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El equipo está

Argentina accedió a los octavos de final. Esta afirmación no adquiriría mayor significado si no fuera porque hace unos días el acceso a la segunda ronda pendía de un hilo. La Selección estaba en riesgo. Parecía no tener futuro. Contra México apareció la actitud y renacieron las esperanzas. Hoy todo es ilusión porque las huestes de Lionel Scaloni también le ganaron a Polonia y consumaron su clasificación. Más allá de los resultados, el 2-0 contra este insípido rival demostró que el equipo está. No hace falta que Lionel Messi ponga la cara por sus compañeros. La Pulga puede fallar un penal y el resto disimula esa situación con un juego espectacular. Son uno para todos y todos para uno. Son nada más y nada menos que un equipo.

Se terminó la era de las formaciones de memoria. Todos son protagonistas. Y todos son valiosos. Eso es un equipo. Scaloni puede contar con los 26 futbolistas que llevó a Qatar. Cada uno de ellos está listo para cuando le brinden la oportunidad. Enzo Fernández y Julián Álvarez, dos pibes que juegan bárbaro, entraron y dejaron en claro que no sintieron la presión. Por si fuera poco, aportaron goles para superar la primera fase. Alexis Mac Allister apareció entre los titulares y se ganó todos los aplausos. Hoy hasta le tocó abrir la cuenta…

Cristian Romero dejó mil y una dudas en la derrota a manos de Arabia Saudita. Y tanto contra México como frente a Polonia reapareció el Cuti que es una garantía de seguridad. Cuando le tocó a Lisandro Martínez, rindió en gran nivel. Nicolás Otamendi es el patrón de una defensa impasable. Por los costados abren surcos profundos Nahuel Molina y el Huevo Marcos Acuña. También esperan su turno Gonzalo Montiel y Nicolás Tagliafico. Todos cumplen. Y permiten que Emiliano Martínez viva los partidos con tranquilidad. A Dibu casi no le patean al arco…

En el medio perdió protagonismo Leandro Paredes, pero se lucen Enzo y Alexis. Sigue estando Rodrigo de Paul, aunque en una versión más apagada que en sus mejores tiempos. Ángel Di María arranca siempre y exige con su habilidad. Y arriba entra Julián y confirma que es una joya muy valiosa. Su ingreso relega a un papel secundario a Lautaro Martínez, el goleador del ciclo Scaloni. ¿Quién se atreve a decir que el atacante del Inter no es pieza clave aunque todavía no se le haya abierto el arco?

Y, por supuesto, está Messi. El rosarino lideró a la Selección cuando la estantería parecía venirse abajo contra México. Frente a Polonia perdió en el duelo desde los doce pasos con Wojciech Szczesny, pero siempre tiene en jaque a las retaguardias contrarias. Esta Selección no depende de La Pulga. Se apoya en el capitán y lo apoya cuando a él no le salen las cosas. Eso es un equipo.

Scaloni también juega su partido. Cambia permanentemente la alineación, maneja las cargas físicas, estudia los rivales y decide según las ocasionales conveniencias. Pero eso no es todo. También modifica la estructura táctica sin atarse a dogma alguno. Se nota su mano. Se nota que él entiende mejor que nadie que el equipo está.