Opinión
El mes sarmientino

El gran sanjuanino y la "cuestión capital"

 

Por Virginia González *­

Este será, pues, otro emulador artículo sobre la figura de Domingo Faustino Sarmiento en el mes que lo recuerda (por esa pulsión necrológica que nos caracteriza), cuando el país desborda de actividades en su nombre y en el de la educación. Aunque en este caso haremos mención a una de las múltiples instituciones que se han creado para recordarlo, el Museo Histórico Sarmiento, que no casualmente abre sus puertas en día homónimo del año 1938.­

En las postrimerías del año 1910 se había dado el primer atisbo de consolidar en Buenos Aires una institución que resguardara las colecciones que habían pertenecido al hombre más heteróclito de la decimonónica latinoamérica. Fue de la mano de su nieto y albaceas Augusto Belin Sarmiento que se inició aquella intención y que propició la sanción de la Ley 8109 por medio de la cual Augusto confeccionó el conocido `relicario de Sarmiento', una suerte de inventario razonado donde se explicaba no solo la naturaleza de las piezas, que donaría al Estado Nacional, sino que además contaba pormenores íntimos de aquellas y cuál era la relación con el difunto dueño original.

Fue a partir de aquella Ley que se intentó establecer el Museo Histórico Sarmiento en el edificio de la calle Sarmiento 1251 (hoy Casa de San Juan y morada sarmientina luego de terminada la presidencia del mismo en el año 1874). Pero lamentablemente aquel intento demoró en concretarse unos veintiocho años, cuando en 1938 Ricardo Levene, en el año del quincuagésimo aniversario del personaje histórico mencionado, decidió darle un lugar definitivo a aquella colección olvidada en algún cuarto polvoroso del Museo Histórico Nacional.­

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CUESTION CAPITAL­

¿Y por qué un edificio que había sido Municipalidad del pueblo de Belgrano, donde había sesionado el Congreso Nacional y que había sido escenario de la Federalización de Buenos Aires en el año 1880, sería un lugar adecuado para el establecimiento de un museo con aquella temática? A quienes trabajamos aquí nos gusta pensar que existe esa delgada conexión entre el edificio -que desde su concepción fue pensado como una institución pública, por lo que la mano del arquitecto Juan Buschiazzo fue la que estuvo detrás dándole la indiscutible impronta italianizante y la característica magnificencia que debían tener los edificios pertenecientes al Estado- y las diversas posturas del sanjuanino respecto de la `cuestión capital'. Tal vez vaticinando los cambios en las líneas discursivas que las instituciones museológicas tienen hoy, buscando esa constante discusión con las figuras que historian, no ya como la generación a la cual perteneció Levene, Gancedo, Corradi e incluso Bucich Escobar (primer director del Museo Histórico Sarmiento), que buscaban la entronización, idealización, sacralización de figuras que, si bien se destacaron, tuvieron cambios en sus posturas y en sus ideas, ya fuera por madurez en su pensar, virajes políticos, o simplemente convicciones contrapuestas según las circunstancias.­

Es por ello que traigo aquí este tema denominado `cuestión capital', en la cual Sarmiento tuvo posturas contrapuestas. Por un lado, aquella expresada en `Facundo' (1845), donde le auguraba una función primordial. "Buenos Aires está llamada a ser un día la ciudad más gigantesca de ambas Américas''. Una segunda, plasmada en su obra `Argirópolis' (1850), cuando sugirió que la sede de la capital estuviese en la isla Martín García. A su vez, en artículos posteriores manifestó: "No tenemos capital; y si no la tenemos no es porque el asedio fuese una iniquidad superflua. Buenos Aires no es capital federal porque no puede serlo jamás''. Sin embargo, durante su presidencia vetó en cuatro oportunidades el traslado de la capital a otra ciudad que no fuese Buenos Aires, y luego de que Bartolomé Mitre, mediante la denominada Ley de Compromiso, la fijara en la ciudad de Buenos Aires hasta que se efectuara una sanción definitiva.­

Pero estando en su propia gestión presidencial, Sarmiento sintió la necesidad de aclarar las contradicciones respecto a su postura. Es en ese sentido que aquel escritor combativo era antagónico del hombre de gobierno. Esta confesión se encuentra en los manuscritos de un libro que nunca llegó a publicarse, titulado `La capital fue, es y será Buenos Aires', y que se encuentra hoy expuesto en las salas de nuestro museo.­

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VAIVENES­

En los hechos, la `cuestión capital' culminó con la federalización del municipio de la ciudad de Buenos Aires, el 20 de septiembre de 1880, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, cuando el Senado Nacional aprobó, luego de trece sesiones de acalorados debates, la Ley 1029 en el edificio de la Municipalidad de Belgrano y que hoy aloja al Museo Histórico Sarmiento.­

Es entonces este edificio sarmientino decimonónico, un testimonio involuntario de aquellos vaivenes intelectuales de nuestro recordado hombre de la generación del '37, en el cual hoy intentamos desde esta postura rupturista de una museología crítica mostrar esos claroscuros que nos posibilitan acercarlo a un nosotros y no considerarlo tan lejano e inalcanzable que sólo habilitaría la veneración irreflexiva.

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* Directora del Museo Histórico Sarmiento. virginiafernandagonzalez@gmail.com­