Opinión
Siete días de política

El gobierno posterga el ajuste; los empresarios siguen esperando

Macri mostró sus cartas con el presupuesto 2017. Renunció a una baja mayor del déficit para mejorar el nivel de actividad. Las inversiones las hará el Estado mientras los empresarios miran.

En los últimos siete días hubo novedades, paradojas y reincidencias. La mayor novedad fue el primer presupuesto elevado al Congreso por el presidente Mauricio Macri. Sus parámetros macroeconómicos son verosímiles. Una amplia mayoría de legisladores reconoció su parecido con la realidad lo que, en vista de los "dibujos" kirchneristas, más que novedoso es casi revolucionario.

El proyecto aporta previsibilidad a la marcha de la economía y facilita los cálculos de inversión. Pero de esta circunstancia no debe deducirse que aumentará el aporte de capital privado. Esa es la primera paradoja.

En el muy promocionado y exitoso foro "Mini Davos" realizado en el CCK los hombres de negocios se mostraron impresionados en público por los primeros meses de gestión de Macri. Pero en privado expresaron sus dudas sobre cómo evolucionará la situación política de la Argentina. Segunda paradoja: elogios "on the record", incertidumbre "off the record".

En pocas palabras, no lanzarán una lluvia de dólares sobre la economía local hasta tanto no vean en las elecciones del año que viene un afianzamiento de la gobernabilidad. Ergo, la reactivación deberá hacerse con los fondos del Estado lo que no deja de parecer contradictorio en un gobierno que satura con el emprendedorismo privado.

Tercera paradoja: el foro fue armado para impresionar a los integrantes de lo que el presidente llama con cierto desdén el "círculo rojo", es decir, los poderes "de facto" que operan sobre la sociedad. La organización fue impecable y el clima generado, muy bueno, pero el esfuerzo económico para que el PBI reaccione deberá hacerlo Macri con el dinero de los contribuyentes.

Un dato curioso más es no sólo que los hombres de negocios expresaron su optimismo ante los micrófonos, sino que también hubo opositores que anticiparon que la economía crecerá más de lo que calcula el propio Alfonso Prat Gay. Uno de ellos fue Roberto Lavagna, economista de Sergio Massa, y otro Miguel Bein, ex economista de Daniel Scioli. Más que curioso, en realidad, inédito.

Los números del presupuesto dicen que el déficit bajará menos de los esperado y que habrá un fuerte desequilibrio fiscal que se financiará tomando deuda. En este punto Macri se aleja de la receta emisionista/inflacionaria de Kicilof y se acerca a la usada por Cavallo para mantener de manera artificial la paridad peso/dólar. Esa es una reincidencia problemática.

La inflación está cayendo fuerte, pero el camino de la deuda tiene un final peligroso. Se presume que si Macri gana en 2017 aplicará el ajuste para evitar otra crisis. En 2001 quedó probado por enésima vez que los ajustes no pueden ser evitados. Como mucho se los puede postergar. Cuanto más se lo posterga más ruinoso es el desenlace de todo el proceso.

En la práctica el presidente no tiene, sin embargo, demasiado para elegir. Como le impidieron reducir el déficit recortando los subsidios a la energía se vio forzado a minimizar el prometido recorte del impuesto a las ganancias. Tuvo que tragarse el sapo de una promesa de campaña incumplida y dio municiones a la oposición. Pero la esperanza de reactivación en el año electoral prevaleció por sobre cualquier otra consideración. Evidentemente apuesta a que la inversión en obra pública termine por silenciar las chicanas peronistas.

A lo que hay que añadir que la oposición tampoco pasa por un momento de esplendor, ya que todo el PJ está pagando la "herencia" kirchnerista. La ex presidenta fue citada a indagatoria por asociación ilícita. Dos fiscales y un juez creen que ella, Julio De Vido, José López y otros funcionarios ligados a la obra pública formaban una banda para desvalijar al Estado con la complicidad de Lázaro Báez.

Esta novedad es mala para el peronismo por una doble razón. En primer lugar todos los dirigentes de algún peso electoral de cara a las elecciones del año próximo tienen un aura kirchnerista inocultable, llámense Massa, Randazzo, Insaurralde, etcétera.

En segundo lugar, porque las encuestas comenzaron a mostrar que la ex presidenta polariza con Macri y el famoso "camino del medio" resulta cada vez más estrecho. Tanto en el macrismo como en el peronismo creen poco probable que la justicia avance hasta privarla de la libertad, pero si eso ocurriera, las legislativas de 2017 se disputarían en un terreno favorable al gobierno.