El ex presidente uruguayo José Mujica ha intentado darle una mano a Alberto Fernández. Aseguró que para salir de su actual situación la Argentina necesitará un mago, no un político. Citó explícitamente a Mandrake.
Sus dichos son producto más de la astucia que del humor. Representan una excusa anticipada de lo que se prevé como un debut traumático para el prácticamente inevitable próximo gobierno peronista. Es una suerte de `waiver' para el fenomenal ajuste que tendrá que hacer la gestión populista que se avecina, emparentada con Mujica ideológicamente, pero no en la práctica.
Una entre muchas pruebas de que el populismo de Mujica es de los dientes para afuera son las papeleras exitosamente instaladas en territorio uruguayo que aquí fueron rechazadas por motivos tan ruidosos como oscuros. El sector al que pertenece Mujica critica al capitalismo, pero se cuida bien de espantarlo. Curiosamente dice que "el capitalismo es el padrastro de la corrupción'', pero omite señalar quiénes serían sus hijastros de su lado del río, donde funciona con un éxito que resulta desconocido de este lado.
Dos cosas notables dijo Mujica entrevistado por un medio kirchnerista. Primero le recomendó a Fernández no pelearse con el campo porque es el mejor proveedor de dólares que tiene la Argentina. Algo parecido, salvando las correspondientes distancias, al `hacéte amigo del juez' de este inefable Vizcacha montevideano.
Lo previno para que no cometa la misma torpeza que sus mandantes Néstor y Cristina cometieron en la guerra librada contra el campo con funestos resultados electorales. Más aún aseguró que "Argentina tiene ese tesoro que es la pampa húmeda, que es invalorable''. En otros términos, cualquier arrebato (con perdón de Grabois) podría terminar matando la gallina de los huevos de oro que ha financiado la demagogia de los políticos a lo largo de décadas.
EL TALISMAN
Lo segundo que dijo Mujica es un talismán para usar ante las acusaciones de corrupción. Atribuyó los procesos por el latrocinio desde el poder a una `tecnología' presuntamente judicial. "Hay toda una tecnología que está instalada para judicializar la política -opinó- para buscar por el lado de la persecución política, que está envenenando todo e intentando sustituir los viejos golpes de Estado por versiones más edulcoradas de lo mismo''.
De acuerdo con este razonamiento los bolsos de José López y las coimas sistemáticas por centenares de millones de dólares con la obra pública largamente probadas en la justicia serían parte de un golpe de Estado encubierto atribuible al capitalismo y no al saqueo de los regímenes populistas, porque corruptos puede ser sólo los capitalistas.
En síntesis, el ex presidente uruguayo trató de dar a su colega en cierne una excusa para el ajuste y otra para el muy posible desgaste del ajuste. Si algo sale mal será culpa del capitalismo corrupto y golpista. Curiosa absolución anticipada de un ex presidente que no cultivó ni la corrupción ni el fracaso.