Opinión
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El Café

En más de 80 países del planeta, es clásica, en diferentes idiomas –la expresión- “Te invito a un café”, “¿Vamos a tomar un café?”.
Es esta, la bebida aromática que más se consume en el mundo. Y se sabe que sus efectos, dañinos o benignos al organismo, han sido controversiales, desde la antigüedad.
Según muchos científicos, no hay ningún motivo para abandonar el café, si se toma con moderación. De hecho, tiene más beneficios que efectos nocivos. Por cierto, la cafeína es una sustancia, que influye sobre el sistema nervioso, aumentando la capacidad mental y la percepción.
Claro, que si se toma en grandes cantidades, puede causar insomnio y palpitaciones, pero no es posible, que llegue a ser adictivo para el organismo, pues no tiene el mismo efecto que las drogas, en absoluto.
En cuanto al café descafeinado, es sometido a un proceso extra, para ser despojado de una gran cantidad de cafeína. No se le puede extraer por completo esta sustancia, pero si en un 85 o 90 %.

ACTIVIDAD MENTAL
Sin embargo, al aumentar la actividad mental, posiblemente incida en el descanso, quitando el sueño. Incluso puede provocar somnolencia.
No sube la presión arterial, ni afecta el ritmo cardíaco.
Sin embargo, si se bebe en exceso, puede provocar estos síntomas, sumado a intranquilidad, acidez estomacal, etc.

LOS ORIGENES
Tienen una larga historia los orígenes del café. La planta denominada cafeto, es originaria de las altas planicies tropicales de Etiopía, donde aún hoy, se la utiliza como alimento.
La palabra café proviene del árabe “kawah”, que significa fuerza y vigor.
En 1663 se estableció la primera “coffee house” en Amsterdam, la capital de Holanda.
Muchos científicos, opinan que la cafeína dilata los bronquios combatiendo crisis de asma y otras alergias. Es una de las sustancias utilizadas para problemas respiratorios.
El mundo árabe, conservaba el monopolio de la producción del café, planta frágil en el transporte y difícil de aclimatar, hasta que los holandeses, enviaron plantas a Surinam y a la Guayana Holandesa, penetrando así, en América.
Muy pronto, se extendió a las islas americanas vecinas y de ahí pasó a Colombia y a Venezuela.
Actualmente, América del Sur cultiva el 60 % de la producción mundial, -principalmente Brasil- Asia un 23 % y África el 17 % restante.
El cafeto, que así se llama el arbusto de flores blancas, a veces sobrepasa los 60 años de vida, aunque el promedio es de 30 a 40 años.
Los países con más consumo, son los de América del Sur. También España y Portugal.
El árbol de café tuvo -esta comprobado- su centro de origen en la lejana Abisinia, que es la actual Etiopía.
Y deseo cerrar esta nota -inusual por otra parte- con una leyenda muy comentada y difundida sobre el origen del café.
Es la de un pastor etíope, llamado Kaldi.
Este, observó el efecto tonificante, en las cabras que lo habían consumido, en los montes, de unos pequeños frutos rojos, de unos arbustos. Lo comprobó en sí mismo, al notar renovadas sus propias energías.
Kaldi llevó unas muestras de hojas y de frutos, a un monasterio, donde los monjes probaron el brebaje preparado en base a los frutos, para evitar quedarse dormidos en los oficios nocturnos. Y no sólo lo lograron, asombrados, sino que notaron que aumentaba su lucidez y concentración.
Y ahora sí, el aforismo final dedicado a este arbusto –el cafeto- testigo de reuniones entre altos mandatarios, fiestas sociales y sobre todo de la iniciación, de muchas historias de amor: “¡Cuán grande son, los placeres pequeños!”.