Política
365 días de política

El año en el que el gobierno libertario se puso en marcha

El triunfo de octubre consolidó la gobernabilidad. Una oposición sin líder, sin propuesta y sin estrategia. Congreso: después de una temporada en el infierno, LLA empieza a controlar las cámaras.

 

Muy probablemente 2025 será recordado como el año en el que un gobierno sin antecedentes, ni partido, ni inserción en el sistema de corporaciones, ni una burocracia propia para cubrir centenares de cargos del Estado se consolidó en el poder contra todos los cálculos, encuestas, pronósticos y profecías.

Esa extravagancia la logró Javier Milei al obtener más del 40% de los votos en su primer “test” de renovación parlamentaria, éxito que le permitió frenar los ataques de la oposición en el Congreso, dirigidos a quitarle el manejo de fondos públicos. El único combustible con el que funciona la dirigencia política es el dinero fiscal y el menor ajuste le resulta tóxico. Por eso reunió mayorías insólitas juntando peronistas, kirchneristas, radicales, algunos macristas, desarrollistas y partidos provinciales en la lucha por la billetera del Estado.

La victoria libertaria de octubre impidió, además, un fin de año con las clásicas turbulencias en las calles y su secuela de saqueos, vandalismo y muerte que suelen, históricamente, acompañar a los intentos de voltear gobiernos no populistas, aun aquellos que llegaron al poder por el camino de la democracia.

Ese terco apoyo del electorado le dio una vida más a la gobernabilidad y al plan de estabilidad que la oposición intentó derrumbar y que sigue constituyendo el principal activo político del Presidente. Puesto en dos palabras: la motosierra.

Además de aumentar su poder legislativo y evitar la saga de caos callejero, neumáticos humeantes y móviles de TV recorriendo el conurbano, lo ocurrido el 26 de octubre tuvo un fuerte impacto en la oposición con al menos dos consecuencias: consolidó al kirchnerismo como único adversario de riesgo para Milei (31% de los votos) y demostró que la polarización continúa siendo la característica central del presente escenario político. El intento de un “camino del medio” fue un fracaso rotundo que los medios amortiguaron. Provincia Unidas obtuvo apenas 6,95%.

En cuanto al peronismo “hard core” se espera que en 2026 haga el recuento de víctimas y ponga en marcha su reorganización (ver “Asado peronista”). Hoy es un partido nacional devenido provincial, obligado a reciclarse. De lo contrario, en 2027 puede sufrir una nueva derrota de la mano de Cristina Kirchner.

Así como las consecuencias del sorpresivo desempeño en las urnas de La Libertad Avanza fueron varias, su causa fue una sola: el éxito del plan económico. La inflación cayó verticalmente antes de la votación y el dólar se mantuvo estable, a pesar de la feroz presión del sistema financiero, los empresarios y los medios, el habitual club de la devaluación.

En la hora más difícil para Luis Caputo y las menguantes reservas del Banco Central se produjo otro hecho extravagante: la intervención directa del Tesoro norteamericano para frenar la corrida. Su responsable, Scott Bessent, viajó a la Argentina y dijo en todas las lenguas clásicas y modernas conocidas que si bancos y fondos de inversión seguían presionando sobre el tipo de cambio el gobierno norteamericano pondría todos los dólares que hicieran falta para impedir que la gestión de Milei fracasase. Lo dijo y, más importante, lo cumplió.

Más que extravagante y destacado fue un hecho extraordinario. Los intereses geopolíticos de la primera potencia mundial terminaron auxiliando al gobierno de Milei en un momento crítico.

El éxito de Milei fue económico, pero la política también hizo su parte. La alianza incondicional con los Estados Unidos resultó una decisión acertada para un presidente al que los políticos de profesión lo consideran un analfabeto del poder. Pero no fue la única. En el camino a octubre, el Gobierno consiguió la eliminación de las PASO y la aplicación de la boleta única de papel, medidas indispensables para vencer al peronismo, en particular a la luz de la votación de septiembre en la provincia de Buenos Aires y el aplastante triunfo que entonces consiguió el aparato peronista con las boletas tradicionales.

De todas maneras, éxitos y fracasos no suelen ser eternos en política. Después del shock que le duró un mes largo, la oposición volvió a emitir signos vitales en el Congreso condicionando la sanción del Presupuesto y postergando la reforma laboral.

Por su parte, Luis Caputo se vio obligado a devaluar y el efecto de esa decisión sobre el índice de precios no será, seguramente, neutro. Los vencimientos de la deuda, los reclamos del FMI y la escasez de las reservas del BCRA siguen siendo pan de todos los días. Bessent pasó discretamente a segundo plano.

En síntesis, Milei sorteó la crisis y quedó bien ubicado para la reelección, pero para que se largue esa carrera faltan dos años, lo que en la política nativa representa el larguísimo plazo.