Opinión

Cuba: libertad radical y cambio fraude

Por Pedro Cornelio von Eyken *

Quienes siguen atentamente y con interés genuino los intentos y las campañas tendientes a apoyar una Cuba verdaderamente libre, dentro y fuera de la isla, se encontrarán, básicamente, con dos tipos de movimientos: los de quienes aspiran a una libertad radical, la única aceptable y los de quienes se conforman con un cambio que en nuestro léxico coloquial llamaríamos "trucho" pero que en castellano más neutro podría llamarse "cambio fraude".

Esta última denominación le pertenece a un mártir de la verdadera libertad cubana, sin condicionamientos ni transiciones: Oswaldo Payá Sardiñas.
Lo conocí personalmente durante mi estadía en la isla, entre 2006 y 2009, obviamente en la embajada de un ex satélite soviético, la República Checa, comprometida como pocas con la libertad de la isla. En sólo dos encuentros con Oswaldo y su esposa pude captar de qué fibra estaba hecho este cubano ejemplar, referente del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) y promotor del famoso Proyecto Varela.

Como se recordará, ese proyecto de ley fue ideado y dirigido por Payá Sardiñas en 1998. Promovía reformas políticas en la isla en favor de mayores libertades individuales. Su denominación se eligió en honor del líder religioso cubano Félix Varela de principios del siglo XIX. El movimiento logró repercusión internacional entre 2002 y 2003. No obstante dicho Proyecto se basaba en el artículo 88 (g) de la constitución cubana vigente por entonces, que permitía a los ciudadanos proponer leyes si 10.000 electores registrados presentan sus firmas a favor de la propuesta, el gobierno cubano desconoció las 11.020 firmas obtenidas por Oswaldo Payá en mayo de 2002 y las 14.000 adicionales logradas en 2004.

En realidad se obtuvieron en 2002 más de 20 mil aunque la represión oficial no permitió presentarlas todas. Entre otras reformas el Proyecto Varela perseguía: A) El derecho a la libre expresión y a la libre asociación que garantizarían el pluralismo, abriendo la sociedad cubana al debate político y facilitando una democracia más participativa. B) La amnistía de todos aquellos encarcelados por motivos políticos entendido como paso imprescindible hacia la reconciliación de los cubanos. C) El derecho de los cubanos a formar empresas de propiedad individual y cooperativa, con participación de los ciudadanos en la economía y una orientación social de la empresa, el respeto al consumidor y los derechos de los trabajadores. Era demasiado.

"SUBVERSION CONTRA CUBA"

El gobierno de la Revolución desconoció esta iniciativa y la criticó con los argumentos acostumbrados. El entonces canciller cubano, Felipe Pérez Roque, declaró el 9 de abril de 2003 que "el Proyecto Varela forma parte de la estrategia de subversión contra Cuba, ha sido concebido, financiado y dirigido desde el exterior, con la participación activa de la Sección de Intereses norteamericana en La Habana. Forma parte del mismo esquema de subversión, no tiene el menor asidero en las leyes cubanas, es una burda manipulación de la Constitución y las leyes de Cuba". 

En marzo de 2003, fueron arrestados 75 activistas de los derechos humanos, incluyendo a 25 miembros del Proyecto Varela, con una variedad de acusaciones. Todos fueron sentenciados a largas penas de prisión, veinte días después de sus arrestos.

El prestigioso economista Oscar Espinosa Chepe, uno de los detenidos, liberado en 2004 por razones de salud, informó que oficiales de la prisión le negaron regularmente atención médica adecuada durante su encarcelación. Como en el caso de Payá Sardiñas, traté personalmente a Espinosa Chepe y a su esposa, la Dama de Blanco Miriam Leiva, pero solo en las embajadas comprometidas con la libertad de Cuba.

Digresión: aunque la embajada argentina no recibía por entonces a disidentes cubanos, nuestro inolvidable embajador político de entonces, Darío Alessandro, designado por el presidente Néstor Kirchner, me permitió recibir a Oscar y Miriam en mi oficina, en mayo de 2007. En esa ocasión Oscar me regaló su libro "Cuba. Revolución e involución", que recopila en 600 páginas artículos suyos profusamente documentados en los que demuestra los dislates económicos de la Revolución. Oscar falleció en Madrid en 2013. Tengo a la vista su dedicatoria: "Dedico este ejemplar del libro "Cuba, revolución e involución" al estimado amigo argentino Sr. Pedro von Eyken, ministro consejero designado en Cuba, como testimonio de aprecio y curiosidad".

Años después, ese libro fue una de las fuentes más consultadas por mí al redactar mi tesis doctoral sobre las verdaderas causas de la grave crisis económica cubana en el cincuentenario de la revolución. En dicha tesis se basa mi libro "Testigo de una revolución traicionada", publicada este año en Buenos Aires por editorial Dunken.

LIBERTAD RADICAL

De regreso al nudo de esta nota y a la figura de Payá Sardiñas, el mismo falleció en Cuba el 22 de julio del 2012, junto al joven Harold Cepero, también miembro del MCL, en un dudoso accidente de automóvil, nunca aclarado debidamente por las autoridades. Queda claro, a esta altura, que Oswaldo representaba la valiente aspiración por una libertad radical, no condicionada ni necesitada de "transiciones". No es el único. Quien dirige hoy el MCL, Eduardo Cardet, fue encarcelado durante tres años y liberado. Otro referente del Movimiento, Yandier García Labrada, fue condenado el 6 de octubre de 2020 a cinco años por protestar y se encuentra en celda de aislamiento hace tres meses.

Del lado del "cambio fraude" se encuentra, a mi modesto juicio, una larga lista de personas, movimientos y fundaciones de dudoso compromiso con la verdadera libertad radical de Cuba, que en 2013 describí en un paper académico titulado "El concepto de libertad en José Martí". En ese artículo, que se halla en la página Academia.edu, enfaticé que la verdadera libertad, según Martí, Héroe Nacional de Cuba, tenía dos dimensiones, la externa, como independencia y soberanía frente a otros Estados, pero también la interna, la de los ciudadanos dentro de las fronteras de su país, inexistente en Cuba desde 1961. Una nación independiente y soberana con ciudadanos privados de libertad dentro de sus fronteras es una nación de esclavos, no es un país verdaderamente libre.

El cambio fraudulento no demuestra un claro compromiso por la libertad radical. Mueve millones de dólares o euros en favor del accionar de fundaciones y personas, entre ellas a cubanos dentro y fuera de la isla. La mayoría de los residentes no están presos en Cuba sino que pueden salir y regresar libremente a su país.

Los "exiliados", por su parte, poseen acceso a nutridas audiencias y medios de comunicación, sobre todo en Miami. Pero su "transición" perseguiría, en realidad, un cambio de neto corte gatopardista que continuaría manteniendo en el poder a quienes gobiernan la isla desde 1959, en una modalidad dinástica similar a la de Corea del Norte.

Se comprende que para los extranjeros que cobijan esta modalidad de "transición" y persigue dudosos cambios, los defensores cubanos más radicales no son fáciles de digerir. Sus advertencias no son tenidas en cuenta en países como la Argentina. Aunque describen lo que realmente ocurre en Cuba y se dirigen a referentes de partidos políticos de la oposición supuestamente comprometidos con la libertad, estos no exhiben un compromiso auténtico con la libertad radical de la isla. No serían de descartar razones de índole económica, de negocios o inversiones en la isla, las que inhibirían a algunos referentes a un compromiso firme, continuo y verdadero con la mejora de la suerte de ese pueblo tan oprimido.

Sin embargo, los cubanos de buena voluntad anhelantes de una libertad que no tienen hace seis décadas, insisten con los medios que tienen y con la repercusión que pueden alcanzar. Como diplomático creo que debemos sumar, no restar.


* Doctor en ciencias políticas y diplomático retirado.