Política
Siete días de política

Del éxito en los mercados al armado de un nuevo oficialismo

El efecto estabilizador que tuvo la elección para la economía permitió al Presidente verticalizar a LLA, sumar macristas y negociar desde una posición de fuerza con los gobernadores.

La elección de hace dos semanas fue básicamente un referéndum de apoyo a la gestión económica Milei-Caputo. Su primera consecuencia fue el festival en los mercados; la segunda, el armado de un nuevo oficialismo con cambios relevantes respecto del que funcionó durante el primer tramo del mandato presidencial. 

En este plano hubo novedades que ratificaron la existencia de nueva estrategia de la Casa Rosada. El domingo se conoció la decisión de que ocuparía el Ministerio del Interior Diego Santilli en lugar del candidato de los medios, Santiago Caputo. A pesar de que había sido considerado una “fija” para el cargo, en los últimos metros resultó superado por el ganador de la elección bonaerense.

Esa designación ratificó el eclipse del que el periodismo presentaba como el poder detrás del trono, el mago del Kremlin o el Rasputín de turno. Karina Milei lo había arrinconado con el nombramiento de Manuel Adorni en la jefatura de Gabinete y terminó de borrarlo con Santilli en la Casa Rosada. Karina, a la que peyorativamente califican de repostera, lo cocinó sin que se diera cuenta.

Quedó confirmada así la tendencia a reformular al oficialismo en la nueva etapa que se abrirá formalmente con la renovación parlamentaria. La idea de la hermana del presidente de pintar de violeta el mapa prevaleció y su consecuencia es el disciplinamiento de los libertarios que integran un fenómeno inédito y aluvional en el que el oportunismo no escasea. 

Puesto en lenguaje peronista los hermanos Milei quieren encuadrar a la tropa. Esto es posible a partir de la ratificación electoral del programa de estabilización y significa una concentración inédita de poder en manos del presidente, exactamente la contracara de la debilidad padecida en los últimos meses con el Congreso fuera de control y la pregunta “¿dónde está el poder?” sin respuesta.

El segundo paso de los Milei fue la cooptación del macrismo con el pase de dirigentes y legisladores amarillos a La Libertad Avanza. En ese sentido las protestas de Mauricio Macri resultaron tan ineficaces como patéticas. 

El PRO se está convirtiendo en una cáscara vacía. Se trata de una estructura creada para llevar a Macri al poder y que, por lo tanto, ha perdido su razón de ser. La oposición al presidente de la Nación (en particular la del “establishment” empresarial y mediático) pretende limitarlo mediante una coalición LLA-PRO, pero Macri no puede ser candidato a nada, por lo que los dirigentes que lo acompañan quedaron a la intemperie.  El tercer paso de los Milei, está a medio dar. Consiste en un control efectivo del Congreso que termine con la sanción de leyes antagónicas al plan de estabilidad. 

El reclutamiento de legisladores del PRO en ambas Cámaras acerca al mileismo al quórum propio, pero no alcanza. Para evitar cualquier reagrupamiento opositor el gobierno debe contar también con el apoyo de legisladores alineados con mandatarios provinciales de la oposición.
Esa tarea no estará en manos ya de Guillermo Francos, ni de Santiago Caputo, sino de Santilli que negociará con dirigentes que tuvieron un fracaso estruendoso con su proyecto tercerista de Provincias Unidas. Algunos de ellos parecen, sin embargo, no haber decodificado aún el mensaje de las urnas. Insistieron por ejemplo el martes en el Senado con la aprobación de una ley de DNU que impediría el uso de esa herramienta legal al presidente (ver “La sorpresa de Vigo”).

De todas maneras, la relación de fuerzas ya no es la misma, aunque todavía falte un mes para el relevo de diputados y senadores. El poder de los Milei se consolidó y no hay un proyecto alternativo en condiciones de desafiarlo. Los gobernadores que separaron las elecciones en sus provincias y lo derrotaron pudieron comprobar el 26 que en las nacionales Milei es un adversario distinto. Esto juega a favor de LLA y de la posibilidad de armar una mayoría heterogénea, pero capaz de sancionar las reformas programadas. 

Las elecciones de medio término abrieron de hecho la puerta a un proceso de reordenamiento del escenario político completamente imprevisible. Sin un “camino del medio” practicable, con la polarización ratificada y con un peronismo paralizado las expectativas del presidente para 2027 crecieron de manera exponencial. 

La derrota del peronismo fue, además, otro hito de un camino que parece sin retorno. Se trató de la quinta elección perdida bajo la conducción de Cristina Kirchner en la última década. En ese lapso sólo ganó la presidencial de 2019.

A pesar de esa trayectoria descendente, la ex presidenta sigue controlando la maquinaria electoral más grande del país y no ha surgido un liderazgo de reemplazo. El de Axel Kicillof parece haber quedado también sepultado bajo el sorpresivo caudal de votos libertarios.