Opinión
Buena Data en La Prensa

Crisis demográfica

El salón auditorio del Colegio San Pablo fue el espacio que alojó una Jornada sobre “La crisis demográfica” organizada por la Academia Del Plata. Su presidente, el Dr. Gerardo Palacios Hardy, presentó a los expositores: el Dr. Miguel Crotto Sojo, la Lic. Mónica del Río y el Dr. Ludovico Videla.

El Dr. Crotto Sojo recordó el gran crecimiento que experimentó la población mundial con el comienzo de la revolución industrial desde mediados del siglo XVIII, pasando de 800.000.000 de habitantes a cerca 8.200.000.000 en la actualidad. Este exponencial crecimiento está sufriendo desde hace tiempo una notoria caída, debido, al cada vez más acentuado, descenso de los nacimientos.

Para que una población se mantenga estable en el tiempo, la tasa global de fecundidad (o sea, el número de hijos que en promedio tendría cada mujer al final de su vida reproductiva) debe ser 2,1 (obviamente, suponiendo que la mortalidad se mantiene constante y no hay migración). Por debajo de ese límite de reemplazo generacional un país o región se va despoblando.

El continente europeo está sufriendo el grave problema de la baja natalidad, así como también está ocurriendo en nuestro país en donde esta tendencia se viene acentuando desde 2014. El promedio de hijos por mujer en Argentina es de 1,33. En 2014 nacieron 770.000 bebés, se estima que para este año descenderemos a 410.000.

Por su parte la Lic. Del Río hizo hincapié en que las causas de este preocupante descenso está vinculado al ataque que viene sufriendo la institución familiar, la tradición, la desvalorización del matrimonio y la manipulación que vienen sufriendo  las mujeres con el ataque a la maternidad.

Varios hechos, sobre todo desde 2012 a 2023 fueron contribuyendo al antinatalismo: el Fallo Fal, la administración de implantes subdérmicos, el protocolo ILE, el Plan Enia, el aborto en el debate público, la aprobación de la venta de misoprostol, la legalización del aborto y la distribución de la pildora del día después, entre otros. “La libertad es elegir el bien”, recordó. 

Mencionó que el actual gobierno detuvo el envío de abortivos y recordó lo expresado por el Papa León XIV “La familia es esperanza, no una carga”. 

Por último, el Dr. Videla propuso subsidiar a familias constituidas por padres y madres con tres o más hijos en educación, salud y jubilaciones maternas, no con un fin igualitario, sino de promoción. Expresó que para revertir este drama social hay que volver al orden natural, al matrimonio porque atacar la institución matrimonial es el inicio de la destrucción familiar.

LA BASE DE LA FAMILIA

La familia se asienta en un eje vertebrador: el matrimonio. La hibridez entre este y el noviazgo -sustituìdos por la “pareja” deslució tanto a uno como a otro.

Antes de los años 80 la cohabitación basada sólo en el sentimiento, estaba reservada a sectores marginales de la población, a quienes abogaban por el amor sin reglas o a divorciados en nueva unión. La posibilidad de divorcio civil llevó a que se acepte con naturalidad y se alimente la idea de que la diferencia entre una pareja de hecho y un matrimonio sólo es un papel sin valor, y de que los niños pueden encontrar el mismo ambiente saludable en esas uniones informales.

En pocos años, lo que comenzó siendo una práctica vanguardista pasó a ser asimilado socialmente. Al mismo tiempo que la exclusividad, la indisolubilidad y la heterosexualidad, elementos que caracterizaban al matrimonio civil, se fueron diluyendo: el Código Civil y Comercial menciona el deber moral de fidelidad, pero no lo hace como una causa de divorcio culpable, como sí lo hacía el antiguo Código Civil; la ley de divorcio vincular estableció que el matrimonio puede disolverse por sentencia judicial y los cónyuges recuperar la posibilidad de contraer un nuevo matrimonio y el Código Civil fue modificado para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo con los mismos derechos y obligaciones que las parejas conformadas por un varón y una mujer. 

Así, la institución matrimonial, se transformó en un contrato débil y marcó una tendencia en baja. Se hizo menos deseable: descendió el número de matrimonios registrados, se redujeron los casamientos religiosos y aumentaron las uniones convivenciales y las uniones civiles.

Los hijos nacidos de padres no casados ya son comunes y se incrementaron  significativamente en los últimos años. Actualmente, casi la mitad de los nacimientos son extramatrimoniales. 

Como en una torre de naipes, un movimiento lleva a otro y cuando la base se tambalea, todo lo demás corre el riesgo de desmoronarse. 

 

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