguen a Maduro y sus secuaces.
No está mal tener esa esperanza, que en lo personal contemplo como deseo, pero a falta de cañonazos que no podemos disparar hay otros cursos de acción que sí podríamos implementar, como la "reciprocidad" de capturar agentes venezolanos, que el paso del tiempo ha demostrado no se tuvo ni tiene intención de implementar.
Brego pues, una vez más, por activar todos los mecanismos posibles para la liberación del gendarme Nahuel Gallo. Hagamos sentir que jamás está solo quien canta los inmortales versos del Bardo de la Libertad, esos mismos que nos hicieron ser Nación.
* Periodista, editor de la página web ‘La Pluma de la Derecha’.